(CNN Español) – Patacones, Lecop, Lecor, Petrobonos, Cecacor, Bocanfor o Bofes fueron los nombres de algunas de las “cuasimonedas” que circularon en Argentina desde 2001, unos meses antes de que la peor crisis socioeconómica del país hiciera eclosión y causara la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa. Ahora, 23 años más tarde, este tipo de emisión de bonos de circulación provincial vuelve al país: la provincia de La Rioja es la primera que aprobó la creación del Bono de Cancelación de Deudas (Bocace), que se espera empiece a circular en las próximas semanas para pagar parte del sueldo de los empleados públicos provinciales.
Si bien la Constitución Nacional prohíbe a las provincias acuñar sus propias monedas o crear bancos que puedan imprimir billetes, los distintos gobiernos encontraron en los bonos de deuda una manera de eludir esa prohibición: como se los utiliza para pagar parte de los sueldos de empleados públicos o a proveedores del Estado, comienzan a circular y a utilizarse como un sucedáneo de la moneda en la vida diaria, por lo que, en la práctica, cumplen las mismas funciones del dinero. Aunque no lo sean.
Los nuevos bonos riojanos y la polémica con el presidente Milei
Apenas asumió el nuevo presidente de la Argentina, Javier Milei, dispuso la devaluación del peso argentino en más de un 50%, un fuerte ajuste de gastos y el recorte de las transferencias a las provincias. Además, emitió un controvertido Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) con más de 300 reformas. Todo en medio de una creciente inflación que el país arrastra desde hace años y que se aceleró en diciembre hasta hacer que Argentina sea el país con la mayor inflación mundial en 2023.
Desde los inicios del nuevo gobierno, el gobernador peronista de La Rioja, Ricardo Quintela, decidió enfrentar abiertamente a Milei. Primero el gobierno provincial le pidió a la Corte Suprema de Justicia que declarara la “inconstitucionalidad manifiesta” del DNU.
Luego, el gobernador le reclamó una supuesta deuda de 9.300 millones de pesos (equivalente a unos US$ 11,6 millones al cambio oficial) al gobierno nacional que “hace oídos sordos a este pedido dejando a un lado la necesidad de las provincias”, según escribió en su cuenta de X (antes Twitter) y por eso le pidió autorización a la legislatura provincial para emitir los Bocace.
“El objetivo de este bono es poder sostener la economía provincial, priorizando a los trabajadores y al comercio local, que nuestra gente no pierda poder adquisitivo ante la situación que atravesamos por las medidas implementadas por el Gobierno Nacional”, sostuvo la vicegobernadora Teresita Madera en la sesión donde se votó y aprobó la emisión de bonos por un valor de hasta 22.500 millones de pesos, alrededor de US$ 28 millones al cambio oficial actual.
Milei reaccionó en su cuenta de X: “Bienvenidas las monedas provinciales a la competencia”, sostuvo, a la vez que aclaró que “a diferencia de lo que pasó en el pasado, de ningún modo van a ser rescatadas por el Gobierno Nacional”.
Hasta el momento, La Rioja es la única provincia que aprobó la emisión de una nueva “cuasimoneda” y podría sentar precedente para otras provincias. Sin embargo, la Provincia de Buenos Aires, la más poblada del país y también gobernada por el peronismo, ha descartado avanzar, al menos por el momento, en ese sentido. “Hoy creemos que no lo necesitamos. Pero sí tenemos la herramienta, y se usará cuando (el gobernador Axel Kicillof) lo crea necesario”, sostuvo el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco.
La historia de las “cuasimonedas”
Aunque se hicieron conocidas masivamente en 2001, las “cuasimonedas” son anteriores. Según una investigación del Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), “comenzaron a aparecer a mediados de la década de 1980, cuando las provincias se vieron sometidas a procesos de racionamiento de fondos de parte de la Nación”.
El mismo trabajo consigna que en 2001 llegaron a convivir 15 tipos de monedas en Argentina: el peso argentino y otros 14 bonos emitidos por las provincias y el gobierno nacional.
Argentina estaba en los finales de la Ley de Convertibilidad, que establecía la paridad entre el peso y el dólar e impedía emitir moneda sin reservas equivalentes en dólares. En ese contexto, Buenos Aires fue la primera provincia en tener su cuasimoneda y la que más bonos emitió. Los Patacones pagaban un 7% de interés anual y totalizaban el 35% del total de bonos emitidos en el país, según la UBA.
Sin embargo, casi a la par, el Banco de la Nación Argentina emitió las Letras de Cancelaciones de Obligaciones Provinciales, las Lecop, que tenían alcance nacional y llegaron a representar el 43% de todas las “cuasimonedas”.
Estas letras nacionales funcionaban como “una moneda paralela”, según este estudio de la UBA porque, a diferencia de los bonos provinciales, no devengaban intereses y fueron emitidos “para resolver problemas fiscales frente a las restricciones impuestas por las reglas de la Convertibilidad”.
Así, las Lecop, los Patacones y las Lecor (de Córdoba) llegaron a concentrar el 88% de todas esas “cuasimonedas” que se utilizaron para pagar parte de los salarios de empleados públicos y de las jubilaciones, entre otros gastos, pero también servían para pagar impuestos.
Dos años más tarde, en 2003, el gobierno nacional, primero en manos del peronista Eduardo Duhalde y luego de Néstor Kirchner, decidió iniciar el rescate de todas las “cuasimonedas”. Es decir, pagar su deuda de las Lecop, pero también la de todos los bonos provinciales.