(CNN Español) – Desde el inicio del ataque terrorista de Hamas en el sur de Israel, hace ya más de una semana, el mundo ha estado observando con preocupación la respuesta israelí en Gaza y los riesgos que conlleva.
Especialmente si esta deviene en una operación en el territorio palestino que alberga al grupo islamista, donde ya se está viviendo una crisis humanitaria debido a los bombardeos y el bloqueo de sus fronteras.
Israel ya controló una vez Gaza, una franja estrecha sobre el mar Mediterráneo donde viven poco más de dos millones de personas.
Pero se retiró unilateralmente en 2005 en medio de negociaciones con los palestinos. Un año después, Hamas ganó las elecciones y, en 2007, tomó el control del territorio por la fuerza.
Desde entonces, Hamas e Israel han estado constantemente en conflicto, y el actual –iniciado el 7 de octubre– es uno de los más violentos y de resolución más incierta: hasta el momento han muerto unas 1.400 personas en Israel por el ataque de Hamas, y más de 3.000 personas en Gaza por los bombardeos israelíes.
Entonces, ¿avanzará Israel en una operación terrestre de Gaza para liberar a los 250 rehenes que además fueron capturados y destruir a Hamas?
Pocos días después del ataque, Israel se declaró formalmente en guerra y el Gobierno formó un gabinete de guerra. Lo que siguió fue una campaña de bombardeos sobre objetivos de Hamas en Gaza, que se ha cobrado miles de vidas.
El miércoles, las Fuerzas de Defensa de Israel llamaron a 300.000 reservistas a sus filas, y en los días siguientes comenzó el despliegue de tropas en la frontera con Gaza.
Mientras que el viernes Israel llamó a 1,1 millones de personas que residen en el norte de Gaza a evacuar hacia el sur del enclave.
Y cuando se cumplió el sábado una semana, Israel advirtió que se aproximaba una nueva fase en la guerra, y que los bombardeos podrían estar seguidos por “operaciones terrestres importantes”, aunque no estaba claro su escala ni su profundidad.
Las cartas parecen echadas, pero 11 días después del ataque de Hamas, todavía no ha habido operación terrestre en Gaza, y los riesgos a los que se enfrenta Israel si se decide por esta opción son grandes.
Un largo y violento conflicto
Expertos han alertado que un ingreso de tropas israelíes en Gaza podría llevar a un conflicto complejo, largo y muy sangriento, en el cual las tropas israelíes se verían combatiendo contra Hamas en un ambiente urbano y densamente poblado.
Las muertes civiles –que ya son altas debido a los bombardeos aéreos israelíes– en este escenario de fuertes combates pueden llegar a ser “atroces”, y una matanza así puede afectar el apoyo internacional a Israel y su campaña contra Hamas.
“Nos embarcamos en una guerra larga y difícil. La guerra nos ha sido impuesta por un ataque asesino de Hamas”, dijo el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en un comunicado el mismo día del ataque de Hamas, en el que se agrega que Israel buscaba en su respuesta “anular la capacidad y el deseo [de Hamas] de amenazar y herir a los ciudadanos de Israel durante muchos años”.
Y queda ver qué pasará el día después: aun si la operación terrestre israelí tiene éxito en sus objetivos de destruir o diezmar a Hamas y recuperar a los rehenes, Israel deberá lidiar con los efectos en Gaza, que seguirá siendo un territorio vecino.
Podría volver a ocupar el territorio, como lo hizo hasta en 2005, pero este escenario traería un sinfin de desafíos y dificultades: desde proveer servicios básicos a la población, hasta encarar la reconstrucción y lidiar con una casi segura resistencia a la ocupación.
“No tenemos ningún interés en ocupar Gaza ni en permanecer en ella, pero como estamos luchando por nuestra supervivencia y la única forma, como el propio presidente [Biden] definió, es aniquilar a Hamas, tendremos que hacer lo que sea necesario para aniquilar sus capacidades”, dijo el lunes el embajador de Israel en la ONU, Gilad Erdan. “No tenemos ningún deseo de gobernar sobre las vidas de más de 2 millones de palestinos”, agregó.
También el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió que Israel no debe ocupar el territorio.
“Lo que ocurrió en Gaza, en mi opinión, es que Hamas y los elementos extremistas de Hamas no representan a todo el pueblo palestino”, dijo Biden. “Pero tiene que haber un Gobierno Autónomo Palestino, tiene que haber un camino hacia un Estado palestino”.
Otra opción para Israel sería sencillamente abandonar el territorio luego de la operación, dejando una Gaza dañada por los combates e inmersa en una crisis humanitaria aún mayor, en la que Hamas u otros grupos islamistas podrían resurgir con el tiempo, además de una posible crisis migratoria.
En este contexto, las miradas estarán también sobre organismos internacionales, en especial la ONU, en países que han ayudado a Gaza en el pasado, como Qatar e Irán, y finalmente en Egipto, que comparte una frontera clave con el territorio.
También, se tendrá que ver el rol que podría asumar en este contexto el Gobierno Autónomo Palestino en la Ribera Occidental, reconocido en la comunidad internacional como representante de los palestinos, que fue expulsado de Gaza en 2007 por Hamas.
El riesgo de una escalada regional
Una operación terrestre de Israel en Gaza aumentaría además el riesgo de una escalada regional, especialmente considerando los vínculos entre Hamas e Irán, que también apoya al grupo militante libanés Hezbollah, mas poderoso que la agrupación palestina.
En los últimos días ya se ha reportado el lanzamiento de cohetes desde el Líbano contra Israel, y bombardeos israelíes de represalia contra posiciones de Hezbollah en ese país. Este martes también se reportaron escaramuzas en la frontera.
Encarar una guerra en dos frentes –al sur, en Gaza, y al norte, en el Líbano–, además de posibles tensiones en la Ribera Occidental, es peligrosa para Israel, e Irán, su archienemigo regional, lo sabe.
De hecho, el ministro de Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian, dijo que se podrían abrir otros frentes en el conflicto si Israel continuaba con sus “crímenes de guerra y el asedio de Gaza”.
Irán también apoya grupos extremistas en Siria, Iraq y Yemen, donde operan los hutíes.
“Estamos al borde del abismo”, dijo el domingo el secretario general de la ONU, António Guterres.
Estados Unidos ha mostrado su preocupación por una escalada regional y ha enviado dos portaaviones a la zona para equilibrar la situación a medida que el conflicto crece e Israel puede presentar frentes vulnerables.
Incluso lejos de Medio Oriente podría haber turbulencias, como las ocurridas el lunes en Bélgica cuando dos suecos fueron asesinados por un atacante que había dicho en sus redes sociales estar inspirado por “el Estado Islámico”, y funcionarios belgas han dicho que podrían haber un vínculo con la situación en Gaza.
Con información de Oren Liebermann, Mohammed Tawfeeq, Natasha Bertrand, Kyle Feldscher, Helen Regan, Hadas Gold y Nadeen Ebrahim.