(CNN) – Un cataclismo asoló el planeta hace unos 252 millones de años y acabó con más del 90% de toda la vida.
Conocida como la Gran Mortandad, la extinción masiva que puso fin al período geológico Pérmico fue el peor de los cinco eventos catastróficos globales en la historia de la Tierra, más devastador que el causado por un asteroide gigante que significó la perdición de los dinosaurios.
La explicación más creíble propuesta hasta la fecha ha sido que el dióxido de carbono liberado por la actividad volcánica en una región conocida como las Trampas Siberianas causó un calentamiento repentino del planeta. Las emisiones en la vasta área en lo que ahora es Rusia, que era aproximadamente del tamaño de Australia, dieron como resultado temperaturas más altas, lluvia ácida y acidificación de los océanos.
Sin embargo, un mega efecto de El Niño, similar pero más intenso y prolongado que el fenómeno climático que se experimenta actualmente, podría haber jugado un papel fundamental, según una nueva investigación publicada el jueves en la revista Science.
“Lo que presentamos es que se trató de una crisis de extinción con base en el clima. No fue solo el calentamiento, sino la respuesta del clima”, dijo el coautor del estudio Paul Wignall, profesor de paleoambientes en la Universidad de Leeds en el Reino Unido.
“Si las condiciones hubieran sido malas pero constantes, la vida podría haber evolucionado para enfrentarlas. Pero el hecho es que siguió dando tumbos de un extremo al otro a lo largo de las décadas”.
El equipo de investigación construyó un modelo informático del clima global durante el final del Período Pérmico que sugería que a medida que aumentaban las temperaturas globales, los eventos de El Niño, un patrón climático que se origina en el océano Pacífico pero afecta el clima en todo el mundo, crecieron en magnitud y duración.
El fenómeno aceleró las temperaturas y resultó en períodos alternos de inundaciones y sequías abrasadoras que habrían desencadenado incendios forestales, devastando todo tipo de especies en todo el mundo durante un período de alrededor de 100.000 años.
Los fenómenos de El Niño a gran escala
En la actualidad, un fenómeno de El Niño, que afecta a los patrones de viento y a las corrientes oceánicas, suele durar entre nueve y 18 meses y se produce cada dos a siete años. Alex Farnsworth, investigador asociado de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y coautor principal del estudio, afirmó que durante las fases más cálidas del fenómeno de extinción, un episodio de El Niño habría durado diez años.
El Niño de hace 252 millones de años se habría originado en el océano Pantalásico, una masa de agua mucho más grande que el Pacífico actual que podría retener más calor, lo que a su vez habría reforzado y mantenido los efectos de El Niño.
Agregó que la actividad volcánica seguía siendo un factor importante, pero no era suficiente por sí sola para explicar la escala de la catástrofe biológica que se produjo. El planeta experimentó episodios similares anteriormente, pero no habían desencadenado una extinción masiva.
“El principal culpable fue el vulcanismo, pero tuvo un mecanismo de retroalimentación sobre la dinámica oceánica que llevó a que estos El Niño mucho más fuertes comenzaran a desarrollarse y luego (las dos cosas) actuaran en conjunto”, explicó Wignall.
Un El Niño prolongado e intenso también explicó por qué las extinciones habían comenzado en la tierra antes de que ocurrieran en el océano, según el estudio.
“Si bien los océanos inicialmente estuvieron protegidos de los aumentos de temperatura, los mega El Niño hicieron que las temperaturas en el planeta excedieran las tolerancias térmicas de la mayoría de las especies a velocidades tan rápidas que no pudieron adaptarse a tiempo”, dijo en un comunicado de prensa el coautor principal Yadong Sun, investigador de la Universidad de Geociencias de China en Wuhan.
“Solo las especies que podían migrar rápidamente podían sobrevivir, y no había muchas plantas o animales que pudieran hacerlo”.
Una de las razones principales por las que la extinción del final del Pérmico fue tan grave fue que los mega El Niño crearon condiciones increíblemente cálidas en los trópicos, que se extendieron rápidamente a latitudes más altas, lo que causó la pérdida de la mayor parte de la vegetación y su capacidad para eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera.
“En ese momento se pierden todos los árboles, lo cual es asombroso. Nada habría crecido más alto que las rodillas en el Triásico temprano”, dijo Wignall, refiriéndose a la era geológica que siguió al evento de extinción cuando el ecosistema comenzó a recuperarse.
Los cambios pasados en la temperatura se pueden determinar de varias maneras: a partir de fósiles de plantas y animales, núcleos de sedimentos y hielo y, para cambios más recientes, anillos de árboles y corales. Estos datos indirectos se pueden utilizar para construir modelos informáticos que ayuden a los científicos a reconstruir y comprender cómo eran las condiciones y los sistemas climáticos del pasado.
Farnsworth dijo que el modelo climático del equipo, que tardó meses en ejecutar múltiples simulaciones, fue mejor que sus predecesores a la hora de reconstruir lo que sucedió debido a nuevos y detallados datos de temperatura obtenidos de fósiles de diminutas criaturas parecidas a anguilas conocidas como conodontes, recopilados y analizados durante un largo período. Estos datos mostraron cómo la temperatura aumentó en diferentes latitudes a medida que se desarrollaba la extinción masiva.
La proporción de dos isótopos de oxígeno diferentes o variantes en el material dental fosilizado de los conodontes, que eran comunes en el océano en ese momento, dependía de la temperatura, agregó.
Alfio Alessandro Chiarenza, miembro internacional de la Royal Society Newton en el departamento de ciencias de la Tierra del University College de Londres, dijo que ahora sería interesante encontrar evidencia en el registro fósil de cómo los organismos, incluidos los trilobites, los primeros anfibios, los antepasados mamíferos similares a reptiles y los primeros cocodrilos, se vieron afectados por la extinción, y qué aspectos de su biología se vieron más gravemente afectados por estos trastornos climáticos.
“Este estudio proporciona otro ejemplo más de lo complejas e interconectadas que son las dinámicas climáticas y ambientales y de cómo estos procesos pueden afectar radicalmente el equilibrio ecológico, una seria advertencia a la luz de nuestra actual crisis ecológica”, afirmó Chiarenza, que no participó en el estudio.
Resonancia con la crisis climática actual
Algunos investigadores creen hoy que estamos en medio de una sexta extinción masiva y que la extinción del final del Pérmico puede ofrecer lecciones para la crisis climática actual.
Se sabe que los eventos de El Niño de hoy causan blanqueamiento de corales y mortalidad masiva de peces, señaló el estudio, pero se desconoce el impacto ecológico y la trayectoria futura de los eventos de El Niño en un clima en calentamiento.
Sin embargo, Wignall dijo que el mundo hace 252 millones de años era geográficamente un lugar diferente: hogar de un enorme supercontinente llamado Pangea y un océano inmenso, lo que puede haberlo hecho más sensible al dióxido de carbono expulsado por los supervolcanes.
“El final del Pérmico es la mayor crisis en la historia de la Tierra desde el punto de vista de la vida, pero no creo que volvamos a estar en esas condiciones, porque (la Tierra en ese entonces) era un planeta realmente extraño con un continente en un lado y un océano gigantesco en el otro”, dijo.
“El planeta era realmente vulnerable en ese momento”.