(CNN) – “Estamos todos comprometidos, al 100 %”, dijo el multimillonario empresario estadounidense Todd Boehly a los aficionados del Chelsea a su llegada al club, en mayo de 2022.
Casi un año después, se puede decir que el estadounidense mantuvo su palabra, aunque a cierto precio.
El hombre, de 49 años, dijo que su consorcio “adquiriría los mejores talentos” e “invertiría en el club a largo plazo”.
Junto con Clearlake Capital, el fondo de inversión que participó en la adquisición, Boehly hizo precisamente eso –financiar más de US$ 600 millones en traspasos–, pero como hombre de negocios, lo más probable es que esperara algún rendimiento de su inversión.
Pero Boehly, copropietario de los Dodgers de Los Ángeles, Los Lakers de Los Ángeles, y los Sparks de Los Ángeles, está descubriendo rápidamente que el negocio del fútbol es difícil de dominar.
En una temporada que ha pasado por momentos de la tragedia a la farsa –el Chelsea ha tenido cuatro entrenadores esta temporada–, el club no tiene absolutamente nada que presumir en cuanto a resultados sobre el terreno de juego.
Tras la derrota global por 4-0 ante el Real Madrid en los cuartos de final de la Champions League, el Chelsea quedó eliminado de todas las competiciones de copa y, rezagado a mitad de tabla en la Premier League, no tiene ninguna posibilidad de jugar fútbol europeo la próxima temporada, lo que puede ser muy lucrativo económicamente.
Después de perder contra el Real Madrid, el entrenador interino, Frank Lampard, afirmó que “no dejará que nadie se desanime en lo que respecta a esta temporada”, pero se podría perdonar a los seguidores del club si su atención ya se centra en la próxima temporada.
“Tenemos que parar”
El Chelsea era anteriormente propiedad del oligarca ruso Roman Abramovich, quien puso el club a la venta a principios de marzo de 2022 tras la invasión rusa de Ucrania, diciendo en ese momento que era “en el mejor interés del Club”.
En mayo, el Gobierno británico añadió a Abramovich a su lista de sancionados como parte de sus esfuerzos por “aislar” al presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Bajo el régimen actual, el Chelsea ha tenido una política de gastar, gastar y gastar y, aunque esto podría mostrar el compromiso financiero de Boehly y el copropietario Behdad Eghbali con la causa, el enorme desembolso no ha producido dividendos inmediatos, y ha creado una serie de problemas a corto plazo y posiblemente a largo plazo.
La plantilla del Chelsea creció mucho durante el último año, lo que no solo supuso un dolor de cabeza para los diferentes entrenadores, sino que también hubo que hacer cambios en el club para acomodar el excedente de talento.
En el mercado de fichajes de enero, un mes famoso por sus dificultades para cerrar grandes operaciones, el Chelsea rompió todas las convenciones y gastó a lo grande, muy a lo grande.
El club fichó a Enzo Fernández, en una operación récord en Gran Bretaña de US$ 132 millones, así como a Mykhailo Mudryk, Benoît Badiashile, Noni Madueke, Malo Gusto, Andrey Santos y David Datro Fofana, además de la cesión de João Félix.
Tras la derrota contra el Real Madrid, el capitán del Chelsea, Thiago Silva, habló con franqueza ante periodistas sobre los problemas que acarrea este tipo de gastos.
El veterano defensa declaró: “Creo que se dio el primer paso, un paso incorrecto, pero se dio. No podemos culpar a los directivos si no asumimos nuestra responsabilidad. Es un periodo difícil para el club, con mucha indecisión.
“Cambio de propietario, llegada de nuevos jugadores… Tuvimos que aumentar el tamaño del vestuario porque no se ajustaba al tamaño de la plantilla”.
En las redes sociales se ha bromeado durante mucho tiempo sobre el tamaño de la plantilla del Chelsea esta temporada, y el hecho de que un jugador hable tan abiertamente de los problemas demuestra que los aficionados no parecen estar muy lejos de sus apreciaciones.
El brasileño habló a continuación de la mentalidad de los jugadores que se ha visto afectada por la abultada plantilla.
