Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Es especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento, productora de cine y columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas.
(CNN Español) – Pasado el entusiasmo y el gran esplendor de la coronación del rey Carlos III, que realmente fue un espectáculo extraordinario de organización, precisión y la bellísima pompa y ceremonia típica del Reino Unido, me he puesto a pensar sobre las imágenes que vimos.
Y me pregunto: ¿fue todo esto consecuencia del triunfo del amor o del triunfo de un destino muy caprichoso?
Me hago estas preguntas después de ver las imágenes de Camila siendo coronada, con todo el ceremonial que una coronación requiere, como reina de todos los británicos. Reina sin discusión, porque fue la misma Isabel II la que manifestó su apoyo para que fuera reina consorte, y después de su muerte y al ocurrir la coronación, ha sido elevada a su majestad Camila, la reina del Reino Unido. Reina, como se dice vulgarmente, “con todos los hierros”.
Hay muchos a quien esto todavía les parece imposible. Y se pellizcan cuando ven las fotos de la pareja real sonriendo con sus coronas. Y los que siguen pensando en la princesa Diana y el sufrimiento que le causaron el ahora monarca y sin duda, “la otra mujer”.
Esta pregunta también se la han hecho en estos días revistas del Reino Unido y Francia como The Week y Elle: ¿Cómo ha pasado esto? ¿Cómo fue que Camila pasó de ser la mujer más odiada y vilipendiada del Reino Unido a ser la más celebrada de los últimos días? ¿De ser “la otra” a ser la reina? A una mujer cuajada en brillantes, llevando la corona de la reina María con un vestido de hilos bordados en plata y oro y aplaudida por medio mundo.
También una mujer que durante el complicado ceremonial de la coronación –al menos a mí– pareció un poco atolondrada, cansada, ¡y sin muchas ganas de que la estuvieran moviendo de aquí para allá!
Aparte de esto, la pregunta que me intriga es saber si este triunfo de Carlos y Camila es la prueba de que existe un amor eterno que ha triunfado a pesar de todos los obstáculos que encontraron en el camino. ¿Es prueba del triunfo del amor o es una prueba de ese destino caprichoso que a veces da la vuelta a la vida y ocurren cosas que nadie pudo nunca imaginar?
Pasada la coronación, el entusiasmo, la belleza de la emocionante ceremonia, la ropa que llevaban los invitados, las joyas de la Corona, los ritos y los maravillosos cantos, hay que preguntarse si la vida es así. Si es un gran giro del destino, y si a todos nos toca por igual.