(CNN) – Hay un “agujero de gravedad” en el océano Índico, un lugar donde la atracción gravitatoria de la Tierra es más débil, su masa es menor de lo normal y el nivel del mar desciende más de 100 metros.
Esta anomalía ha desconcertado a los geólogos durante mucho tiempo, pero ahora investigadores del Instituto Indio de Ciencias de Bengaluru (India) descubrieron lo que consideran una explicación creíble para su formación: columnas de magma procedentes de las profundidades del planeta, muy parecidas a las que dan lugar a la creación de volcanes.
Para llegar a esta hipótesis, el equipo utilizó supercomputadoras para simular cómo podría haberse formado la zona, remontándose hasta 140 millones de años atrás. Los hallazgos, detallados en un estudio, publicado recientemente en la revista Geophysical Research Letters, se centran en un antiguo océano que ya no existe.
Un océano que desapareció
Los humanos estamos acostumbrados a pensar en la Tierra como una esfera perfecta, pero eso dista mucho de la realidad.
“La Tierra es básicamente una papa abultada”, explica Attreyee Ghosh, coautor del estudio, geofísico y profesor asociado del Centro de Ciencias de la Tierra del Instituto Indio de Ciencias. “Así que técnicamente no es una esfera, sino lo que llamamos un elipsoide, porque a medida que el planeta gira la parte central se abomba hacia fuera”.
Nuestro planeta no es homogéneo en su densidad y sus propiedades, ya que algunas zonas son más densas que otras, lo que afecta a la superficie de la Tierra y a su gravedad, añadió Ghosh. “Si se vierte agua sobre la superficie de la Tierra, el nivel que adquiere el agua se denomina geoide, y está controlado por estas diferencias de densidad en el material del interior del planeta, ya que atraen la superficie de formas muy diferentes en función de la masa que haya debajo”, explicó.
“Es, con diferencia, la mayor baja del geoide, y no se ha explicado adecuadamente”, dijo Ghosh.
Para encontrar una posible respuesta, Ghosh y sus colegas utilizaron modelos informáticos para retroceder 140 millones de años en el tiempo con el fin de obtener una visión geológica global. “Tenemos cierta información, y cierta seguridad, sobre cómo era la Tierra en aquel entonces”, explica. “Los continentes y los océanos estaban en lugares muy distintos, y la estructura de densidad también era muy diferente”.
Desde ese punto de partida, el equipo realizó 19 simulaciones hasta la actualidad, recreando el desplazamiento de las placas tectónicas y el comportamiento del magma, o roca fundida, en el interior del manto, la gruesa capa del interior de la Tierra que se encuentra entre el núcleo y la corteza. En seis de los escenarios se formó un geoide bajo similar al del océano Índico.
El factor distintivo en los seis modelos era la presencia de columnas de magma alrededor del geoide bajo, que junto con la estructura del manto en las proximidades se cree que son responsables de la formación del “agujero de gravedad”, explicó Ghosh. Las simulaciones se realizaron con distintos parámetros de densidad del magma, y en aquellas en las que las columnas no estaban presentes, no se formó la depresión.
Según Ghosh, las columnas se originaron por la desaparición de un antiguo océano cuando la masa continental de la India se desplazó y acabó chocando con Asia, hace decenas de millones de años.
“Hace 140 millones de años, la India estaba en un lugar muy distinto y había un océano entre la placa india y la asiática. La India empezó a desplazarse hacia el norte y, al hacerlo, el océano desapareció y se cerró la brecha con Asia”, explicó. El descenso de la placa oceánica hacia el interior del manto podría haber estimulado la formación de las columnas, acercando el material de baja densidad a la superficie terrestre.
El futuro del geoide bajo
Según los cálculos del equipo, el geoide bajo se formó hace unos 20 millones de años. Es difícil saber si desaparecerá o se desplazará.
“Todo depende de cómo se muevan estas anomalías de masa en la Tierra”, explica Ghosh. “Podría ser que persista durante mucho tiempo. Pero también podría ser que los movimientos de las placas actúen de tal manera que la hagan desaparecer, unos cientos de millones de años en el futuro”.
Huw Davies, profesor de la Escuela de Ciencias de la Tierra y Medioambientales de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), afirmó que la investigación es “ciertamente interesante, y describe hipótesis interesantes, que deberían animar a seguir trabajando en este tema”. Davies no participó en el estudio.
El Dr. Alessandro Forte, profesor de Geología de la Universidad de Florida en Gainesville, quien tampoco participó en el estudio, cree que hay buenas razones para realizar simulaciones por computadora para determinar el origen del geoide bajo del océano Índico, y que este estudio supone una mejora con respecto a otros anteriores. Las investigaciones anteriores solo simulaban el descenso de material frío a través del manto, en lugar de incluir también las columnas ascendentes de manto caliente.
Sin embargo, Forte señaló que encontró un par de fallos en la ejecución del estudio.
“El problema más destacado de la estrategia de modelización adoptada por los autores es que no reproduce en absoluto la poderosa columna dinámica del manto, que entró en erupción hace 65 millones de años bajo la ubicación actual de la isla Réunion”, afirmó. “La erupción de flujos de lava que cubrieron la mitad del subcontinente indio en esa época –produciendo las célebres traps del Decán, una de las mayores características volcánicas de la Tierra– se atribuyen desde hace tiempo a una poderosa columna de manto que está completamente ausente de la simulación del modelo”.
Otro problema, añadió Forte, es la diferencia entre el geoide, o forma de la superficie, predicha por la simulación informática y la real: “Estas diferencias son especialmente notables en el océano Pacífico, África y Eurasia”. Los autores mencionan que existe una correlación moderada, en torno al 80 %, entre los geoides predichos y los observados, pero no proporcionan una medida más precisa de lo bien que coinciden numéricamente [en el estudio]. Este desajuste sugiere que puede haber algunas deficiencias en la simulación informática”.
Ghosh afirma que no todos los factores posibles pueden tenerse en cuenta en las simulaciones.
“Eso se debe a que no sabemos con absoluta precisión cómo era la Tierra. Cuanto más retrocedemos en el tiempo, menos confianza tenemos en los modelos. No podemos tener en cuenta todos y cada uno de los escenarios posibles y también tenemos que aceptar el hecho de que puede haber algunas discrepancias sobre cómo se movieron las placas a lo largo del tiempo”, dijo. “Pero creemos que la razón general de este bajo nivel está bastante clara”.