“Un punto positivo es que hay jugadores increíbles en la plantilla, pero por otro lado siempre hay jugadores que van a estar descontentos. Siempre va a haber alguien disgustado porque no todos pueden jugar. El entrenador solo puede elegir a once de una plantilla de treinta y tantos, es difícil.
“Algunos no pueden entrar en la plantilla, fichamos a ocho en enero, tenemos que parar y poner en marcha una estrategia, de lo contrario la próxima temporada podríamos cometer los mismos errores”.
El Chelsea declinó hacer comentarios al respecto cuando CNN Sport se puso en contacto con el club.
Un problema potencial para el Chelsea es que un gran número de los recién llegados fueron firmados con contratos a largo plazo.
“Es una estrategia de alto riesgo, porque ¿qué pasa si esos jugadores resultan ser un fracaso?”, dijo el experto en fútbol financiero Kieran Maguire a CNN Sport, a principios de este año.
“Entonces te comprometes a pagar los salarios de los jugadores durante ese periodo de seis, siete u ocho años”.
Maguire continuó: “El Chelsea está normalmente entre los tres primeros, sin duda entre los cuatro primeros, en compromisos salariales entre los clubes de la Premier League”.
Con los problemas que persisten en el terreno de juego, el Chelsea tendrá que encontrar una manera de mover estos salarios, pero Maguire dijo que esto podría resultar difícil.
“Así que encontrar otro club que esté dispuesto a quitarle el jugador de las manos al Chelsea y pagarle un nivel de remuneración con el que el jugador esté contento va a ser todo un reto”.
Entrenadores vienen, entrenadores se van
La gestión de Boehly comenzó con Thomas Tuchel al mando, luego Graham Potter vino y se fue, Bruno Saltor se hizo cargo durante un partido, antes de que Lampard se reincorporara al club de forma interina. El mandato de Lampard ha sido poco menos que desastroso: el Chelsea ha jugado cuatro partidos y los ha perdido todos.
Exceptuando el único partido de Saltor en el cargo, está claro que cada entrenador ha tenido diferentes ideologías y principios que ha intentado aplicar, pero la paciencia de Boehly parece agotarse cuando las cosas no salen según lo previsto.
El próximo nombramiento de Boehly como entrenador será clave para definir su etapa en el Chelsea, y otro periodo decepcionante podría provocar más inquietud entre los aficionados. Boehly se enfrentó a los seguidores del Chelsea tras la derrota 2-1 del equipo en casa contra el Brighton.
Problemas sobre el terreno de juego
El sube y baja de los entrenadores ha ido acompañado de una vertiginosa inconsistencia sobre el terreno de juego.
Aparte de Kai Havertz y Marc Cucurella, ningún jugador de campo del Chelsea ha sido titular en más de 20 partidos de la Premier League esta temporada.
En el imprescindible partido contra el Real Madrid, cinco fichajes incorporados esta temporada calentaban el banquillo, entre ellos las estrellas João Félix y Raheem Sterling, y el gran fichaje Mudryk. A los nuevos fichajes se unieron también Hakim Ziyech, Christian Pulisic y Mason Mount.
Para que el Chelsea se acerque a su nivel de antaño, su próximo entrenador tendrá que encontrar algo de coherencia en las decisiones y una manera de mantener contentos a los grandes jugadores mientras estén en el banquillo.
El fútbol es un juego sencillo cuando se reduce a su forma más pura: el que marca más goles gana, y esto podría ayudar a explicar los problemas del Chelsea.
Los Blues van camino de conseguir su temporada menos goleadora en la historia de la Premier League, con un total actual de 30 goles. La cifra más baja de goles del club en una sola campaña es de 46 y, con los partidos agotándose, el equipo de Lampard tendrá dificultades para igualarla.
Esto hace que el gasto del Chelsea sea aún más confuso, con los fichajes de Pierre-Emerick Aubameyang y David Datro Fofana actualmente fuera de los planes del equipo y Kai Havertz funcionando como delantero centro improvisado.
Boehly y Eghbali tendrán que seguir dando gritos de ánimo en el vestuario del Chelsea hasta que el rendimiento mejore.