(CNN Español) – En el centro del “juicio del siglo” del Vaticano, que condenó al otrora poderoso cardenal Giovanni Angelo Becciu a cinco años y medio de prisión por su participación en diversos delitos financieros, hay otra figura central que ha ocupado múltiples titulares: Cecilia Marogna, apodada la “dama del cardenal”.
Uno de los delitos por los que condenaron a Becciu, quien repetidamente se ha declarado inocente de los cargos y anunció que apelaría la sentencia del tribunal del Vaticano, fue haber autorizado pagos de la Secretaría de Estado del Vaticano por unos US$ 618.000 a Cecilia Marogna, una “consultora de seguridad”, que supuestamente los iba a utilizar para la liberación de una monja secuestrada en Malí. Lo hizo cuando ocupaba el cargo número dos en esta institución.
Los fiscales del Vaticano argumentaron que Marogna utilizó este dinero para fines personales, incluidos más de US$ 54.000 gastados en ropa, calzado y accesorios de moda de marcas de alta gama como Prada, Gucci y Hermes. Fue condenada a tres años y nueve meses de prisión tras ser declarada culpable de apropiación indebida del dinero. El tribunal también impuso una multa de unos US$ 43.800 aproximadamente para su empresa Logsic Humanitarne Dejavnosti, según la agencia de noticias del Vaticano.
Marogna ha negado cualquier delito y declaró al periódico Corriere della Sera que gastó los fondos en honorarios para ella y sus colaboradores, viajes y otros gastos de manutención. Insistió en que había desarrollado una “red de relaciones en África y Medio Oriente” para ayudar a los diplomáticos y misioneros vaticanos.
¿Por qué bautizaron a Marogna “la dama del cardenal”?
Marogna, que se encuentra por los 40 años, ha sido apodada durante el transcurso del juicio como “la dama del cardenal” por su relación con Becciu. Durante el juicio se mostraron al tribunal imágenes tomadas por Marogna en el interior del apartamento del cardenal y publicadas en las redes sociales con leyendas como “sintiéndome como en casa” y “mi paraíso”.
Marogna es originaria de Cerdeña, la misma región del cardenal, según informó cuando la detuvieron en 2020 la agencia católica ACI Prensa. En octubre de ese año, días después de que se la relacionara con el escándalo financiero del cardenal, Marogna fue detenida en Milán. La liberaron unas dos semanas después.
Cuando la policía vaticana informó a Becciu que el dinero transferido a Marogna no se estaba utilizando como estaba previsto, éste les pidió que no se lo hicieran saber a nadie “porque le acarrearía graves perjuicios a él y a su familia”.
Durante un interrogatorio antes del juicio, a un testigo le preguntaron los fiscales si Becciu y Marogna mantenían una relación íntima, lo que él negó. Tanto Becciu como Marogna han negado una relación impropia.
También durante el juicio, el tribunal escuchó una llamada telefónica que Becciu había grabado en secreto con el papa en la que pretendía confirmar con el pontífice que Francisco había autorizado los pagos para liberar a la monja secuestrada.
En la llamada, Becciu pide al papa que confirme que había autorizado los pagos a Marogna para que ella a su vez pagara a la firma británica Inkerman Group para ayudar a asegurar la liberación de la monja que había sido secuestrada por militantes islámicos en Malí en 2017, según la transcripción de la llamada.
Según la transcripción, el papa dijo en la llamada que recordaba vagamente y pidió al cardenal que pusiera por escrito lo que le gustaría que confirmara.
Lo monja en cuestión, la hermana Gloria Cecilia Navaes Goti, franciscana de origen colombiano, fue liberada en octubre de 2021, según la agencia de noticias del Vaticano.
Con información de Christopher Lamb de CNN.