(CNN En Español) – Los residentes de la ciudad de Grindavík, situada a unos 3 kilómetros de un volcán en erupción en Islandia, no podrán regresar a sus hogares antes de Navidad, dijo este martes por la noche el alcalde de la ciudad, Fannar Jónasson, en un comunicado.
“Desafortunadamente, la esperanza que se había encendido en los corazones de muchos sobre la posibilidad de celebrar la Navidad en casa en Grindavík se extinguió cuando comenzó la erupción ayer”, dijo Jónasson.
Más de 3.000 personas recibieron la orden de evacuar la pequeña ciudad costera en noviembre, cuando una serie de terremotos en la península de Reykjanes provocaron que Islandia declarara el estado de emergencia en previsión de una erupción volcánica.
Tras la erupción de este lunes, Jónasson destacó la necesidad crucial de “abordar la crisis de la vivienda” con “toda su fuerza” y ayudar a las familias que seguirán sin un alojamiento seguro en las próximas semanas y meses. Las autoridades están trabajando actualmente en diversas soluciones de vivienda, añadió.
“Me he reunido con ministros y representantes de los ministerios pertinentes esta mañana y mantendré este tema en primer plano hasta que se encuentre una solución”, continuó el alcalde.
Jónasson dirigió a los residentes al centro de servicios en Tollhúsinu para recibir apoyo emocional por las “emociones complejas y desafiantes” que sintió la comunidad tras la erupción. También dijo que la Cruz Roja ha ampliado sus servicios en respuesta a los acontecimientos de la erupción de este lunes por la noche.
Si bien ninguna infraestructura, carretera o tubería está actualmente en riesgo inmediato, “si la lava comienza a fluir hacia el oeste, Grindavíkurvegur podría estar en peligro”, dijo el alcalde, refiriéndose a la carretera principal que conduce a Grindavík.
Todas las carreteras que conducen a Grindavík están cerradas y permanecerán cerradas en los próximos días, con el acceso restringido a los servicios de emergencia y a los contratistas que trabajan en barreras protectoras, destacó Jónasson.
“Ahora es crucial que nosotros, el pueblo de Grindavík, estemos unidos, nos cuidemos unos a otros y prestemos atención a nuestro bienestar y el de las personas que nos rodean”, concluyó.