(CNN) – Este año, más de una decena de altos ejecutivos de áreas como la tecnología, las finanzas y el sector inmobiliario han desaparecido, han sido detenidos o han sido objeto de investigaciones por corrupción.
Incluso empresas internacionales de consultoría se han visto envueltas en la redada. Estas empresas se enfrentan a riesgos crecientes, como la posibilidad de redadas policiales y detenciones de personal, en la segunda mayor economía del mundo.
La mano dura impulsada por el deseo de control del Partido Comunista y su creciente preocupación por la seguridad nacional ha continuado a pesar de que la economía china se tambalea y las inversiones privadas caen en picado desde junio.
Aunque Beijing ha intentado tranquilizar a empresarios e inversores extranjeros asegurándoles que China está abierta a los negocios, los expertos afirman que el flujo constante de investigaciones —incluidos casos de detención— inquieta a los ejecutivos.
“En la última década, China ha entrado en una nueva fase de control normativo sobre el sector privado y los inversores extranjeros”, afirma Doug Guthrie, profesor y director de Iniciativas sobre China en la Thunderbird School of Global Management de la Universidad Estatal de Arizona.
“El mensaje era claro: independientemente de la situación financiera mundial, si eres una empresa china, trabajarás ante todo con el gobierno chino; y si no lo haces, sufrirás importantes consecuencias”, añadió Guthrie.
Una desaparición repentina
Esta misma semana, Cover News, un medio de comunicación estatal, informó que el fundador y director ejecutivo de DouYu, un servicio chino de retransmisión en directo respaldado por Tencent, había estado ilocalizable en los últimos días, citando informes no confirmados de que estaba siendo investigado.
No precisó qué autoridades estaban detrás de la posible investigación.
Otro medio estatal, The Paper, informó que Chen llevaba desaparecido desde octubre.
Un portavoz de DouYu dijo a CNN que sus “operaciones comerciales siguen siendo normales”, añadiendo que anunciaría “cualquier noticia o actividad material significativa” de “manera oportuna”.
La desaparición de Chen se produjo cinco meses después de que la Administración del Ciberespacio de China iniciara una inspección in situ de Douyu para investigar lo que calificó de “graves” problemas relacionados con la plataforma, entre ellos supuestos contenidos pornográficos y “vulgares”, según un comunicado de mayo del organismo de control de Internet.
Otro ejecutivo, Zhao Bingxian, un hombre de negocios apodado “el Warren Buffett de China” por su reputación de realizar inversiones lucrativas, fue detenido por las autoridades, según informó el lunes su empresa, Wohua Pharmaceutical.
Zhao está ayudando a los organismos de supervisión y lucha contra la corrupción en sus investigaciones, dijo la compañía que cotiza en Shenzhen en una declaración de bolsa, sin dar más detalles. La investigación no está relacionada con la empresa, agregó.
Zhao es presidente de Wohua Pharmaceutical y de otras empresas que cotizan en bolsa. El exbanquero ha invertido en una serie de empresas chinas desde 2000 y ha sacado sus acciones a bolsa en China continental y Hong Kong.
Este año, las autoridades chinas habían señalado que reducirían sus campañas contra las empresas tecnológicas y financieras como parte de un cambio de política destinado a centrarse en el crecimiento económico.
Pero Guthrie afirmó que este tipo de “gobierno corporativo agresivo” sigue vigente y continuará en el futuro.
“Beijing utilizará casos selectivos para enviar señales al mercado de que no se tolerarán comportamientos y prácticas que no encajen con los objetivos del Gobierno central”, afirmó. “Los casos de DouYu y Shandong Wohua forman, muy claramente, parte de esta tendencia en curso”.
Otros altos cargos empresariales también se han visto sometidos a escrutinio.
En un breve comunicado emitido el miércoles, la Comisión Central de Inspección Disciplinaria (CCDI) y la Comisión Nacional de Supervisión informaron que Zhou Zheng, ex director general adjunto del Grupo COFCO, el mayor fabricante y procesador estatal de alimentos de China, estaba siendo investigado.
Zhou era “sospechoso de violar gravemente las normas y leyes”, dijeron los dos organismos de control anticorrupción, sin dar más detalles.
La investigación sobre Zhou sigue a otra similar sobre Zhang Hongli, ex alto ejecutivo del Banco Industrial y Comercial de China, uno de los llamados “cuatro grandes” prestamistas chinos, según la CCDI.
Bao Fan, un banquero de inversiones y negociador tecnológico estrella, también se vio envuelto en la redada. En mayo, los medios de comunicación estatales chinos informaron que Bao había estado bajo custodia de la agencia anticorrupción desde su desaparición en febrero.
En lo que va de año, la comisión ya ha investigado a más de una docena de altos ejecutivos de las instituciones financieras más importantes del país, según un análisis anterior de CNN de declaraciones publicadas en el sitio web de la CCDI.
Sin final a la vista
La mano dura de este año ha asustado a la comunidad empresarial china, pero no es algo desconocido. En 2020, Xi puso en marcha una amplia campaña de control del sector privado que redujo en billones de dólares el valor de mercado de las empresas chinas en todo el mundo. Cinco años antes, hubo una oleada de altos ejecutivos desaparecidos.
El deterioro de la confianza empresarial es evidente. Recientes datos oficiales mostraron que la inversión del sector privado había caído un 0,6% en los nueve primeros meses de este año, frente al crecimiento del 7,2% del sector estatal.
En el tercer trimestre, un indicador de la inversión extranjera directa cayó a terreno negativo por primera vez desde 1998, lo que subraya la salida de capitales.
Beijing ha puesto en marcha una serie de medidas para intentar restablecer la confianza, entre ellas un plan de 31 puntos en julio en el que se compromete a mejorar el entorno empresarial, pero los expertos afirman que puede que no sean suficientes para reparar el daño.
Los últimos casos de ejecutivos desaparecidos o detenidos no estimularán el ánimo de los inversores.
“Las empresas extranjeras que intentan en gran medida acceder a los vastos mercados de consumo de China, y en particular intentan hacerlo a través de sectores estrechamente regulados —a saber, tecnología, finanzas y educación—, algunas se asustarán sin duda”, afirmó Guthrie.
Mauro Guillen, profesor de gestión de multinacionales en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, afirmó que perjudicará aún más las perspectivas de inversión de China.
Los inversores mundiales ya están cansados de las crecientes tensiones entre China y Occidente, así como del lento crecimiento del país y la gran deuda corporativa, dijo.
“El presidente Xi está dando prioridad a la influencia geopolítica sobre la economía, sin darse cuenta de que se necesita una economía fuerte para tener influencia en el mundo”, dijo Guillen. “Debería centrarse en el crecimiento durante un par de décadas más”.