Un hombre invade la  cancha con una camiseta que dice "Respeto a la mujer iraní" y sostiene una bandera del arco iris durante el partido del Grupo H de la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022 entre Portugal y Uruguay en el Estadio Lusail el 28 de noviembre de 2022 en la ciudad de Lusail Qatar.

(CNN Español) – Las críticas llueven sobre la FIFA y la monarquía qatarí. Es como un aguacero de agua sucia. Acusan a la monarquía de crímenes laborales y contra los derechos humanos, así como de políticas antifeministas y contra la comunidad LGTBQ. Reprochan a la FIFA haber organizado la magna fiesta del fútbol mundial en Doha, la futurística capital de Qatar.

Las críticas comenzaron tímidamente en 2010 al ser electo Qatar como sede de la Copa Mundial 2022. En estos 12 años el pequeño gran país petrolero ha invertido unos US$ 220.000 millones para su debut planetario. ¿No podían haber protestado más fuerte, y un poco antes? ¿Convencer a sus Gobiernos democráticos con tiempo para evitar el entuerto en que se encuentra el rico país árabe? No. Porque el efecto publicitario deseado viene precisamente cuando se comete el crimen. Y qué crimen, el más grande y que entretiene a millones . Se calcula que unos 5.000 millones de personas disfrutarán del magno encuentro del deporte rey. Y los costosos anuncios del mundo desarrollado llenan las pantallas durante su emisión.

Y todos pagan por la publicidad, publicidad que Qatar pensó que le iba a rendir ganancias y prestigio mundial. Pero no ha resultado en solo eso. Estas son algunas de las polémicas:

1- El proceso de elección de Qatar como sede

El periódico británico Sunday Times aseguró que el país árabe pagó más de US$ 5 millones en sobornos para asegurarse el apoyo a su candidatura. Qatar negó totalmente dicha acusación.

2- El clima y el cambio de fecha

Qatar era una sede de “alto riesgo”, según informes de la propia FIFA, dado el intenso calor, con temperaturas que exceden los 50 grados Celsius. La situación derivó en que el campeonato se trasladara a noviembre, en una medida excepcional.

3 - Las condiciones de los trabajadores inmigrantes

El periódico británico The Guardian publicó que la cifra podría ascender a 6.500 trabajadores muertos desde 2010 hasta la finalización de las obras. Dicha cifra no ha sido comprobada independientemente por CNN y el Comité Organizador del Mundial en Qatar le declaró a CNN que en dicho período murieron solo 3 inmigrantes relacionados con su trabajo y 30 no relacionados. El Gobierno de Qatar ha rechazado las acusaciones y sostiene que ha aprobado leyes laborales para proteger a los trabajadores.

4 - La suspensión de Rusia

La suspensión de la Federación Rusa, por la guerra en Ucrania, extremo inusual para la FIFA, generó controversia: la organización no suspendió a Estados Unidos tras la invasión de Iraq, en 2003, ni a Arabia Saudita tras el inicio de sus operaciones militares en Yemen, en 2015, por citar solo dos ejemplos.

5 - La situación del colectivo LGBTQ

Qatar es uno de los 136 países en el mundo donde están criminalizadas las relaciones sexuales entre personas del mismo género, según Human Dignity Trust, una organización que defiende globalmente a los colectivos LGBTI.

6 - Los derechos de las mujeres

Las mujeres en Qatar, como en países donde el Islam ha marcado las leyes, se enfrentan a numerosas discriminaciones asentadas tanto en la ley como en la práctica, según Amnistía Internacional.

7 - Las acusaciones contra Qatar por apoyo al terrorismo

En 2017, un grupo de países del golfo Pérsico, liderados por Arabia Saudita, rompió relaciones diplomáticas con Qatar, al que acusaban de apoyar el terrorismo. El gobierno de Qatar dijo que estas teorías eran ficticias. Pero en enero de 2021, Qatar y los países árabes liderados por Arabia Saudita –la lista se completa con Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Egipto– acordaron restablecer las relaciones diplomáticas.

Personalmente, estas últimas acusaciones son las más confusas de todas las esgrimidas –sobre todo desde los países desarrollados– contra Qatar. Es sabido que en todo el mundo islámico imperan la cultura, las tradiciones y las costumbres que emanan de las enseñanzas del Islam. No desde ayer, sino desde hace siglos. Y eso quiere decir que, si esas tradiciones son censurables en este caso, la organización de un evento mundial como la Copa del Mundo nunca debería ser permitida en un país cuyas creencias se fundamenten en el Corán. Ni tampoco en ninguno de los 136 países que criminalizan las relaciones entre personas del mismo sexo, como indica Human Dignity.

La del apoyo al terrorismo de Doha es también comprometida, y sin negar ni confirmar la participación de Qatar en dicho apoyo, sorprende que quien lo acusó inicialmente de terrorismo, Arabia Saudita, modificara cuatro años después su veredicto y restableciera relaciones con Qatar: Arabia Saudita, el país de la facción wahabita, cuya nacionalidad tenían 15 de los 19 atacantes del criminal acto terrorista del 11S; (aunque nunca se probo la responsabilidad del Estado Saudí) a quien Irán ha acusado de apoyar a ISIS en un ataque en su territorio en 2017 y en cuyo consulado en Estambul descuartizaran a Jamal Khashoggi, un periodista opositor.

¿Existe hipocresía en Qatar 2022?, sin dudas, pero no solo en una parte de la simplona ecuación “buenos y malos”, siempre tendenciosa e irreal. La hipocresía es el pecado más bendecido en la política, el disimulo más elegante en la prensa y la técnica más utilizada en el comercio.

Existe en los países de la democracia liberal, que alaban al multiculturalismo dentro de sus fronteras, pero cuando hay algo opuesto en la cultura, tradiciones o costumbres de otros pueblos lo atacan ferozmente, basados en una superioridad moral. Una superioridad moral que -sin tener en cuenta las cuestiones sobre derechos humanos- me parece obviamente hipócrita.