Un abogado voluntario enseña a alumnos de primaria la Ley de Educación Patriótica de China en Huai'an, China, el 28 de diciembre de 2023.

(CNN) – En un fresco día de diciembre, estudiantes de secundaria de Fuzhou, en el sureste de China, se reunieron en un parque rural para estudiar el pensamiento del líder chino Xi Jinping.

Desplegaron una pancarta roja en la que declaraban que su excursión era un “aula andante de política e ideología”, y trataron de ilustrarse siguiendo los pasos de Xi en su visita de 2021 al barrio, según un medio de comunicación local afiliado al Estado.

Otro grupo de jóvenes de la ciudad costera norte de Tianjin visitó un fuerte para reflexionar sobre “la trágica historia de la resistencia del pueblo chino a la agresión extranjera”.

Estos viajes forman parte de la intensificación de la educación nacionalista en China en los últimos años, ahora codificada en una nueva ley que entró en vigor a principios de esta semana.

La “Ley de Educación Patriótica”, cuyo objetivo es “reforzar la unidad nacional”, exige que el amor a la patria y al gobernante Partido Comunista de China se incorpore al trabajo y al estudio de todos, desde los niños más pequeños hasta los trabajadores y profesionales de todos los sectores.

Se pretende ayudar a China a “unificar pensamientos” y “reunir la fuerza del pueblo para la gran causa de construir un país fuerte y el rejuvenecimiento nacional”, declaró un funcionario chino de propaganda en una rueda de prensa el mes pasado.

El fomento del amor a la patria y al Partido Comunista no es nada nuevo en China, donde el patriotismo y la propaganda han sido parte integrante de la educación, la cultura empresarial y la vida desde que se fundó la República Popular hace casi 75 años.

Y el nacionalismo chino ha prosperado bajo Xi, el líder más autoritario del país en décadas, que ha prometido “rejuvenecer” China hasta un lugar de poder y prominencia a nivel mundial y ha fomentado una diplomacia combativa, de “guerrero lobo”, en medio de las crecientes tensiones con Occidente.

Asistentes cantan una canción patriótica en Hangzhou, provincia de Zhejiang, el 15 de septiembre de 2019, en un evento para conmemorar el 70 aniversario de la fundación de la República Popular China.

El ultranacionalismo ha florecido en las redes sociales, donde cualquiera que se perciba como menospreciando a China —desde los que hacen transmisiones en directo y los cómicos hasta las marcas extranjeras— se enfrentará a una feroz reacción y a boicots.

Las nuevas normas marcan la última expansión de los esfuerzos de Xi por profundizar la presencia del partido en todos los aspectos de la vida pública y privada.

Pero esta vez llegan tras años de estrictos controles por el covid-19 en China, que terminaron a finales de 2022 después de que los jóvenes de todo el país tomaran las calles en protestas sin precedentes contra el gobierno de Xi y sus normas.

También se producen en un momento en que la economía se hunde y el desempleo juvenil ha alcanzado una cifra récord, lo que aumenta las posibilidades de que crezca el descontento.

Expertos señalan que Beijing puede considerar el nuevo marco jurídico como una forma de fomentar el nacionalismo y consolidar el poder para garantizar la estabilidad social en medio de los retos que se avecinan.

China ha confiado durante mucho tiempo en que su pueblo aceptara su visión como un “contrato social” no escrito, pero ahora “le espera un camino lleno de baches en los próximos años”, dijo Jonathan Sullivan, profesor asociado especializado en política china en la Universidad de Nottingham.

“Podrían surgir problemas si se produce una recesión económica prolongada (…), están trabajando para asegurarse de que la forma de pensar políticamente correcta está completamente cerrada, consolidando más allá de toda duda que el camino del partido es el único camino para China, y que si amas a China, debes amar al partido”, afirmó.

Ese mensaje se ha recalcado en Hong Kong tras las enormes protestas por la democracia que estallaron allí en 2019.

