Nueva York (CNN) – Ayda Zugay juega con sus manos, tratando de contener los nervios. Lleva décadas esperando este día.
En cualquier momento llegará, por fin, la mujer a la que ha intentado encontrar durante tanto tiempo.
Han pasado más de 23 años desde que una desconocida en un avión les entregó a Zugay y a su hermana un sobre con US$ 100 que cambiaría sus vidas.
La primavera pasada, un reportaje de CNN relató la búsqueda de Zugay para encontrar a la mujer y darle las gracias.
En aquel momento, Zugay solo sabía que la mujer se llamaba Tracy, que jugaba tenis y que su acto de generosidad había marcado una enorme diferencia en la realidad de dos refugiadas de la antigua Yugoslavia que acababan de empezar una nueva vida en Estados Unidos.
La historia llegó a millones de lectores, muchos de los cuales enviaron pistas para ayudar en la búsqueda. Varios de ellos vieron la letra del sobre y supieron de inmediato quién estaba detrás: Tracy Peck, de Blaine, Minnesota.
Zugay y su hermana mayor, Vanja Contino, se reencontraron con Peck en una emotiva llamada de Zoom ese fin de semana.
Pero no habían tenido ocasión de conocerse en persona, hasta ahora, cuando una invitación para participar como invitadas especiales en “CNN Heroes: An All-Star Tribute” llevó a las tres mujeres a Nueva York.
Es una ocasión alegre. Pero mientras esperan la llegada de Peck, Zugay le dice a su hermana que se siente ansiosa y emocionada.
¿Y si el momento no es el adecuado? ¿Y si les cuesta conectar? ¿Y si la mujer que la ha inspirado durante tantos años acaba viéndola como una decepción?
Se le ponen llorosos los ojos.
“No quiero decepcionarla”, dice.
Contino le dice a su hermana que eso nunca podría ocurrir.
“Eres una persona increíble”, le dice. “Todo esto está pasando gracias a ti”.
Las tres mujeres comparten un abrazo entre lágrimas
Zugay y Contino se esconden detrás de un árbol de Navidad cubierto de relucientes adornos dorados, con la esperanza de sorprender a Peck cuando llegue.
Mientras esperan, el vestíbulo del hotel del centro de Manhattan donde han planeado reunirse está lleno de gente. Huéspedes cargados de maletas y bolsas de compra pasan a toda velocidad junto a ellas, ajenos al dramático momento que está a punto de producirse.
Aunque saben que va a venir, Peck las toma por sorpresa cuando por fin aparece.
“¡Hola!”, gritan las hermanas al unísono, corriendo hacia delante para rodear a Peck con sus brazos.
“¡Mis amores!”, exclama Peck.
Su rostro se enrojece mientras las lágrimas corren por sus mejillas. “Es una bendición”, dice, y se abrazan con más fuerza.
Para Peck, el abrazo es como el de un familiar al que conoce desde hace años.
Para Contino, es una conexión asombrosa entre el pasado y el presente que nunca imaginó que fuera posible.
Para Zugay, es como un momento de cierre y un momento de algo nuevo que acaba de empezar.
Tienen mucho de lo que ponerse al día
Unos minutos más tarde, Zugay y Peck se acomodan en el sofá de la habitación de hotel de Zugay. Contino está sentada en una silla cerca, tomando fotos y observando la escena.
Han intercambiado algunos mensajes de texto y en las redes sociales desde su encuentro virtual en primavera.
Cuando se comprometió hace unos meses, Zugay envió un mensaje a Peck para contárselo.
Pero hay mucho más que contar, y mucho para compartir.
La última vez que estas tres mujeres estuvieron juntas, se encontraban en lugares muy diferentes, aunque volaban al mismo destino.
El 31 de mayo de 1999, Peck rondaba los 40 años y acababa de terminar unas vacaciones de ensueño viendo el Abierto de Francia con unas amigas.
Contino, que entonces tenía 17 años, y Zugay, de casi 12, acababan de despedirse de sus padres y de todo lo que conocían al huir de un país devastado por la guerra.
Peck volvía a casa para estar con su familia. Zugay y Contino se adentraban en la incertidumbre. Buscaban refugio en Estados Unidos, pero no tenían ni idea de lo que encontrarían al llegar.
Zugay no hablaba mucho inglés entonces, pero percibió la compasión en la voz de su compañera de asiento.
