(CNN) —- Balleneros de una ciudad costera en Japón han celebrado el inicio de la temporada de caza de este año con el corte de una ballena frente a una multitud de niños en edad escolar.
En la ciudad de Wada, 100 kilómetros al sur de Tokio, en la prefectura de Chiba, decenas de estudiantes de 10 años de edad vieron este jueves cómo los trabajadores se repartieron una ballena picuda de Baird de casi 10 metros de de largo durante una excursión educativa, antes de ser servida como carne frita.
La caza de ballenas sigue siendo la forma de vida para los pescadores de Wada, y están dispuestos a heredar su oficio a la próxima generación. A los niños se les enseña sobre la historia de la caza de ballenas, la biología de los animales y la forma de cocinar la carne.
Los balleneros dicen que han capturado y comido ballenas en la zona durante siglos. La temporada de caza de este año, que comenzó el 20 de junio, es la primera desde que un tribunal internacional ordenó a Japón poner fin a su controvertida investigación sobre los cetáceos en la Antártida, después de no encontrar pruebas de que su programa tenía valor científico y legítimo.
La ciudad de Minamiboso, de la cual Wada es parte, tiene un puñado de puertos que están exentos de la prohibición en el marco de un programa de caza de ballenas costera.
En lo que va de este año, la Compañia Ballenera Gaibo ha cazado seis ballenas y tiene planes para la captura de otras 24 en las costas de la ciudad antes de que la temporada termine en agosto.
A pesar de la prohibición en la Antártida y la creciente presión de la comunidad internacional, Japón ha continuado su misión de caza científica al noroeste del Pacífico. También está dispuesto a revisar su programa antártico para permitir la caza y al mismo tiempo satisfacer las demandas de la Corte Internacional de Justicia de la ONU.
En el parlamento de Japón, el mes pasado, el primer ministro Shinzo Abe dijo que le gustaría que su país reanude la caza comercial “con el fin de obtener información científica indispensable para la gestión de los recursos balleneros.”
Pero los ambientalistas dicen que el programa de investigación ballenera de Japón es un intento velado para evadir la prohibición del comercio de la carne de ballenas.