(CNN Español) –– El sonido de los cencerros, las bocinas de los tractores y las reivindicaciones del sector agropecuario compartidas a través de megáfonos llenaron este miércoles el centro de Madrid.
Fueron ruidos que ocuparon durante varias horas el tramo que va desde la Calle de Alcalá hasta el Ministerio de Agricultura, pasando por la plaza de la Independencia – donde se localiza la reconocida Puerta de Alcalá- y la Calle Alfonso XII. La intención era hacer oír bien alto el malestar de trabajadores del campo ante unas condiciones de producción que ahogan a muchos agricultores y ganaderos.
Cerca de 4.000 personas particparon en esta marcha por el centro de la capital española, según datos de la Delegación del Gobierno en Madrid. Pero lo más vistoso han sido los 500 tractores que las fuerzas de seguridad dejaron entrar hasta ese punto de la ciudad. Otros 150 de estos vehículos, según la misma fuente, no han podido acceder dado que superaban el número informado por los organizadores para la movilización.
Movilización nacional
“Salimos ayer a las 12 del mediodía y hemos hecho noche aquí en Arganda del Rey”, señala a CNN Ángel, un agricultor de Burgos que ha recorrido cerca de 250 kilómetros con su tractor para estar presente en esta jornada.
Cómo él, otros muchos agricultores han llegado a Madrid a bordo de sus vehículos de campo con el objetivo de colapsar este importante punto de la capital. Algunos llegaban desde localidades de la región vecina de Castilla-La Mancha; otros de Castilla y León. Incluso ha habido quien recorrió muchas más horas de carretera para llegar a tiempo desde Andalucía o Cataluña.
Todos acudían convocados por Unión de Uniones, una organización que aglutina a movimientos agrarios de once comunidades autónomas y que ha atraído a algunos productores del sector que se dicen descontentos con la representación que hacen otras asociaciones agrarias de ámbito estatal, como la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
Reivindicaciones
Entre los manifestantes había agricultores y ganaderos dedicados a campos de producción disímiles, pero con reclamos parecidos.
Luis López, llegado en autobús desde La Bureba, al noreste de Castilla y León, nos cuenta que se dedica al cultivo de cereales. “Los gastos se comen a los beneficios”, dice a CNN. Un hecho que se produce, especialmente, por el incremento de los precios del combustible y de los fertilizantes. “Hay mucha gente agobiada”, añade.
Persi, compañero de López, también se dedica al cultivo de cereales, además del cerezo. Según nos relata, la temporada pasada llegó a vender el kilo de cereza a USD 0,97, mientras que el distribuidor que las puso a la venta a USD 9,73, afirma. Es una descompensación sobre la que poco se puede hacer, explica, dado que al ser un producto perecedero muchas veces los agricultores no tienen más opción que vender, aunque sea por debajo del precio de coste.
Según seguimos recorriendo las interminables hileras de tractores damos con Javier Contreras, viticultor de Mota del Cuervo, municipio de la provincia de Cuenca. Para él, uno de los peores dolores de cabeza es la burocracia a la que debe hacer frente para llevar adelante su actividad: “Si tenemos que sacar viña hay que pedir permiso, si queremos poner viña hay que pedir permiso, si queremos regar hay que pedir permiso”.
Una queja que encuentra eco en otros profesionales del campo, quienes apuntan al Cuaderno Digital de Explotación Agrícola como principal responsable. Implantado a través de la última Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea y que debe entrar en vigor en septiembre de este año, el Cuaderno obligará a muchos agricultores a trasladar a un soporte digital la información relativa a su actividad, como por ejemplo detallar los fitosanitarios y fertilizantes que usan. Labor que hasta ahora hacían a mano y que estiman implicará más horas de trabajo administrativo.
Propuestas del Ministerio de Agricultura
Ante las quejas por pérdidas del margen de beneficios, una supuesta competencia desleal que afirman sufrir por parte de los productos importados de países que no están sometidos a las normas de producción de la UE y la burocracia que aporta la nueva PAC europea, el Gobierno español ha querido salir un paso adelante para calmar los ánimos.
El ministro de Agricultura, Luis Planas, trasladó el pasado jueves 15 de febrero a ASAJA, COAG y UPA un paquete con 18 medidas para responder a las inquietudes del sector. Entre otras, proponía la creación de una agencia estatal que redoble los esfuerzos para evitar las prácticas comerciales abusivas, sugerir a la Comisión Europea la actualización de la directiva sobre prácticas comerciales desleales, luchar por la aplicación del principio de reciprocidad sobre el uso de fitosanitarios en los productos importados de terceros países y que se simplifiquen algunas normativas que regulan la producción agrícola.
No obstante, para muchos de los que protestaron hoy en Madrid, esas medidas no son suficientes o no parecen lo bastante firmes. Por ello, se mantienen en pie de guerra para seguir organizando protestas en diferentes puntos del territorio hasta que sus reclamos sean atendidos.
Por su parte, el ministro Planas reiteró este miércoles en la sesión de control al Gobierno su intención de mantener un diálogo con los representantes del campo con el objetivo de acercar posiciones y lograr un acuerdo.