Desde entonces, Beijing ha dejado claro que quiere una nueva generación de patriotas incubados en la ciudad, desplegando normas de educación patriótica y restricciones políticas que prohíben presentarse a cargos públicos a cualquier persona considerada antipatriota.

La introducción de la ley coincide además con el 75 aniversario de la fundación de la República Popular China, el próximo 1 de octubre. Los funcionarios se verán presionados para garantizar la celebración del patriotismo y eliminar cualquier posibilidad de disidencia.

Un manifestante sostiene un cartel en blanco y corea consignas durante una protesta en Beijing el 28 de noviembre de 2022.

Currículo patriótico para todos los ámbitos de la vida

Según la ley, se debe educar a los profesionales —desde científicos a atletas— para que profesen “sentimientos patrióticos y comportamientos que den gloria al país”.

Las autoridades locales deben aprovechar los bienes culturales, como los museos y los festivales tradicionales chinos, para “reforzar los sentimientos por el país y la familia”, e intensificar la educación patriótica a través de los informativos, la radiodifusión y el cine.

Las entidades religiosas también deben “reforzar el sentimiento patriótico del personal religioso y sus seguidores” y su concienciación sobre el Estado de derecho, una estipulación en línea con el impulso de China de “sinización” y de reforzar su control sobre la religión.

La última legislación sigue una directiva de 2016 del Ministerio de Educación para introducir la educación patriótica generalizada en cada etapa y en todos los aspectos de la escolarización, que desempeña un papel importante en la nueva ley unificada.

También sigue una estela de esfuerzos anteriores, como las aplicaciones para teléfonos inteligentes para que la gente “aprenda sobre el nuevo pensamiento socialista” —incluida una lección sobre cómo “el abuelo Xi nos condujo a la nueva era”— y para que los adultos lean y completen cuestionarios sobre las últimas teorías de Xi.

Esta última se consideró un éxito en términos de descargas, ya que se ordenó a los 90 millones de miembros del Partido Comunista que la utilizaran, junto con muchos empleados de empresas estatales.

Las nuevas normas afirman que la educación patriótica se integrará en las asignaturas escolares y en los materiales didácticos “en todos los grados y en todos los tipos de instituciones”, mientras que en casa los padres deben orientar a sus hijos y animarles a participar en actividades patrióticas.

“(Esto tiene que ver) con la consolidación del poder de Xi. Quiere que la educación patriótica comience pronto”, dijo Alfred Wu, profesor asociado de la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur.

Un grupo de personas ondea banderas chinas para conmemorar el Día Nacional de China en Hong Kong el 1 de octubre de 2023.

En su opinión, la medida pretende cultivar una mentalidad leal hacia Xi desde una edad temprana, al tiempo que envía un mensaje al público en general de que Beijing se centra ahora en consolidar el poder de Xi tras el auge económico de la última década.

La nueva ley también ordena que establecimientos culturales como museos y bibliotecas se conviertan en sedes de actividades de educación patriótica y los destinos turísticos en lugares que “inspiren patriotismo”.

Las escuelas están obligadas a organizar viajes para que los alumnos visiten estos lugares, que los funcionarios llaman “aulas andantes de política e ideología”.

Tales viajes no eran infrecuentes en el pasado, pero ahora la ley impone oficialmente un mandato legal para que las escuelas los hagan.

China cuenta con otras leyes destinadas a erradicar los comportamientos antipatrióticos, como la prohibición de profanar banderas nacionales y de insultar a los soldados. Y en los últimos años, bajo el mandato de Xi, cualquier disidencia en China —incluso en forma de comentarios en Internet que no se ajusten a la línea del partido— es suficiente para meterse en problemas con las autoridades.

Sin embargo, según Ye Ruiping, profesor de Derecho de la Universidad Victoria de Wellington, en Nueva Zelandia, la última ley parece insinuar la introducción de penas para actos que no están ya penados por las leyes vigentes.

Por ejemplo, establece que las conductas que “defiendan, glorifiquen y nieguen actos de invasión, guerras y masacres” y “dañen las instalaciones de educación patriótica” podrían ser objeto de castigos, explicó.