(CNN) – Finalmente se confirmó el secreto peor guardado en Kyiv: el hombre que dirigió las fuerzas armadas de Ucrania durante dos años ya no ocupa el puesto.
El presidente Volodymyr Zelensky sustituyó el jueves al general Valerii Zaluzhnyi tras 10 días de rumores y especulaciones, y meses de una relación deteriorada.
El anuncio se produce en un momento crítico de la guerra con Rusia y es probable que anticipe un cambio en la estrategia ucraniana. Pero también es peligroso.
La destitución de Zaluzhnyi de su cargo de comandante en jefe se produce cuando las unidades ucranianas están en desventaja en varias partes de la larga línea del frente, especialmente en las regiones orientales de Donetsk y Járkov. Están desesperadamente escasos de proyectiles y otras municiones y faltos de soldados experimentados.
La maquinaria bélica rusa funciona a toda máquina y dispone de una reserva de hombres mucho mayor que la ucraniana para reponer sus filas. Rusia está eludiendo las sanciones internacionales y sus ingresos gracias al petróleo ayudan a financiar el abundante gasto de guerra.
Zelensky dijo que él y Zaluzhnyi mantuvieron una “conversación franca sobre lo que hay que cambiar en el ejército. Cambios urgentes”. Añadió que “la sensación de estancamiento en las zonas del sur y las dificultades en los combates en la región de Donetsk han afectado al estado de ánimo de la opinión pública”.
En efecto, el estado de ánimo de la opinión pública es más sombrío. Según una encuesta reciente en Ucrania, los que creen que los acontecimientos van en la dirección equivocada pasaron del 16% en mayo de 2022 al 33% en diciembre de 2023.
Es poco probable que el sustituto de Zaluzhnyi, el general Oleksandr Syrskyi, ofrezca un cambio radical de estilo, pero se cree que está más próximo a Zelensky.
Syrskyi ha estado al mando de las fuerzas terrestres desde la invasión rusa, pero fue criticado por ampliar la defensa de Bajmut con un gran coste humano. Sus subordinados le han descrito como falto de empatía y algunos soldados empezaron a llamarle “general 200” (200 es el código militar para los muertos en combate).
“Syrskyi es visto como una elección de consenso”, afirma Matthew Schmidt, director del programa de Asuntos Internacionales de la Universidad de New Haven, en Connecticut.
“Algunos dicen que es demasiado soviético, es decir, poco imaginativo pero capaz, otros que no se toma bien las verdades incómodas —algo que sí hacía Zaluzhnyi— y otros que es el mejor de los peores tipos de general”.
Schmidt dice que ahora mismo hay pocas opciones. “Tal vez sea una fase de la guerra en la que una elección segura es el movimiento correcto”.
La tarea más urgente de Syrskyi será estabilizar las líneas del frente. También en su bandeja de entrada: cómo reponer las mermadas filas de algunas de las mejores brigadas de Ucrania, cómo agilizar la llegada de municiones occidentales al frente y cómo sobrellevar la situación hasta que eso ocurra.
Otras prioridades son: qué énfasis poner en los ataques de mayor alcance contra infraestructuras rusas como depósitos de combustible y bases militares, la integración de los aviones de combate F-16 en los planes de batalla y el rápido desarrollo de la próxima generación de sistemas no tripulados.
Escasez en el frente
En medio de los persistentes ataques rusos en torno a Avdiivka y Kupyansk, “la primera prioridad es asegurarse que se puede mantener la actual línea de contacto”, afirma Schmidt.
“La debilidad táctica de Putin no significa que no pueda matar a miles de sus soldados en un intento de tomar trozos significativos de territorio. Cualquier nuevo jefe de Estado Mayor tiene que respetar ese riesgo”, añade.
Las unidades de primera línea en varias zonas vulnerables dijeron a CNN en las últimas semanas que a menudo sufrían una escasez crónica de munición, en particular de proyectiles de artillería occidentales de 155 mm. En una posición de artillería, las tropas fueron reabastecidas con proyectiles de humo después de agotar su munición de alto poder explosivo, dijeron.
“Es mejor que no tener proyectiles”, dijo un soldado.
El jefe de la Inteligencia Militar ucraniana, el teniente general Kyrylo Budanov, declaró a CNN a finales de enero que la munición es “uno de los factores más decisivos” en la guerra.
Con el paquete de ayuda militar de US$ 61.000 millones de la administración Biden bloqueado en el Congreso, Estados Unidos lleva varios meses enviando paquetes más pequeños, y la ralentización ya ha empezado a afectar a la planificación y las operaciones del ejército ucraniano, según funcionarios estadounidenses.
