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13 productos tecnológicos que perdimos en el 2016
La innovación tuvo enormes progresos en el 2016. Vimos, por ejemplo, a un dron de Amazon realizar su primera entrega a domicilio en el Reino Unido y a una flota de carros de Uber que no necesitaban conductor para rodar por las calles de San Francisco y de Pittsburgh (Estados Unidos), pero el año no fue bueno para todos los productos tecnológicos. Por ejemplo, los audífonos inalámbricos que lanzó Apple no solo molestaron a muchos de los clientes más fieles de esa compañía, sino que forzaron a los que ya tenían un iPhone 7 a comprar unos dispositivos adicionales o a invertir directamente en los audífonos inalámbricos.
Samsung enfrentó varios desafíos en el 2016 pero nada fue peor que la pesadilla de su teléfono inteligente Galaxy Note7. En octubre pasado tuvo que detener toda la producción del dispositivo por las quejas de que se incendiaban. Esto sucedió luego de que la compañía retiró 2,5 millones de esos teléfonos, poco después de que fue lanzado. Hoy en día ni siquiera es posible usar uno de esos celulares en un avión. Los analistas creen que la debacle del Galaxy Note7 le costará a Samsung unos 5.000 millones de dólares en ganancias que había estimado con el nuevo dispositivo.
La última compañía fabricante de videograbadoras o videocaseteras (VCR, por sus siglas en inglés), la japonesa Funai Electric, cesó la producción de esos aparatos en julio del 2016. En su mejor momento la empresa llegó a vender 15 millones de VCR cada año, pero con la llegada de los DVD, luego de los discos Blu-ray y finalmente del servicio de televisión por streaming, llegó el fin. El año pasado vendieron 750.000 unidades.
Los llamados aeropatines, o hoverboards, fueron uno de los regalos preferidos de la Navidad del 2015, pero algo cambió el año pasado. Tras un reporte de incendios causados por la explosión de algunos de los aparatos, la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de Estados Unidos declaró ese juguete como inseguro y unos 500.000 aeropatines tuvieron que ser retirados del mercado. La culpa la tuvo, según muchos, el conjunto de baterías de litio del juguete, el mismo de los teléfonos Galaxy Note7 de Samsung.
Pebble fue alguna vez la estrella del mundo de los relojes inteligentes, pero hace poco la compañía vendió toda su línea de software a la empresa de seguimiento de fitness Fitbit. La noticia enfureció a los usuarios de Pebble, pues sin actualizaciones de software disponibles sus relojes pronto serán obsoletos. La movida costó 40 millones de dólares y no involucró a la línea de hardware de Pebble, pero no parece que la empresa tengas ganas de seguir fabricando esos dispositivos.
La aplicación Sunrise (Amanecer) de Microsoft tuvo su buen... atardecer... en el 2016. El gigante tecnológico adquirió la popular aplicación de calendario, conocida por sus funcionalidades sociales, en octubre del 2015, pero menos de un año después Microsoft cerró Sunrise y comenzó a ofrecer sus servicios con Outlook, su plataforma de correo electrónico.
Paper, la aplicación de Facebook lanzada en el 2014, era un producto muy bien diseñado, único, que permitía desplegar tanto artículos como actualizaciones de estado en la red social de los usuarios. Algunos llegaron incluso a decir que sería la nueva forma de leer noticias. Pero la aplicación nunca logró una audiencia leal. Paper fue más conocida por su función de 'Instant Articles', pero debido al reducido número de usuarios que tuvo, la compañía terminó diciendo que era una prueba para futuras aplicaciones y la cerró finalmente el pasado 29 de julio.
A mediados del año pasado, Apple sacó del mercado sus pantallas Thunderbolt. Eran las favoritas de los diseñadores gráficos, los amantes de los videojuegos y todo aquel que necesitara conectar su computador Mac a una pantalla más grande, pero dado que no recibía actualizaciones desde el 2011, la noticia al menos no fue tan chocante para los usuarios. Sin embargo, Apple hizo una alianza con LG para lanzar unas pantallas grandes, un poco más costosas pero mejores en calidad que las que se perdieron.
En marzo pasado, Google decidió dejar atrás su servicio de almacenamiento, visualización, edición y posibilidad de compartir las fotografías digitales. Se llamaba Picasa. El problema es que el año pasado lanzó Google Fotos, que tener dos servicios tan similares no tiene mucho sentido y que Google Fotos es muy superior a Picasa. Google intentó que la transición fuera lo menos traumática posible y todos los álbumes de Picasa todavía están disponibles al registrarse en Google Fotos.
Lenovo acabó con Motorola a comienzos del 2016. Ahora, Lenovo maneja ambas marcas bajo el nombre "Moto by Lenovo". Los números de Motorola, la primera compañía en tener un walkie-talkie y un teléfono celular para uso personal, no hacían más que bajar desde hace unos años. A partir del 2012 la empresa fue vendida varias veces. Google, por ejemplo, la compró por 12.500 millones de dólares, pero dado que el teléfono Moto X no tuvo el éxito esperado, terminó vendiéndole esa empresa a Lenovo por 2.900 millones de dólares.
Aunque se esperaba que el teléfono modular Ara de Google reventara el mercado a finales del año pasado, la compañía decidió descontinuarlo. Un equipo experimental de Google pasó más de tres años desarrollando esta innovación, que permitiría que los usuarios diseñaran sus propios teléfonos con unas piezas parecidas a las de los juguetes de Lego. Pero el proyecto Ara, que fue lanzado como prueba en Puerto Rico, pronto demostró ser muy costoso y comenzó a sufrir unos problemas técnicos que obligaron a Google a sacarlo del mercado.
Blackberry, conocida por los teclados físicos de sus teléfonos celulares, ya no fabrica sus propios dispositivos. La compañía anunció en septiembre que se aliaría con otras empresas para producirlos y que se concentraría en el desarrollo de software. Antes de que irrumpiera el iPhone, Blackberry era el teléfono celular más querido por todas las celebridades y por una inmensa cantidad de personas comunes y corrientes.
En octubre pasado Twitter anunció que cerraría Vine, su amada aplicación de videos cortos. Sin embargo, hace poco la compañía dijo que trataría de resucitarla de entre los muertos. O algo así. La nueva aplicación se llamaría Vine Camera y permitiría tomar fotos y hacer videos cortos que se pueden guardar en el teléfono o ser compartidos por Twitter. Vine fue adquirida por Twitter en el 2012 por 30 millones de dólares. A pesar de sus capacidades limitadas, al principio fue un éxito, sobre todo entre varios artistas que promovieron así su propia marca. Sin embargo, con el auge de las transmisiones online en vivo y de las herramientas para compartir videos, pronto perdió su novedad.