(CNN Español) – El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunió este viernes en la Casa Blanca con su par de Estados Unidos, Joe Biden, en un encuentro en el que los dos esperaban restablecer las relaciones después de una era definida por populistas de derecha y amenazas a la democracia en ambas naciones.
La Casa Blanca emitió una declaración conjunta luego de la reunión de Biden con Lula y anunció que el mandatario estadounidense aceptó una invitación para visitar Brasil, sin especificar una posible fecha para eso.
Los dos líderes discutieron el fortalecimiento de las instituciones demócratas, los derechos humanos, la equidad racial y de género, y el cambio climático, que incluye la lucha contra la deforestación y la degradación, el refuerzo del despliegue de energía limpia y la promoción de prácticas agrícolas bajas en carbono.
También discutieron temas internacionales como la guerra en Ucrania y la reforma del Consejo de Seguridad Nacional de las Naciones Unidas.
Una agenda a favor de la defensa de la democracia
Las conversaciones se producen aproximadamente un mes después de que manifestantes alineados con el expresidente de ultraderecha Jair Bolsonaro asaltaran las instituciones gubernamentales en Brasilia tras su derrota electoral.
Los hechos tuvieron ecos preocupantes del intento de insurrección del 6 de enero de 2021 en Estados Unidos, entre otras cosas porque Bolsonaro estaba estrechamente alineado con el expresidente Donald Trump. Tras su derrota electoral, Bolsonaro se marchó a Estados Unidos; lleva más de un mes viviendo cerca de Orlando, Florida.
“Defender la democracia es una obligación de todos los demócratas del mundo”, dijo Lula a Christiane Amanpour, de CNN, en una entrevista en Washington. “Yo (nunca) podría haber imaginado que podría ocurrir en Estados Unidos, en América del Norte, la invasión del Capitolio. Como nunca pude imaginar que en Brasil, después de un proceso democrático con elecciones, pudiéramos tener una invasión del Congreso, el tribunal supremo y el palacio presidencial”.
“Esto significa que tienes una extrema derecha corriendo por el mundo, una extrema derecha que está muy nerviosa y que utiliza las noticias falsas como si fueran una herramienta para desarrollar la política y para hablar con la gente, para comunicarse con la gente”, prosiguió. “Y tenemos que destruir, ya sabes, esta narrativa que utilizan contra los demócratas”.
Para Biden, el episodio fue otra señal de que proteger la democracia es un imperativo global.
El recibimiento de Biden en la oficina oval
Biden dio un mensaje de bienvenida a Lula en el que hizo alusión a los retos que han enfrentado sus democracias. “Las sólidas democracias de nuestras dos naciones han sido puestas a prueba últimamente, muy a prueba, y nuestras instituciones se ven en peligro, pero tanto en Estados Unidos como en Brasil la democracia prevalece”.
Refiriéndose a la llamada que mantuvieron el mes pasado tras las violentas revueltas en Brasil, Biden dijo que ambos hablaron de las “agendas mutuas, y suenan muy similares”, prometiendo su “apoyo inquebrantable a la democracia de Brasil”. Los dos líderes “permanecemos unidos, rechazamos la violencia política y damos gran valor a nuestras instituciones democráticas”, agregó.
Cultivar los lazos después de una era de populismos
Al extender una invitación anticipada a Lula para que visite la Casa Blanca, Biden espera cultivar lazos más estrechos y demostrar su apoyo a uno de los actores clave del hemisferio occidental.
“Creo que los dos presidentes están deseando desarrollar esa relación personal y dejar muy claro que se van a comprometer personalmente en muchos asuntos que son importantes para ambos líderes”, declaró un funcionario de alto rango de la administración estadounidense antes de la visita.
Biden llamó rápidamente a Lula tras su victoria a finales del año pasado, con la esperanza de demostrarle su apoyo después de que Bolsonaro hubiera sentado las bases para cuestionar los resultados electorales. La medida fue bien recibida entre los funcionarios de Lula, que la vieron como una señal de que Biden buscaba restaurar los lazos entre los países.
