(CNN) – “Todos corrieron para salvar sus vidas”, dijo un sobreviviente del incendio en la granja penal de Comayagua, Honduras, que habló brevemente con cámaras de televisión locales.

El joven, quien sólo dio su nombre como Alex, dijo que no sabía cómo comenzó el incendio, pero que él y los demás prisioneros estaban durmiendo cuando se despertaron por los gritos de los reclusos.

Los presos se vieron obligados a salir de la cárcel todo de la manera en que podían, dijo.

El director de centros penales, Danilo Orellana, dijo que “estamos en el levantamiento de cuerpos, anda arriba de 200 muertos, es grave la situación”.

El caos se apoderó de los alrededores del penal, ante la presión de los familiares de las víctimas que demandaban información a las autoridades de la suerte de los reos.

Desesperados, muchos rompieron las mallas del penal en su intento por llegar al interior a buscar a sus familiares. La policía asignada al lugar hizo tiros al suelo para tratar de calmar los ánimos.

Decenas de quemados y heridos están siendo trasladados a varios hospitales de la ciudad de Comayagua. En la Penitenciaría Nacional de Comayagua estaban recluidos unos 850 presos.

Según relatos de testigos, algunos de los reclusos que consiguieron escapar de las llamas rompieron el techo; en tanto que hay versiones preliminares de que varios reos se fugaron.

Cientos de familiares se habían agolpado al amanecer del miércoles en las puertas de la granja prisión, ubicada unos cinco kilómetros al norte de la base aérea militar estadounidense de Palmerola.

“Mi hermano Roberto Mejía estaba en el módulo seis. Me han dicho que los de la seis están todos muertos”, afirmó bajo el efecto de la conmoción Glenda Mejía, interrogada por la agencia AFP.

A su lado Carlos Ramírez también esperaba noticias de su hermano Elwin, detenido por asesinato y quien también estaba en el módulo seis. “No me han dicho nada”, expresó con la voz quebrada.