CNNE 1291461 - estas setas de laboratorio podrian ser el futuro en el tratamiento para la depresion
"Hongos mágicos" de laboratorio podrían tratar la depresión
01:01 - Fuente: CNN

(CNN)– La masacre fue silenciosa, los asesinos sigilosos y el impacto devastador.

Las víctimas: más de 30 perros altamente entrenados para olfatear las valiosas trufas que crecen bajo tierra cerca de las raíces húmedas y mohosas de los árboles en las regiones rurales de Abruzzo y Molise, en el centro de Italia.

Fueron envenenados el fin de semana pasado, según la unidad de protección de animales de los carabineros locales. Los perros comieron albóndigas mezcladas con lo que se cree que era metaldehído y estricnina estratégicamente escondidas donde las encontrarían los perros, fuera de la vista de sus dueños.

No es la primera vez que se sacrifican perros rastreadores en el turbio mundo de la recolección de trufas. En Italia se matan en promedio a 10 perros truferos cada año, afirman grupos defensores de los derechos de los animales. La cifra podría ser mayor, ya que muchas muertes no se denuncian, según las asociaciones de recolección locales.

Los recolectores temen que matar tres veces el promedio de una sola vez sea para enviar un mensaje.

Precios en aumento

Los meses de otoño son la temporada de recolección de trufas en Italia. Marco Bertorello/AFP/Getty Images/File)

Estas muertes han ensombrecido la red multimillonaria de recolectores y comerciantes que suministra trufas blancas italianas a algunos de los restaurantes más exclusivos del mundo. También plantean dudas sobre lo que, según los grupos de recolectores, es uno de los sectores agrícolas tradicionales menos regulados de Italia.

Todo esto llega en un momento en que los patrones climáticos cambiantes, causados ​​por la crisis climática, están reduciendo la oferta de trufas, lo que hace que los precios suban aún más. Las trufas blancas necesitan bosques y campos húmedos y mohosos para prosperar, pero un calor récord y sequías sofocantes han afectado esta temporada más que nunca en Italia.

Mientras tanto, la demanda mundial de este tubérculo por parte de los gourmets se ha disparado en los últimos años, lo que ha elevado los precios.

Un recolector con un perro rastreador experto puede ganar miles de dólares al día durante la temporada de trufas, que generalmente va de septiembre a noviembre. En 2022, una trufa de media libra se vendió por US$ 200.000 en una subasta en Alba, Italia. A un valor de mercado actual de US$ 2.200 por libra, la trufa blanca es, por mucho, uno de los alimentos más caros del mundo. Una vez convertidos en delicias, estos hongos a menudo se venden por más de US$ 400 por menú de degustación en ciudades como San Francisco y Londres.

“Ese es el precio de la trufa blanca que un camarero pomposo cobra por plato en Tokio, Nueva York o Londres”, dijo a CNN Simon Martin, profesor de historia italiana moderna y recolector de trufas autorizado. “Eso es todo: un perro convulsionando y vomitando en un aparcamiento en una calle secundaria en el centro de Molise”.

Martin, que se considera un aficionado, dice que todo se reduce a que la economía controle el mercado.

Los recolectores, conocidos como “tartufai”, venden sus trufas a intermediarios que luego las venden a restaurantes, exportadores o chefs privados. Los recolectores de trufas deben pasar una prueba para obtener un certificado que les permita operar en cualquier terreno público. Se les exige que sigan las reglas, incluido mantener a sus perros con bozal.

Un vendedor huele trufas blancas en una feria de trufas en el noroeste de Italia.

El misterio de quién está detrás de los envenenamientos es la verdadera manzana de la discordia en esta saga, con diferentes actores en la cadena de suministro de trufas culpándose entre sí.

Un recolector le dijo a CNN que ninguno de sus compañeros locales estaba activo en el momento del envenenamiento, a pesar de que era el apogeo de la temporada de trufa blanca. CNN acordó hablar con el recolector bajo condición de anonimato, ya que temía represalias por parte de otros compañeros. CNN no pudo verificar si realmente había recolectores activos en el área en ese momento, pero los recolectores locales que hablaron con CNN, también bajo condición de anonimato, negaron tener conocimiento previo de los envenenamientos.