Schmidt afirma que “la prioridad inmediata es enviar suficientes proyectiles de artillería al frente para impedir que los rusos aprovechen la pausa en la ayuda estadounidense”. “Cada proyectil de artillería disponible para disparar equivale a necesitar menos infantería para mantener la línea”.
Lograr la ayuda militar estadounidense e impulsar la producción europea de municiones son prioridades fundamentales si Ucrania quiere pasar de resistir a luchar. La UE ha reconocido que no alcanzará su objetivo de producir un millón de proyectiles de artillería para Ucrania hasta marzo, y calcula que la cifra será aproximadamente la mitad.
Esta semana, el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, declaró: “Si preguntas a un soldado en el frente qué es lo que más necesita ahora mismo, te dirá que proyectiles. Esta respuesta era la misma ayer, hace un mes, hace seis meses y hace un año”.
“El objetivo principal es garantizar que la escasez de proyectiles nunca se convierta en una hambruna de proyectiles”, añadió.
Númericamente inferiores
Los efectivos de Rusia son al menos tres veces superiores a los de Ucrania. Budanov declaró a CNN que las fuerzas rusas en territorio ucraniano y sus inmediaciones “constan de 510.000 militare”.
Las unidades más profesionales de Ucrania están agotadas por dos años de combate ininterrumpido y sus filas menguadas por las bajas. Ucrania no publica cifras, pero funcionarios estadounidenses estiman que hasta 70.000 soldados ucranianos han muerto y casi el doble han resultado heridos.
La escala y la velocidad de la movilización adicional en Ucrania es una cuestión política espinosa, y una de las fuentes de las desavenencias entre Zelensky y Zaluzhnyi, quien dijo que el ejército necesitaba otro medio millón de soldados y criticó “las lagunas en nuestra legislación que permiten a los ciudadanos eludir sus responsabilidades”.
En una columna para CNN la semana pasada, Zaluzhnyi dijo: “Debemos reconocer la importante ventaja de que disfruta el enemigo en la movilización de recursos humanos y cómo se compara eso con la incapacidad de las instituciones estatales de Ucrania para mejorar los niveles de dotación de nuestras fuerzas armadas sin recurrir a medidas impopulares”.
Un proyecto de ley aprobado por el Parlamento ucraniano rebajaría la edad mínima para el servicio militar obligatorio de 27 a 25 años (una disposición que Zelensky no firmó el año pasado) e introduciría duros castigos para quienes incumplan las normas de movilización. Los ciudadanos en edad militar estarían obligados a llevar consigo documentos de registro militar.
Una versión más ambiciosa del proyecto de ley fue retirada en medio de las críticas de la opinión pública, y está por verse hasta qué punto la nueva medida es eficaz para subsanar las graves deficiencias. A Zelensky le preocupa la capacidad del gobierno para pagar un ejército permanente más numeroso (la paga de los soldados de primera línea de US$ 3.000 al mes es seis veces superior al salario medio ucraniano) y el riesgo político.
“La población sigue comprometida con la lucha, lo vemos en las encuestas de opinión, pero está agotada”, afirma Schmidt.
Sistemas no tripulados
Zaluzhnyi ha sostenido insistentemente que, dada la mayor dotación de mano de obra y blindados de Rusia, Ucrania necesita un cambio radical en su tecnología del campo de batalla: drones más sofisticados y otros sistemas no tripulados proporcionarían inteligencia en tiempo real e información precisa sobre objetivos, por ejemplo.
En su reciente ensayo, Zaluzhnyi sugería que acelerar este tipo de inversiones, así como adoptar la tecnología cibernética, podría producir resultados en cinco meses.
El tiempo apremia. El ejército ruso sigue cometiendo errores, pero está aprendiendo y adaptándose, especialmente en la explotación de drones de ataque y reconocimiento y en la guerra electrónica.
Budanov declaró a CNN que los rusos han llevado a cabo “lo que ustedes llaman ‘lecciones aprendidas’ y han sacado sus propias conclusiones… El número de sistemas no tripulados de todo tipo, incluidos los basados en tierra y demás, ha aumentado significativamente”.
Soldados ucranianos que defienden los cielos en torno a la capital, Kyiv, dijeron a CNN que los rusos estaban desplegando nuevos camuflajes, rutas de vuelo engañosas e innovaciones de ingeniería para hacer que sus drones y misiles fueran más difíciles de derribar.
El ejército ruso también ha explotado la tecnología de planeo para lanzar bombas aéreas con mayor precisión, una de las razones por las que la ofensiva ucraniana en el sur fracasó el verano pasado.
