(CNN Español) – El 21 de junio de 2021, en plena pandemia del covid-19, la sección 26 de la Audiencia Provincial de Madrid condenó a César Román, más conocido como el Rey del Cachopo, a 15 años de prisión como autor del homicidio de su pareja con la concurrencia de las agravantes de parentesco y género.
El origen del apodo tiene lugar en su carrera en el sector de la hostelería, dado que en años anteriores había popularizado el cachopo, un plato típico de la gastronomía asturiana. Como él mismo destacó durante el juicio oral, trabajaba en hostelería desde los 15 años y era cocinero profesional. Hasta su detención, Román era socio y gerente de una sociedad mercantil que se dedicaba a la explotación de diversos negocios de hostelería en Madrid.
Su sentencia se unía el pago de una indemnización de un total de US$ 417.500 (384.458 euros) para los dos hijos menores de edad y madre de la víctima, y que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ratificó en marzo de 2022 tras rechazar el recurso de la defensa donde afirmaba que se había vulnerado los derechos del condenado durante la instrucción y la vista oral del juicio.
De esta forma, la justicia concluía uno de los casos más truculentos que ha conocido España a lo largo de la última década.
Tal es interés que causó, que Netflix incluyó este 10 de mayo en su catálogo una serie documental que aborda el caso a lo largo de tres episodios en los que se incluyen declaraciones del propio Román desde la cárcel.
¿Qué ocurrió?
Según estimaron como hechos probados los nueve miembros del jurado popular que formaron parte del juicio, Román, mató y descuartizó a su pareja sentimental, Heidy Paz, originaria de Honduras.
Ambos se conocieron en abril o mayo de 2018, cuando Román, quien ese entonces tenía 45 años, contrató a Paz, de 25 años, para trabajar en uno de los locales de restauración de los que era socio; concretamente, en una sidrería.
Poco tiempo después, ambos comenzaron una relación sentimental y convivieron en varios apartamentos hasta junio de ese mismo año, cuando la mujer, tras quedar embarazada y abortar, le anuncia su decisión de tomarse un tiempo para meditar sobre la relación que compartían.
La joven compartió con su entorno más cercano que no deseaba seguir siendo pareja de él por su carácter “celoso y posesivo”, tal y cómo refirieron algunos amigos de ella durante el juicio oral.
Pasadas unas semanas de distanciamiento, en la madrugada del 5 de agosto y tras mantener una conversación telefónica con Román, ambos se encuentran en el último domicilio que habían compartido. Sobre las 4 p.m. de ese mismo día, hora local, Román le quita la vida y descuartiza su cuerpo para evitar ser descubierto y que se identifique al cadáver.
De ahí, Román traslada el torso de la joven en una maleta a un local de su propiedad, donde lo rocía con sosa cáustica.
Pasados unos días, sobre la 1:45pm del 13 de agosto, los bomberos acuden a sofocar un incendio intencionado en esa misma nave, localizada en Madrid, donde hallan la maleta y el tronco.
Al enterarse del hallazgo de los bomberos, Román huye a Zaragoza, a unos 300 km de Madrid, para evitar ser localizado. En esa ciudad se vale de diversas identidades para alquilar un lugar que habitar y conseguir un trabajo en un bar.
Sin embargo, el 16 de noviembre de 2018 es detenido por la Policía después de que la propietaria del bar lo reconociera mientras veía un programa de televisión.
Desde ese día, Román quedó detenido. En la actualidad se encuentra cumpliendo en prisión con la condena impuesta por la justicia.
En 2024, Román confesó ser el autor del asesinato en una carta dirigida a las autoridades judiciales, según publicó la agencia EFE. En la nota expresó su arrepentimiento y pidió perdón a la familia de la víctima. Su abogada dijo a EFE que ese texto fue “un momento de desesperación” e insistió en la inocencia de su cliente.