La Policía confirmó que las víctimas eran perros de otras partes del país que habían llegado a la zona después de que recientemente se encontraran grandes trufas blancas.

Se ha abierto una investigación sobre las muertes. Pero hasta la fecha, ni una sola persona ha sido arrestada o condenada por asesinatos de perros anteriores.

Uno de los motivos es que los dueños rara vez presentan cargos cuando matan a sus perros, dice el grupo local de derechos de los animales. Es posible que algunos no hayan registrado, autorizado o puesto microchip a sus perros adecuadamente, como marcan las regulaciones de caza, y en otros casos, los perros no llevaban los bozales que se exigen a los cazadores, dice la policía.

Otros guardan silencio por temor a represalias, dice Riccardo Germani, un truferero de tercera generación que es presidente de la Asociación Nacional de Recolectores de Trufas de Italia. Cortar neumáticos e incluso hacer estallar camionetas no es raro en el mundo de la recolección de trufas, dice.

Código de silencio

Las trufas blancas italianas son apreciadas por sus sabores picantes.

Hasta ahora, ninguno de los dueños de los 30 perros muertos el fin de semana pasado ha presentado una denuncia, dijo la fiscalía local a CNN, provocando llamados de la Asociación Italiana para la Protección Animal y el Medio Ambiente de Italia para que los fiscales actúen.

Buscan que la zona donde se produjo el envenenamiento esté cerrada durante un año a los animales truferos, en caso de que todavía quede veneno escondido entre la maleza. También han pedido a los cazadores que rompan su código de silencio.

“Estamos preocupados por la salud de los perros y la muerte de 30 de ellos no debe pasar desapercibida como si fuera un asunto que solo interesa a los recolectores de trufas”, escribió el grupo en una carta dirigida a las asociaciones de recolectores locales y vista por CNN.

“30 perros muertos en pocos días es una masacre y creemos oportuno que hablen los truferos, porque pensamos que algunos de ellos tienen más de una sospecha sobre el nombre del autor o autores, por eso dejemos el silencio a un lado y vayamos a la fiscalía a contar la verdad”, señaló.

Las asociaciones, que son numerosas, quieren que las autoridades hagan las investigaciones. “No hablemos de una guerra entre recolectores de trufas, esto es una verdadera masacre”, dijo Fabio Cerretano, presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trufas Italianas, en un comunicado después de lo ocurrido el fin de semana pasado.

“Es un loco, un criminal que llevó a cabo este gesto vergonzoso matando a docenas de (perros) truferos para quedarse solos a buscar trufas en esa zona”, agregó.

Falsas trufas ‘italianas’

Germani, presidente de la Asociación Nacional de Recolectores de Trufas de Italia, dijo a CNN que los perros muertos son la punta del iceberg en términos de lo que está mal en el sector de la recolección de trufas.

Dice que hay una falta de transparencia sobre el origen de las trufas cuando los recolectores las venden, incluida la importación de trufas de lugares tan lejanos como Irán, Afganistán y, más localmente, Croacia, que terminan siendo certificadas para su venta como productos italianos.

“Hay pocos controles en el mundo de la recolección de trufas”, dijo a CNN. “Y necesitamos controles, el Estado no los hace, así que tenemos que hacerlo nosotros mismos”, añadió.

En una carta al Ministerio de Agricultura enviada después de la masacre de perros, escribió: “El sector italiano de la trufa, una de nuestras excelencias nacionales, está sufriendo no solo por prácticas ilegales y crueles, sino también por la falta de reconocimiento y valorización”.

Germani ha pedido la instalación de cámaras para monitorear las áreas donde se producen envenenamientos, pero dice que se deben implementar más medidas.

“Es esencial que el gobierno intervenga para garantizar que la búsqueda de trufas siga siendo una práctica ética y sostenible y no un negocio para unos pocos delincuentes. Este patrimonio cultural y gastronómico merece mayor protección y promoción para preservar su integridad y asegurar su futuro”.