Glasgow, Escocia (CNN) – En noviembre del año pasado, Aqsa Mahmood, una chica de Glasgow de 19 años, dio a su padre Muzaffar un largo abrazo de despedida. Él lo recuerda como un abrazo hermoso, y notó que había algo diferente en su hija. La noche anterior, les había pedido a sus hermanas que durmieran juntas en una cama grande y dedicó un buen rato a despedirse de su abuela postrada en la cama. Ahí es cuando Khalida, su madre, notó que algo iba mal.
De pie, en la habitación vacía de su hija, Khalida se lo explica a CNN: “Había algo en la manera en que dijo ‘Khuda Hafiz’ (Bendiciones de Dios). Mi marido incluso me preguntó si todo iba bien, y le dije que sí”.
Cuatro días más tarde, Aqsa llamó a sus padres en Escocia, justo antes de cruzar a Siria desde Turquía. Se quedaron confundidos y con el corazón roto. “Por el bien de Alá, por favor vuelve”. Pero ella les respondió que les volvería a ver el Día del Juicio Final y que le gustaría ser una mártir.
Desde entonces ha sido un personaje muy activo en los medios sociales, abogando por ISIS y respaldando el califato islámico, y aprobando los ataques que se llevan a cabo en los países occidentales. Publica fotos con un AK-47 y se regocija con las ejecuciones ISIS. Una de sus últimas publicación anima a seguir el ejemplo de los “hermanos de Woolwich, Texas y Boston”.
El abogado de su familia Aamer Anwar asegura que su familia está desconcertada y angustiada:
“Los padres de Aqsa eran una familia corriente con una buena posición económica. Y si esto le ha sucedido a Aqsa, que tenía todas las posibilidades de prosperar en la vida, y la mejor educación que el dinero puede comprar, su familia es moderada, liberal … Ella, una joven brillante, inteligente, y si esto les ha ocurrido a ellos, le puede pasar a cualquiera”, asegura Anwar.
Creen que Aqsa estableció sus vínculos radicales a través de internet. Vio algunos sermones radicales on line y entró en contacto a través de las redes sociales con radicales que ayudaron a viajar desde Glasgow a Siria.
Su familia, los Mahmood, estaban viviendo el sueño que muchos inmigrantes anhelan. Muzaffar se trasladó a Glasgow desde Pakistán en la década de 1970. Fue el primer jugador de cricket paquistaní en Escocia. Él y Khalida se compraron una casa en un barrio rico y tuvieron cuatro hijos. Recibieron su educación en la prestigiosa escuela privada Craigholme.
“Ella era la mejor hija que podría tener. Simplemente no sabemos qué le pasó, dónde la perdimos. Le encantaba la escuela. Era muy amable. Nunca le tuve que alzar la voz, en toda mi vida” se lamenta Muzaffar.
Sus padres insisten en que no habían visto ninguna señal de que la adolescente pudiera albergar creencias extremistas.
Escuchó a Coldplay, leía libros de “Harry Potter”, en su escritorio, pulseras coloridas hechas con un telar por ella misma y una copia doblada de Los Juegos del Hambre.
Cuando la guerra civil estalló en Siria, Aqsa estaba cada vez más preocupada por la violencia. Se hizo más religiosa, rezaba mucho más y empezó a leer el Corán más a menudo. Y cuando se fue a la universidad, renunció a su música y a la ficción y literatura que marcó su infancia. Pero sus padres no sospechaban nada extremo.
“Ella no salía mucho. Sólo con sus hermanas, salía al cine, a comer con todos cuando íbamos en familia”, dice Muzaffar.
Su familia no se lo podía creer cuando se enteró de que se dirigía hacia el territorio controlado por los rebeldes de Alepo, en el norte de Siria. Khalida dice que su hija tenía miedo a la oscuridad, a volar, y ni siquiera sabía qué autobús tomar para llegar a la ciudad, mucho menos tenía idea de cómo cruzar la frontera hacia Siria. “No sé cuando se convirtió en una mujer tan atrevida. No me lo puedo creer”, dice Khalida entre lágrimas.
Su familia la describe como una hija cariñosa que llevaba a su madre el té a la cama, le ayudaba a darse masajes en los pies cansados y, a menudo ayudaba a cuidar a su abuela con discapacidad. Su madre dice Aqsa nunca se quejó de ayudar con las tareas domésticas.
Poco después de su llegada a Siria, Aqsa le dijo a su familia que se casaría.
Su padre dijo que le envió un mensaje diciendo:”Ese es el proceso aquí. No dejan que una niña se quede sola, tenemos que encontrar un mahram (tutor masculino). Tenemos que casarnos. No te preocupes, estaré bien. Mi corazón es bueno”. Sus padres, preocupados, intentaron disuadirla. “Solíamos decirle que esto no es el Islam, que algunos de estos grupos no representan al Islam. Le insistíamos en que no aprobábamos lo que hacían, porque ningún buen musulmán podía aprobarlo”.
A pesar del papel activo de Aqsa en las redes sociales, su padre dice que lee poco de lo que ella escribe en línea porque le duele. “No sabemos lo que pasó y cómo cambió tan rápidamente. Dios sabe por qué está haciendo esto”.
En una de las conversaciones que Muzaffar tuvo con su hija, ella le dijo que cada día rezapara convertirse en “shahid”, o mártir. Así que ahora la familia espera y reza para que Aqsa vuelva a casa.
Una de sus hermanas ha estado deprimida desde que Aqsa se fue. Su madre dice que Aqsa está llevando una vida muy dura, a menudo duerme en el suelo en medio del frío y ha sufrido una neumonía. Su madre dice que suele pedirle que esté segura y que se acuerde de comer.
“Como madre, quiero que mi hija esté a salvo”, asegura.
En un mensaje especial a Aqsa a través de CNN, sus padres hicieron un llamamiento personal a su hija. “Simplemente te queremos de vuelta. Te extrañamos mucho. Nosotros te amamos. Sólo queremos volver a abrazarte. Era una buena hija”, dijo su padre.
Mirando directamente a la cámara, Khalida, le dice: “Aqsa, mi querida hija, por favor, vuelve. En este momento, te estoy perdiendo. Tus hermanas y hermano te extrañan mucho. Mi querida hija, en el nombre de Alá, por favor regresa. Te extraño mucho. Te amo. Te amo, mi querida hija. Por favor, vuelve”.
Ambos padres se apresuran a denunciar ISIS, que también se autodenomina el “Estado islámico”, y las atrocidades que se están llevando a cabo en nombre de la religión.
“Estamos en contra de que siga todo esto de ISIS. Eso no es el Islam. El Islam es paz. Estamos en contra de cualquier muerte, quien quiera que sea. Eso es lo que nos ha enseñado nuestro profeta - la paz sea con él “, dice Muzaffar.
Anwar, el abogado, dice que Aqsa aún no es directamente responsable por la comisión de algún delito y es seguro para ella volver a casa.
La familia Mahmood condena públicamente la decisión insensata de su hija mayor. Ambos están preocupados de que el tiempo se acabe para que Aqsa pueda volver a salvo a casa. Pero ellos dicen que todavía tienen la esperanza de que un día, ella puedan volver.