Nueva York (CNN) – Los inversores tienen mucho en qué pensar por estos días, pero hay un elemento que parece pasar desapercibido.
La guerra entre Israel y Hamas, que comenzó a principios de octubre, sacudió inicialmente los mercados financieros mundiales, causando la caída de las bolsas, el desplome del shekel israelí y la escalada de los precios del petróleo.
El mercado de bonos estadounidense, que permaneció cerrado el primer día de negociación tras el inicio de la guerra en conmemoración del Día de los Pueblos Indígenas, repuntó al día siguiente ya que los inversores se apresuraron a proteger sus carteras del riesgo geopolítico.
Sin embargo, desde entonces, esas preocupaciones parecen haberse desvanecido.
Aunque algunos inversores temían que la guerra se extendiera a los principales países productores de petróleo y redujera aún más la oferta mundial de crudo, los precios del petróleo han retrocedido desde entonces y se mantienen muy por debajo de los máximos alcanzados en septiembre, cuando los recortes de producción de Arabia Saudita y Rusia se apoderaron del mercado.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro están oscilando en torno a máximos no registrados en más de una década, lo que indica que aún no se ha producido un resurgimiento de la efímera huida hacia la seguridad que tuvo lugar tras el inicio de la guerra. La deuda pública se considera un refugio en periodos de incertidumbre económica.
Entonces, ¿qué hay detrás de la brusca caída?
Se avecinan amenazas mayores
Los inversores afirman que Wall Street se está centrando en lo que perciben como amenazas más inmediatas: la campaña de la Reserva Federal para subir las tasas de interés y la actual temporada de presentación de resultados.
“Estamos un poco saturados de información”, afirma Yung-Yu Ma, director de inversiones de BMO Wealth Management.
Alrededor del 24% de las empresas del S&P 500 ya presentaron sus resultados del tercer trimestre, y el 78% de ellos superaron las expectativas, según FactSet.
Los informes de resultados de las grandes empresas de tecnología: Alphabet, Amazon, Microsoft y Meta Platforms, algunos de los mayores impulsores de las ganancias de este año, están en el punto de mira esta semana. Algunos inversores creen que esta temporada de resultados podría reavivar ese repunte, después de que una pausa en las noticias corporativas durante los últimos meses contribuyera a impulsar la incertidumbre en Wall Street.
Las acciones estadounidenses subieron con fuerza durante la primera mitad del año, sacudiéndose las turbulencias de la banca regional, la crisis del techo de la deuda estadounidense y los temores a una recesión. Los operadores, encaprichados con la inteligencia artificial, hicieron subir los precios de los grandes valores tecnológicos hasta alturas asombrosas, contribuyendo a que el índice de referencia S&P 500 estuviera a nada de alcanzar en julio un nuevo máximo histórico.
Pero ese repunte se ha tambaleado desde entonces, ya que los datos económicos han mostrado pocos signos de enfriamiento a pesar de las 11 subidas de tasas de interés de los últimos 19 meses. El repunte de la inflación también ha desatado el temor a que la Reserva Federal mantenga las tasas de interés más altas durante más tiempo, tras haberlas elevado a su nivel más alto en más de 22 años. Estos temores se intensificaron después de que la Reserva Federal dejara sobre la mesa nuevas subidas en su reunión de septiembre e indicara que mantendrá las tasas elevadas hasta el año que viene.
Escalada e impacto potenciales
Ahora, los mercados se muestran decididamente menos optimistas. El S&P 500 va camino de registrar su tercera caída mensual consecutiva. El Promedio Industrial Dow Jones cedió todas sus ganancias del año. Estos descensos podrían continuar si la guerra recrudece o si la economía empieza a ceder bajo la presión de las subidas de las tasas en los próximos meses, o si ocurren ambas cosas, según los inversores.
Wall Street no se ha desentendido por completo de las posibles repercusiones de la guerra entre Israel y Hamas en los mercados financieros. En las últimas semanas, los operadores han buscado seguridad en activos como el oro, las acciones de empresas de servicios públicos o el bitcoin, para protegerse de la posible volatilidad si la guerra recrudece.
“Si se produjera un aumento inesperado del conflicto en Medio Oriente, las acciones podrían caer entre un 7% y un 10%”, afirma David Bahnsen, director de inversiones de The Bahnsen Group.
Eso podría ir acompañado de un retroceso de los rendimientos si los inversores vuelven a refugiarse en los bonos, como suelen hacer en periodos de tensión geopolítica, dijo Ma. Su empresa ha aumentado esta semana su asignación a la deuda pública a largo plazo para asegurar los rendimientos elevados actuales antes de posibles descensos en el futuro.
“Es difícil que los rendimientos de los bonos del Tesoro a largo plazo aumenten hasta que se disipen los nubarrones”, concluyó Ma.