(CNN Radio Argentina) – A los 73 años, Pepe Cibrián no para. Hace, proyecta, diseña los próximos pasos de su carrera artística y no duda en expresar: “Me gusta mucho escribir mis propias obras”. Por eso pasa largas horas en su escritorio, con vista a un inmenso parque, dándole alas a la inventiva. Y por eso, también, afirma este jueves en CNN Radio que dictar clases individuales por Zoom lo “distrae” mientras la pandemia no da respiro.
En el programa Café con Pepe, el consagrado director teatral manifiesta que “cuando se autorizó a ensayar monté un musical llamado Infierno blanco, que vamos a estrenar en junio, si nos dejan. Para agosto tengo programado algo muy bello y muy grande, que no te puedo decir qué es”.
En diálogo con Pepe Gil Vidal y Marcela Godoy, el actor y dramaturgo no tiene empacho en pronunciar que “ponerle el nombre del padre al hijo es una cabronada. Con todo el amor, por supuesto”, lo cual trae a la evocación a sus padres, los entrañables Pepe Cibrián y Ana María Campoy.
“De salud estoy muy bien, gracias a Dios. Yo pasé dos cánceres y hace poco tuve una fractura de cráneo. Estoy en rehabilitación en la clínica de (Facundo) Manes porque tengo ciertos problemas de equilibrio y movilidad que me están ayudando a superar maravillosamente. Y hago pilates tres veces por semana”, cuenta.
Con el propósito de mudarse a una vivienda de menores dimensiones, Cibrián desliza que la casa de Pilar donde vive desde hace 20 años, de 420 metros cuadrados, puesta a la venta en Instagram por 500 mil dólares, “es muy bella, pero ha cumplido una etapa en mi vida”. Para más datos: son ocho ambientes, cinco dormitorios, cinco baños, una cochera con espacio para varios autos y un amplio jardín con piscina. El terreno tiene 2.200 metros.
“Me queda muy grande. Quiero irme a una casa que sea la mitad. Tengo 73 años, ¿cuántos me pueden quedar?”, acota.
Cibrián lamenta que haya “tanto juego político en el medio” durante el azote del covid. Y apunta: “Se habla todos los días de los contagios y de los muertos, pero nunca de los recuperados”.
“Murió por coronavirus más del doble de la gente que desapareció durante la dictadura. Esto pasará, como pasó todo. Me angustia mucho que se estén contagiando los jóvenes”, expone.
“Vamos a pensar que llegarán más vacunas”, propone, y aclara que ya se inmunizó con la primera dosis.
Llega el momento de hablar de su icónica colección de anillos: “Soy muy obsesivo. Viajé mucho durante 30 años. Conté mis anillos y son 400. Me dije que es algo exagerado y decidí vender una buena cantidad. La gente respondió con mucha ternura y me manda fotos con su anillo. Tengo también 220 anteojos y muchas pulseras. Me voy a quedar con la mitad. Antes de irme, en poco tiempito voy a empezar a regalarlos”.
Cibrián rebobina que “en tiempos del 1 a 1 hice Drácula. Tito y Ernestina Lectoure me ofrecieron el Luna Park y un millón de dólares para producirla. Hoy tendría ganas de hacerla, pero no se puede, no se puede…”.
“Me encantaría hacer El sueño de una noche de verano, la comedia de Shakespeare. Y seguramente la voy a hacer”, concluye esperanzado.