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Religión

¿Qué significa realmente el huevo de Pascua? La historia de un símbolo más antiguo de lo que se cree

Por Ángela Reyes Haczek

(CNN Español) -- Al pensar en Semana Santa, hay una imagen que creyentes y ateos comparten por igual: la del huevo de Pascua.

No es a los cristianos —que celebran en la Semana Santa la resurrección de Cristo— ni a los judíos —que celebran en esta misma época el Pésaj, la liberación de su pueblo de la esclavitud en Egipto— a quienes hay que agradecer por esta tradición: los huevos, como otros múltiples símbolos adoptados por las religiones monoteístas, ya eran populares entre los paganos anteriores al cristianismo como un símbolo de la regeneración que llega con la primavera, explica la Enciclopedia Britannica.

"Los primeros cristianos tomaron prestada esta imagen y la aplicaron no a la regeneración de la tierra, sino a Jesucristo. Esto también se extendió a la vida nueva de los fieles seguidores de Cristo", dice la enciclopedia.

¿Por qué se comenzaron a pintar los huevos?

La tradición de los huevos evolucionó con el tiempo. Para la Edad Media, por ejemplo, se los pintaba de colores, consigna la agencia de noticias católicas ACI Prensa. Esto se hacía tanto en la tradición occidental como en la ortodoxa, donde el color elegido era el rojo para simbolizar la sangre que Jesús derramó en la cruz, según la Enciclopedia Britannica.

La enciclopedia también da un argumento práctico a la decoración y pintura de los huevos: la Iglesia prohibía comer huevos durante la Semana Santa, pero las gallinas continuaban poniéndolos, por lo que decorarlos permitía identificarlos fácilmente.

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""La llegada de la Pascua suponía el levantamiento de la norma. Se puede decir que se realizaba el 'festín del huevo', porque representaba el regocijo y la vuelta a la alegría", dice ACI Prensa. Con el correr de los años se levantó el veto al huevo durante la semana, pero se preservó la parte más festiva de la costumbre.

La historia de los huevos Fabergé, los más extravagantes del mundo

Fabergé

El Huevo de la Coronación de Fabergé, expuesto en la casa de subastas Sotheby's de Nueva York, en 2004. Crédito: Stan Honda / AFP / Getty Images

En la historia de los huevos decorados el lugar de máximo privilegio lo ocupan los suntuosos huevos Fabergé, una serie de objetos de arte que la casa Romanov, de la familia real de Rusia, encargó sobre finales del siglo XIX al joyero y orfebre Peter Carl Fabergé.

"Los Huevos Imperiales, como llegaron a llamarse, se diseñaron por primera vez como regalos navideños a mediados de la década de 1880. Se hacían a mano con oro, diamantes y piedras semipreciosas como esmeraldas y perlas. Cada uno de los diseños, únicos en su género, presentaba capas ricamente pigmentadas de esmalte de vidrio, hoja de oro y filigrana", explica Marianna Cerino en este artículo de CNN.

Cuando la familia del zar huyó de San Petersburgo, en el marco de la revolución que puso fin a más tres siglos de los Romanov al frente de Imperio ruso, "los 50 huevos imperiales fabricados por Fabergé a lo largo de tres décadas quedaron atrás. Algunos desaparecieron: hoy se cree que solo existen 43 de la colección real", explica Cerinni.

"La historia de Fabergé es casi como una película de Hollywood", dice al respecto el especialista británico en joyería Geoffrey Mun. "Tienes una hermosa dinastía caída, una vida de corte fastuosa, una caída tumultuosa y estos objetos impresionantes, sentimentales y muy raros que lo atestiguan todo. Ningún otro joyero ha formado parte de tanta intriga, misterio y suntuosidad".

¿Y el conejo?

Los primeros conejitos de Pascua comestibles aparecieron en Alemania en el siglo XIX, y estaban hechos de azúcar y hojaldre.

En la tradición pagana, según la Enciclopedia Católica, el conejo siempre ha sido un símbolo de fertilidad. Sin embargo, los cristianos adaptaron también esa imagen a sus creencias y antiguamente la utilizaban para evangelizar sobre cómo debía ser el camino de los creyentes hacia la resurrección.

"Las patas traseras de la liebre son grandes, poderosas y sirven para ascender por terrenos empinados. En cambio, las patas delanteras son pequeñas y débiles. Esas patas hacen que al conejo le sea fácil ascender y difícil descender. Esto era utilizado para representar el camino de la vocación del cristiano. Debe ser reacio y difícil a ir hasta abajo en su vida moral y a la vez debe ser pronto, presto y ágil para ir hacia arriba", explica al respecto ACI prensa.