En pocas palabras, Ucrania necesita ampliar la brecha tecnológica, como reconoció Zelensky en su discurso al anunciar el cambio de liderazgo. Su industria nacional de drones, en rápida expansión, será fundamental en ese esfuerzo y ya está dando resultados.
Los drones en primera persona, o “FPV”, desplegados en la zona de Avdiivka han tenido un efecto devastador en los intentos rusos de cercar la ciudad, infligiendo grandes pérdidas a tanques y vehículos de munición. El teniente general Serhii Naiev, comandante de las Fuerzas Conjuntas de Ucrania, afirma que son un “medio mucho más barato, pero no menos eficaz, de destruir equipos y personal enemigos que los sistemas de misiles antitanque y la munición de artillería”.
La introducción de los F-16, prevista como muy pronto para esta primavera, debería erosionar la ventaja de los rusos en los cielos, pero el objetivo declarado por Zaluzhnyi de lograr una superioridad aérea absoluta que permita a Ucrania pasar a la ofensiva parece una perspectiva lejana. La integración de los nuevos aviones de combate en una estrategia de batalla global será una tarea crítica para Syrskyi.
Un área en la que los ucranianos han tenido éxito en los últimos meses es en la ampliación de sus ataques contra la infraestructura militar rusa, los enlaces de transporte y las refinerías en lugares tan lejanos como San Petersburgo y el Extremo Oriente ruso.
El reciente ataque con drones o UAV (vehículos aéreos no tripulados) contra una refinería en Volgogrado fue la última victoria de una serie de ataques selectivos.
Más significativo aún, y a pesar de no tener prácticamente armada propia, las operaciones especiales dirigidas por Budanov y el Servicio de Seguridad (SBU) han “permitido a Ucrania mantener la Flota rusa del mar Negro en puerto (…) destruyendo además múltiples emplazamientos de defensa antiaérea y municiones en Crimea”, según el Instituto Naval de Estados Unidos.
Ucrania ha sido pionera en el desarrollo de drones marítimos para derribar varios buques de guerra de la Flota del mar Negro. Los drones aéreos, los misiles y las operaciones de sabotaje han perturbado al menos la logística rusa.
“Tienen que interceptar las líneas de suministro de Rusia en Ucrania y hacer que el público ruso sienta la guerra en su vida cotidiana. Si Putin tiene que mover recursos para proteger su retaguardia, eso significa menos con lo que pasar al ataque”, en opinión de Schmidt.
Llenar unos zapatos grandes
En el último año, la sensación de optimismo entre los aliados de Ucrania y los comandantes de primera línea ha dado paso a un estado de ánimo más sombrío, como ha reconocido Zelensky. En diciembre, Zaluzhnyi hizo una sombría valoración: “Lo más probable es que no se produzca un avance profundo y hermoso”, un comentario que no le granjeó la simpatía de la presidencia.
El agotamiento en casa, las disputas entre aliados (la UE frente a Hungría) y la parálisis del Congreso de EE.UU. se han sumado a lo que es un panorama sombrío. Mientras tanto, el presidente Vladimir Putin se ha visto animado por la posibilidad de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca.
Llenar los zapatos de Zaluzhnyi no será fácil.
Mick Ryan, un general australiano retirado que ha visitado Ucrania y se ha reunido con altos cargos, lo describe como un “líder militar carismático y popular que se anticipó y preparó en las semanas previas a la invasión rusa a gran escala”.
“Es una figura heroica, devaluar sus logros es imposible”, declaró a CNN un soldado que combatía en Zaporizhzhia.
Syrskyi tiene sus propios logros, especialmente la defensa de Kyiv en los primeros días y la ofensiva relámpago que recuperó franjas de Járkov en septiembre de 2022.
Pero el conflicto ha cambiado enormemente desde entonces.
En el futuro inmediato, los dirigentes ucranianos deben mostrar unidad tras lo que ha sido un cambio desordenado. Myhailo Podolyak, asesor de la oficina del presidente, afirmó que “durante una guerra, la competición política, especialmente a nivel del ejército, los generales y los políticos, no tiene muy buena pinta”.
Inculcar un nuevo sentido de propósito es tanto más importante cuando Ucrania se enfrenta a una ventana de vulnerabilidad.
En palabras de Matthew Schmidt, Putin “puede arrojar cuerpos sobre el enemigo, utilizando la cantidad rusa para superar la calidad ucraniana. Es un enfoque muy estalinista del campo de batalla, y está integrado en la cultura estratégica rusa”.