José Ignacio Rucci junto a Perón en Ezeiza, el 17 de noviembre de 1972.

En diálogo con Al Fin y Al Cabo, la historiadora explicó dónde comienza la historia: “Luego del derrocamiento de Perón en 1955, obligado al exilio por 17 años y el peronismo quedó proscripto al igual que sus símbolos partidarios con riesgo de cárcel por un decreto”.

“Ese gobierno de facto, que se inició en aquel entonces como Revolución Libertadora, arrancó con encarcelamiento a los dirigentes, diputados, senadores y militantes simples. El punto más álgido fueron los fusilamientos de 1956, en los que fue fusilado el general Valle. Estos fueron acompañados con fusilamientos de civiles en los basurales de León Suárez”, detalló.

En consecuencia, Bellota señaló que “de ahí en más se empezó a organizar lo que se conoció como la resistencia peronista”.

“Perón conducía a miles de kilómetros, ya que no se podían tener locales partidarios, ordenó que cada casa se convirtiera en una unidad básica. Esto fue lo que sucedió en todo el país. Las fábricas también se convirtieron en lugares de resistencia, luego se sumaron los estudiantes y así fueron transcurriendo 17 años con resistencias a las distintas dictaduras y la pseudodemocracia. Porque si bien hubo dos elecciones, el peronismo estaba proscripto”, expresó.

“La culminación de esta resistencia fue el 17 de noviembre de 1972 cuando Perón finalmente pudo retornar a la Argentina”, sentenció la historiadora.