“Fuimos capaces de comunicarnos a pesar de tener tantas diferencias”, dice.
Tras escuchar la historia de las hermanas aquel día, Peck les entregó un sobre al final del vuelo, diciéndoles que esperaran a bajar del avión para abrirlo. Dentro metió un billete de US$ 100 y los pendientes que llevaba puestos.
“A las chicas de Yugoslavia…”, comenzaba su nota en el exterior del sobre. “Siento mucho que el bombardeo de su país haya causado problemas a su familia. Espero que su estancia en Estados Unidos sea segura y feliz - Bienvenidas a EE.UU.- por favor usen esto para ayudarse. Una amiga del avión - TRACY”.
Tracy Peck escribió esta nota en el sobre que entregó a las hermanas en el avión. Tardaron dos décadas en conocer su identidad.
Peck no tenía ni idea de lo mucho que ese gesto llegaría a significar para sus destinatarias… y de lo mucho que escribirlo acabaría cambiando también su vida.
Contino, que ahora tiene 41 años y es anestesista en Connecticut, ve el sobre como una razón por la que sigue intentando dar prioridad a las personas necesitadas, y por la que está enseñando a sus dos hijas a hacerlo también.
Zugay, una mujer de 35 años que vive en Boston, considera que el sencillo acto de generosidad de Peck es la base de muchas cosas en su vida, incluido su trabajo con numerosas organizaciones sin fines de lucro y la empresa de consultoría que cofundó.
Y ahora que por fin se han reunido, Zugay quiere asegurarse de que Peck sepa lo mucho que ha significado para ella.
“Pensé en ti durante muchos años”, dice. “Era casi como si estuvieras a mi lado en las cosas que hacía”.
Para las hermanas, la nota manuscrita de Tracy era una pieza de rompecabezas
Zugay abre la cremallera de una mochila negra, saca el sobre y se lo entrega a Peck.
Está en muy buen estado, sin grandes arrugas ni desgarros. Zugay lo guarda con sus documentos importantes y se ha esforzado por protegerlo.
“Esto es maravilloso”, dice Peck. “No puedo creer que lo hayas guardado todos estos años”.
Peck dice que está asombrada de que Zugay siguiera buscando cuando tantos otros se habrían rendido.
“Muchas gracias por todo, Tracy”, dice Zugay. “Eres una persona maravillosa. Me hace mucha ilusión que tu alegría irradie por todo el planeta”.
Zugay le cuenta a Peck que aún recuerda que una vez tuvo un ataque de pánico cuando pensó que había perdido el sobre, y las muchas horas que pasó mirándolo y buscando pistas. Durante muchos años, ese trozo de papel parecía ser lo único que la conectaba a un rompecabezas de su pasado que necesitaba resolver.
Ahora que ella y Peck se han reunido, el sobre en sí no parece tan importante. Pero lo que simboliza parece más importante que nunca. Y por eso, dice Zugay, está decidida a seguir contando la historia.
“Ha sido realmente hermoso poder elevar el mensaje de acoger a la gente y animarla a ser amable”, afirma. “No hace falta ser un filántropo rico, ni alguien con mucho poder. Puedes ser una persona común y tener un impacto increíble en la vida de alguien”.
El acto de bondad de Tracy ha conmovido a muchos otros
Desde que CNN empezó a cubrir su búsqueda, Zugay calcula que ha recibido más de 2.300 correos electrónicos de lectores conmovidos por la historia de Tracy.
Algunos compartieron sus propias experiencias de tender la mano a otros o de recibir un apoyo inesperado en momentos en que se sentían perdidos.
Una persona escribió que había estado peligrosamente a punto de suicidarse, pero lo reconsideró tras leer sobre la búsqueda de Tracy por parte de Zugay.
“Algo se despertó en mí que había estado callado durante tanto tiempo. … En lugar de acabar con mi vida ese día, caminé por la ciudad sintiendo gratitud por personas como Tracy en mi vida”, decía la nota. “Ahora, cuando pienso en lo que espero construir de mi vida, siempre pensaré en ti y en Tracy”.
Zugay dice que ha sido abrumador e inspirador recibir tantos mensajes bonitos.
Pero aunque la mayoría de las respuestas han sido positivas, también han llegado a su bandeja de entrada algunos mensajes negativos.
