Por Antonio García

(CNNMéxico) — Si bien las protestas para exigir mejoras sociales e incluso la decepción por la derrota de Brasil en el Mundial de futbol tienen importancia y repercusiones, a fin de cuentas la mayoría votará el 5 de octubre por aquel candidato que tenga la receta correcta para lograr mejoras económicas que se reflejen en el bolsillo, según analistas.

“El principal problema en la candidatura de Dilma (Rousseff) ha sido el estancamiento económico y el poco crecimiento actual. Esto es un factor determinante porque en los primeros años del gobierno de Lula da Silva, incluso en su segundo mandato, Brasil tuvo crecimiento sostenido y cierta prosperidad”, dijo el doctor Mihailovic Nikolajevic, profesor del Departamento de Estudios Sociales y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.

“En ese sentido tenemos que ver si los compañeros de partido de la presidenta pueden convencer al electorado y hacer un proselitismo más fuerte y demostrar que con otro periodo del PT habrá nuevos repuntes en cuanto a los indicadores económicos”, agregó.

El especialista insistió en que el equipo de Rousseff tuvo que incluir en sus promesas electorales algo más que un ofrecimiento de continuidad al modelo brasileño implementado desde el gobierno de Lula da Silva (2003-2010), porque para cierto sector sus promesas se han caracterizado “por una tibieza que muchos críticos llaman ‘más de lo mismo’”.

“No se trata de demeritar las protestas o la irrupción de la candidata Marina Silva, simplemente marcar que han sido los propios errores del gobierno del Partido del Trabajo quienes han puesto en duda la continuidad de Dilma al frente del gobierno brasileño”, expresó.

Bajo el Gobierno de Rousseff, el crecimiento económico de Brasil se ha frenado a un promedio de menos de un 2 por ciento al año, con una recesión en la primera mitad de 2014, debido a que la economía se contrajo 0.6% en el segundo trimestre de este año; en el primer periodo de 2014 también había tenido una contracción, en ese caso de 0.2%.

Sin embargo, no todo ha dependido de la mala gestión de Rousseff, ya que de acuerdo con el doctor Rodrigo Salazar, coordinador de la Maestría en Gobierno y Asuntos Públicos en Flacso, también una serie de factores externos han ayudado a ese mal paso económico.

“El bajo crecimiento que en este momento tiene Brasil es consecuencia también de una caída en el ciclo de crecimiento en América Latina”, dijo Salazar.

En el tema económico Marina Silva se ha mostrado más liberal que Rousseff, al decir que otorgaría independencia al Banco Central del país, lo que daría un mayor peso a los bancos privados en la región, política que va en contra del actual gobierno de izquierda.

El próximo 5 de octubre los brasileños elegirán a su presidente de entre 11 candidatos, aunque Rousseff del Partido del Trabajo (PT) y Silva del Partido Socialista Brasileño (PSB) van a la cabeza de las encuestas, y son quienes podrían llegar a la segunda vuelta para el día 26.

Mundial y protestas sociales

Una ola de protestas en Brasil tomó auge en 2013, cuando la municipalidad de Natal decidió aumentar la tarifa del transporte público, lo cual generó descontento entre la población y una subsecuente cadena de quejas, sobre todo por el gasto público excesivo en la organización de la Copa Confederaciones y la Copa Mundial.

Según cifras del gobierno brasileño, el país sudamericano se gastó en la organización del Mundial más de 11,000 millones de dólares. Por eso hubo un descontento social, con la gente exigiendo que se destinaran más recursos para hospitales, educación y programas contra la pobreza.

Si bien las protestas tuvieron cierto alcance y repercusiones inmediatas, como la propuesta de un plebiscito para llevar a cabo una reforma política que atienda las demandas sociales, ese antecedente no será determinante para las elecciones, según analistas.

“Las manifestaciones y protestas sociales en Brasil no son nada nuevo, simplemente el momento de tener las cámaras y los flashes por el Mundial hicieron que la opinión pública global volteara la mirada”, dijo Mihailovic.

“De hecho en un país donde hay una población superior a los 200 millones de habitantes, las protestas no fueron tan masivas como se esperaban y por lo tanto no lograron poner en crisis al actual gobierno de Dilma”, agregó.

El doctor Eduardo Bueno León, profesor del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Iberoamericana, concuerda con esa opinión.

“Los movimientos sociales no tuvieron una consecuencia política inmediata, pero sí creo que la crisis de los movimientos urbanos evidenciaron que con el proyecto del PT no se identificaba la nueva generación. El modelo dejó de ser atractivo”, dijo León.

En Brasil el Partido del Trabajo ha gobernado durante 12 años, primero con dos mandatos de Lula da Silva y luego con un periodo de Rousseff. Bueno León comentó que la derrota de Brasil en su propio Mundial, más que un resultado deportivo, acentuó la decepción del pueblo con el gobierno actual.

Esa situación ha representado una oportunidad para la candidata ambientalista Marina Silva, dijo Rodrigo Salazar, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

“La parte de las protestas sin duda se difuminó, pero la causa subyacente de las protestas todavía está operando, no necesariamente en el grupo activista que protestaba, pero ellas surgieron de la opinión de una clase política muy corrupta.

Ese sector descontento apoya sin duda a Marina Silva, incluso el hecho de que sea tan inmediato el crecimiento de esta candidatura da muestras de cómo se orienta este voto de descontento anti-político”, dijo Salazar.

Bueno León comentó al respecto: “cuando llega Marina Silva se produce un relanzamiento de su campaña, eso significa que Marina encanta, canaliza esa necesidad de ilusión por un cambio que siempre está presente”.

Por lo tanto, los tres especialistas coincidieron en que Rousseff tenía que renovar sus ideas y la ilusión de los ciudadanos, algo que “por su propio estilo y personalidad” sería difícil de lograr, aunque el próximo domingo los votantes decidirán si de nuevo le dan un voto de confianza.

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