Biden dejó en gran medida de lado a Bolsonaro, con quien solo se relacionó en contadas ocasiones. Con el izquierdista Lula, encuentra a una persona que es más aliada desde el punto de vista ideológico.
Los dos se reunieron anteriormente, cuando Biden era vicepresidente, en el marco de un encuentro en Chile. Sin embargo, ahora como homólogos buscarán profundizar lo que tradicionalmente ha sido una relación bilateral clave en el hemisferio occidental, tensada en los últimos años por los diametralmente opuestos Biden y Bolsonaro.
Reconstruir esos lazos, y afirmar un compromiso con la democracia, será clave en su primera reunión cara a cara.
“Creo que los brasileños aman su democracia tanto como el pueblo estadounidense, y se enfrentan a retos similares a los que se enfrenta el pueblo estadounidense”, dijo un funcionario.
Sobre la reunión sobrevolará el hecho de que Bolsonaro sigue en Estados Unidos. El expresidente solicitó una visa de turista de seis meses para permanecer en el país, según confirmaron a CNN sus abogados. El Departamento de Estado se ha negado a confirmar el estado de la visa de Bolsonaro por cuestiones de confidencialidad.
El factor Bolsonaro
Bolsonaro se encuentra en Florida desde el 30 de diciembre, tras haber dejado Brasil días antes de la toma de posesión por parte de su sucesor el 1 de enero. Su presencia en Florida ha suscitado las críticas de los demócratas de la Cámara de Representantes, que a mediados de enero instaron a Biden a no “dar cobijo” a Bolsonaro tras la irrupción de sus partidarios en las instituciones democráticas de Brasilia.
Lula dijo a Amanpour que no había “ninguna posibilidad de que (Bolsonaro) vuelva a la presidencia de la república.”
Antes de la visita del viernes, el funcionario estadounidense dijo que Biden estaba dispuesto a discutir “cualquier tema” que Lula quisiera, pero sugirió que no esperaban que se planteara la situación de Bolsonaro en Estados Unidos. El funcionario dijo que no tenían conocimiento de ninguna solicitud formal de extradición relacionada con Bolsonaro.
“Si y cuando recibamos una, sé que le daremos la respuesta que se merece”, dijo el funcionario.
En cambio, los funcionarios describieron una agenda centrada principalmente en áreas de acuerdo, aunque sobre Ucrania podría haber algunos desacuerdos.
A la cabeza de la agenda está el cambio climático, que ya ha sido el tema principal de sus dos llamadas telefónicas. Durante su mandato, Bolsonaro aceleró la deforestación de la Amazonia. Lula ha prometido proteger la selva y avanzar en los esfuerzos para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero.
También discutirán formas de reforzar la democracia y los esfuerzos dentro de ambos países para promover los derechos humanos, la inclusión social, la igualdad de género y la salvaguarda de los derechos LGBTQ, dijo un alto funcionario de la administración estadounidense.
Otros temas de la agenda incluyen asuntos económicos y una conversación inicial sobre la presidencia brasileña del G20 en 2024.
Ucrania: el tema en el que Lula y Biden pueden llegar a tener discrepancias
Un área en la que puede que no estén tan de acuerdo es Ucrania. Lula ha adoptado una política de no intervención, rechazando los esfuerzos liderados por Biden para unir a la comunidad mundial en oposición a la invasión rusa.
Se espera que Lula proponga un “club de la paz” destinado a negociar el fin de la guerra, que incluya a países como China y la India, que no han adoptado una postura tan firme en oposición a la invasión.
Biden está esperando escuchar las propuestas de Lula para Ucrania, dijo el funcionario, y “respetará y apoyará los esfuerzos de Lula para promover el diálogo y la paz”. Biden acoge con satisfacción la disposición de Lula a volver a participar en la escena mundial, agregó el funcionario.
Aun así, el funcionario reconoció que Biden y Lula ” pueden no estar siempre de acuerdo en todo”, pero tienen un interés compartido en garantizar la paz.