Para Zugay, también es importante reconocerlo.
“Por eso hago el trabajo que hago”, dice. “El objetivo es que todo el mundo se sienta bienvenido y prospere”.
Y por muchas respuestas negativas que reciba, Zugay dice que encontrar a Tracy hace que todo merezca la pena.
Las tres mujeres hacen turismo por Nueva York
Cuando Peck supo que viajaría a Nueva York, había una cosa que sabía que quería ver con Zugay y Contino: el árbol de Navidad del Rockefeller Center.
“Para mí, toda la idea de la Navidad tiene que ver con el amor, la generosidad y la bondad”, dice Peck. ¿Y quién mejor para ver el árbol que las mujeres que le habían dado un recuerdo tan hermoso de cómo un pequeño acto de bondad puede convertirse en algo mucho más grande?
Así que, tras horas de intercambiar historias sobre sus familiares, hablar de sus vidas y carreras, y compartir recuerdos del pasado y sueños para el futuro, el trío se aventura por las abarrotadas aceras del centro de Manhattan para echar un vistazo al emblemático árbol.
En algunos momentos, parece como si alguien les empujara desde todas las direcciones. En medio de la conmoción, Zugay y Contino intentan mantener la mirada fija en la melena rubia de Peck.
“No podemos perder a Tracy ahora”, ríe Contino, “no después de haberla encontrado por fin”.
Se maravillan ante el despliegue de luces navideñas de Saks Fifth Avenue y se toman selfies junto al árbol.
“Es precioso”, dice Peck.
Y por muy abarrotadas que estén las aceras, las tres mujeres permanecen juntas.
Reunirse en persona, dice Peck, les ha traído una alegría aún más inesperada que su conversación inicial.
“Para mí, el amor y la amistad entre mujeres es uno de los mayores regalos del mundo”, afirma. “Siento que he ganado ese vínculo con estas dos mujeres increíbles”.
Reciben una gran ovación en “CNN Héroes”
Esperando tras bambalinas al día siguiente mientras se preparan para su aparición en “CNN Héroes”, las mujeres se maravillan con las historias de los homenajeados de este año.
“Hay gente buena en este mundo”, dice Contino.
Zugay asiente con la cabeza.
Poco después, una voz familiar resuena en el espacio del evento mientras se reproduce un video que incluye fragmentos de su reunión de mayo por Zoom.
Es Tracy, “la Tracy”. Al oír su voz, Zugay se emociona al instante. Por fin están juntos.
El público las ovaciona cuando suben al escenario, una al lado de la otra.
Su reencuentro en Nueva York fue más de lo que esperaban
Cuando regresan a su hotel neoyorquino después del espectáculo, repasan los momentos más destacados de la noche: los famosos que las pararon en el pasillo para maravillarse con su historia, los numerosos galardonados que hacen cosas extraordinarias por sus comunidades y, lo mejor de todo, el hecho de haber podido pasar un fin de semana entero juntas después de tantos años separadas.
Peck recuerda a las jóvenes que conoció en el avión y lo valientes que fueron aquel día.
“Yo no habría sido tan fuerte como ustedes. No habría sido lo suficientemente madura para hacerlo. … Estoy muy orgullosa de ustedes, de las dos mujeres en las que se han convertido”, dice.
Zugay recuerda los años que pasó buscando a Tracy y lo que esperaba encontrar.
“Resultaron ser mucho más de lo que esperaba”, dice Zugay a Peck. “El mero hecho de oír tu voz significa mucho para mí. Estoy impaciente por oír hablar de nuestros futuros días juntos”.
Esperan poder planear una reunión más grande para que puedan reunirse más miembros de sus familias. Y el año que viene, Zugay espera que Peck sea una de las invitadas a su boda.
Aún disfrutando de las muchas historias inspiradoras de la velada y de la oportunidad que tuvieron de compartir el momento juntos, Zugay dice que se siente tan abrumada por la gratitud que no podrá conciliar el sueño.
A lo largo de los años, los esfuerzos de muchas personas la han ayudado a encontrar a Tracy: al menos 17, según sus últimas cuentas, desde el primer periodista que cubrió su historia para el Minneapolis Star-Tribune hasta el camarógrafo que le ayudó a correr la voz en las redes sociales.
Esta noche solo se le ocurre una cosa: escribir sus propias notas, como hizo Tracy, para darles las gracias.