(CNN) – Incendio provocado en almacenes de armas destinadas a Ucrania. Cámaras de vigilancia donde la OTAN entrena a tropas ucranianas. Vandalización de vehículos ministeriales. Incluso un aparente atentado fallido ligado a Rusia.
Rusia lleva más de seis meses llevando a cabo una “audaz” operación de sabotaje en todos los Estados miembros de la OTAN, dirigida contra las líneas de suministro de armas para Ucrania y contra los responsables de la toma de decisiones, según un alto funcionario de la OTAN.
Múltiples funcionarios de seguridad de toda Europa describen una amenaza que está haciendo metástasis a medida que los agentes rusos, cada vez más sometidos al escrutinio de los servicios de seguridad y frustrados en sus propias operaciones, contratan a aficionados locales para que lleven a cabo delitos de alto riesgo –y a menudo negables por Moscú–, en su nombre.
El funcionario de la OTAN dijo que habían observado “una escalada y propagación sin precedentes de la guerra híbrida de Rusia” en los últimos seis meses, que incluía “sabotajes físicos” en la línea de suministro de armas de la OTAN destinadas a Ucrania. “Es todo, desde el punto de producción y origen, al almacenamiento, a los que están tomando decisiones, a la entrega”, dijo el alto funcionario de la OTAN. “Es audaz. Rusia está intentando intimidar a (nuestros) aliados”.
Rusia ha tachado de infundadas las afirmaciones, pero el sabotaje ruso y la guerra híbrida figurarán en el orden del día de la reunión del 75 aniversario de la OTAN en Washington, que comenzó el martes. Sin embargo, no está claro hasta qué punto los Estados miembros expresarán públicamente su indignación ante lo que los analistas han denominado la nueva “guerra en la sombra” del Kremlin, ya que pueden mostrarse reacios a proporcionar a Moscú una victoria propagandística o a fomentar la alarma ante una serie de violaciones de la seguridad en toda Europa.
Las recientes detenciones de alto nivel han revelado la naturaleza ad hoc y torpe de cómo han evolucionado las operaciones de inteligencia del Kremlin desde el inicio de la guerra en Ucrania. El año pasado, 14 ucranianos y dos nacionales de Belarús fueron detenidos en Polonia en un caso bajo sospecha de trabajar para la inteligencia rusa. Un ucraniano, que según la ley de privacidad polaca sólo puede ser identificado como Maxim L., de 24 años, fue condenado a seis años tras semanas recibiendo tareas de un controlador ruso, Andrzej, al que nunca había conocido físicamente pero con el que se encontró en la aplicación de mensajería Telegram en febrero de 2023.
Al principio, Andrzej le pagaba US$ 7 en divisas digitales por pintar grafitis contra la guerra en Polonia, según Maxim. Sin embargo, las tareas pronto se volvieron más oscuras.
“Dinero fácil… parecía tan insignificante”
En una inusual entrevista con CNN en el ala de máxima seguridad de la prisión de Lublin, Maxim dijo que había huido de Ucrania a Polonia en un intento frustrado de escapar del desempleo y la pobreza. “Era dinero fácil”, dijo sobre el trabajo que Andrzej le ofrecía. “Necesitaba dinero urgentemente”.
Dijo que no sentía la obligación de luchar por Ucrania tras la invasión rusa de febrero de 2022. “Ese país nunca ha hecho nada por mí”, dijo. “No creo que por haber nacido en un determinado país tengas que ir a la guerra por él. No me malinterpreten: no soy pro-ruso, no soy pro-Ucrania. No soy pro nada”.
Andrzej pronto empezó a enviar a Maxim localizaciones donde debía plantar cámaras de vigilancia a lo largo de las vías del tren cerca de la ciudad fronteriza de Medyka, por donde fluiría la ayuda militar y humanitaria a Ucrania. “No creía que nada de eso pudiera causar un daño real. Parecía tan insignificante”, dijo.
Más tarde, Andrzej le pidió que quemara la valla de una empresa de transportes de propiedad ucraniana en la ciudad de Biala Podlaska, en el este de Polonia, algo que Maxim dice que fingió, fotografiando la valla con trozos de carbón que había colocado para simular los daños del fuego.
Sin embargo, la lenta comprensión de Maxim de que Andrzej era un agente ruso se hizo completa, dijo, cuando le dijeron que pusiera cámaras fuera de una base donde Polonia estaba entrenando a soldados ucranianos. “Fue entonces cuando supe que podía ser grave”, dijo. “Me hizo sentir incómodo. Fue entonces cuando decidí que lo dejaría. Pero nunca tuve la oportunidad. Me detuvieron al día siguiente”.
