(CNN Español) – Argentina atraviesa la octava ola de calor desde el comienzo del verano austral, una cifra que casi duplica lo que es habitual para el país. ¿Cómo se explica?
Hay un factor clave que está alimentando las temperaturas agobiantes: las altas presiones en el océano Atlántico cerca de la costa patagónica, al sur de la provincia de Buenos Aires, explicó a CNN en Español Cyndi Fernández, del Servicio Meteorológico Nacional de Argentina (SMN). “Esa posición en ese lugar lo que esta haciendo es favorecer un predominio, a lo largo de todo el verano, de vientos del sector norte casi sin interrupciones”, dijo.
Al aire cálido que llega continuamente se suma que “casi no hay ingresos de aire frío”, precisó Fernández, dando como resultado un verano excepcionalmente caluroso: en Buenos Aires, por ejemplo, se registró la temperatura más alta para un mes de febrero en más de 60 años.
¿Cómo afecta el cambio climático?
El cambio climático producto de la acción humana intensifica los eventos meteorológicos extremos, entre ellos las olas de calor —que se definen como períodos en el que las temperaturas mínimas y máximas superan, al menos por tres días consecutivos, ciertos valores que dependen del lugar—, han comprobado estudios científicos.
(Según un informe clave del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU que se publicó en 2021, por ejemplo, las olas de calor extremas ya tienen aproximadamente cinco veces más probabilidades de ocurrir por el aumento de temperaturas producto de las emisiones de gases de efecto invernadero).
Sin embargo, para poder atribuir estas olas de calor —en particular en Argentina— al cambio climático hace falta hacer un estudio de atribución, explicó Fernández, investigaciones que se hacen una vez que finalizan los episodios y que llevan más tiempo.
Por tanto, en esta etapa lo que se puede afirmar es que se sabe que el cambio climático impacta en las olas de calor, pero que es necesario un análisis específico del caso para establecer una atribución directa.
Un número clave: 60
Un estudio de atribución permitió establecer, por ejemplo, que la ola de calor que azotó Argentina a comienzos de diciembre del año pasado —con temperaturas que superaron los 40º Celsius en 24 estaciones meteorológicas del país— fue 60 veces más probable por el cambio climático, según el World Weather Attribution
Para cuantificar el efecto del cambio climático en el norte del país, los especialistas estudiaron entonces “datos meteorológicos y simulaciones de modelos para comparar el clima actual, 1,2 °C más caliente que en 1850, con el clima del pasado”, explica el SMN.
Además de tener 60 veces más probabilidad de ocurrir, el análisis mostró que hizo que fuera 1,4º Celsius más caliente.
Los investigadores determinaron que se podía esperar que una vez cada 20 años sucediera un evento similar, algo que habría sido “extremadamente inusual” sin las consecuencias de las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta.
Horizonte 2050
Las perspectivas para el mediano plazo en Sudamérica no son alentadoras.
La revista Nature publicó en 2019 una investigación que permite anticipar cómo se verá afectada la región, según dos escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero establecidos por el Panel intergubernamental de expertos sobre cambios climáticos.
En el escenario más moderado de los dos, se espera que el porcentaje de días de calor extremo aumente entre cinco y 10 veces en el norte de Sudamérica y el desierto de Atacama, y que los días de olas de calor por temporada se incrementen de menos de tres en el período 1961-1990 a entre 15 y 30 entre 2045 y 2055.
En el sur de la región, la proyección es más moderada. En la Patagonia, por ejemplo, se espera que los días de calor extremo en verano suban de un 5% a cerca del 10% en los períodos mencionados anteriormente y los días de ola de calor lleguen a los cinco.
En el escenario más pesimista de emisiones, la situación se torna mucho más drástica. Para fines del siglo, según el estudio, el porcentaje de días extremadamente calurosos podría alcanzar el 100% en el norte de la región y más del 80% en el desierto del Atacama.
Las olas de calor y los récord de temperatura diarios afectarán fuertemente a las grandes ciudades tropicales, según el estudio.