Agentes de la seguridad interior polaca detuvieron a Maxim el 3 de marzo de 2023, tras semanas de vigilancia, desencadenada en parte por el descubrimiento de un recibo de gasolinera que Maxim había tirado accidentalmente en una de sus operaciones, según un funcionario polaco. A ésta siguieron otras múltiples detenciones, lo que la convirtió en la mayor operación de espionaje ruso conocida en Polonia de los últimos tiempos, suscitando preocupación en Varsovia sobre el alcance de la infiltración de Moscú. Dos ciudadanos rusos fueron detenidos el pasado agosto como sospechosos de reclutamiento para Wagner, y un polaco y dos bielorrusos este mes de mayo por un presunto incendio provocado.
Otro polaco fue detenido en abril de 2024 por poseer munición y vigilar el aeropuerto de Rzeszow Jasionka, un centro de transporte de armas de la OTAN a Kyiv, en un presunto complot para asesinar al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, que también utiliza con frecuencia las instalaciones.
Los complots polacos se suman a una serie de incidentes en toda Europa que, vistos en conjunto, retratan la ambición a gran escala de las operaciones de Moscú. Es “probable” que Rusia estuviera detrás de un incendio provocado que afectó al mayor centro comercial de Polonia en mayo, según declaró el primer ministro Donald Tusk, y se han expresado sospechas sobre otro incendio en una fábrica de municiones, al sur de la capital, en junio. Las autoridades checas han expresado su preocupación por la implicación rusa en el hackeo y la interrupción de sus ferrocarriles el año pasado.
El mes pasado, un incendio sospechoso afectó a una planta metalúrgica de un fabricante de material de defensa en las afueras de Berlín, y un ucraniano prorruso de 26 años fue detenido tras hacerse explotar con una bomba casera cerca del aeropuerto Charles de Gaulle de París. El incendio de un almacén en el este de Londres en marzo llevó a la Policía Metropolitana de Londres a acusar a dos hombres de incendio provocado y de ayudar a un servicio de inteligencia extranjero, concretamente a Rusia.
Aunque no todos los incidentes se han vinculado definitivamente a los servicios de inteligencia rusos, se han visto unificados por la aparente implicación de aficionados, o por la delincuencia de poca monta destinada a sembrar el miedo o la perturbación.
Un “juego bastante peligroso”
El alto funcionario de la OTAN dijo que el sabotaje ruso a los Estados de la OTAN equivalía a un “juego bastante peligroso, si (Rusia cree) que estas cosas están siempre por debajo del umbral del conflicto armado”, que no activaría la estipulación del Artículo 5 de la OTAN, según la cual un ataque a un Estado miembro es un ataque a toda la alianza. “Encontrar dónde está esa línea es un cálculo difícil y peligroso de hacer”, dijo el funcionario, añadiendo que la asediada invasión de Ucrania por parte del presidente ruso Vladimir Putin demuestra que el jefe del Kremlin no siempre estaba recibiendo un buen asesoramiento militar.
Rusia está utilizando “toda la gama” de operaciones híbridas, añadió el funcionario. “Vemos de todo, desde operaciones de alto nivel en Europa, donde hemos visto hasta 400.000 euros (US$ 433.000) pagados por algún tipo de actividad de inteligencia, hasta algunos lugares donde se contratan matones por un par de miles de euros”.
Una amenaza similar ha crecido en la frontera de Rusia con la OTAN en Estonia, donde 10 presuntos agentes rusos fueron detenidos en febrero después de que el coche del ministro del Interior fuera destrozado. El incidente fue el punto álgido de lo que, según las autoridades estonias, es una campaña de años de Moscú para desestabilizar a su pequeño vecino de la OTAN, una quinta parte de cuya población de 1,3 millones de habitantes es rusoparlante, según un análisis de 2021 de la Unión Europea.
En los últimos meses, las interferencias de GPS han impedido el aterrizaje de aviones civiles, e incluso han desaparecido las boyas que delimitan parte de la frontera rusa con Estonia, en medio de un efímero llamamiento de Moscú para que se reevaluaran las fronteras marítimas.
Harrys Puusepp, portavoz del KAPO, el servicio de seguridad interior de Estonia, dijo a CNN que las actividades rusas se habían intensificado en los últimos meses. “Vimos un aumento significativo de su actividad en el último otoño, y en invierno pudimos detener a más de 10 (sospechosos). El número ha crecido hasta ahora –personas implicadas en sus actividades híbridas contra la seguridad estonia– de una forma que no habíamos visto antes”.
Dijo que las operaciones se estaban moviendo “hacia ataques físicos” y sugirió que la guerra en Ucrania podría dar lugar a tácticas rusas más agresivas en los próximos meses, si los operativos se redistribuyen a las zonas del Báltico de la guerra.
“Tenemos que afrontar los hechos. Rusia es lo suficientemente grande como para tener recursos para librar una guerra contra Ucrania y también mantener sus operaciones de seguridad contra los países europeos… contra nosotros. Hay gente que participa en la guerra contra Ucrania, y luego son rotados a alguna otra región o zona. Tienen más experiencia. Su mentalidad es más violenta. Quizá ya no sean tan pacientes a la hora de obtener resultados”, agregó.