(CNN) – El examen del presidente Donald Trump sobre la raza no ha terminado. Ni mucho menos.
Tras una enorme presión, Trump finalmente se refirió este lunes a los grupos supremacistas blancos, por las consecuencias de las manifestaciones en Charlottesville (Virginia) que dejaron una mujer muerta y 19 heridos y que han sacudido a su gobierno.
Pero el Donald Trump real no suele revelarse en el Salón Diplomático de la Casa Blanca, donde hizo una declaración formal y redactada para responder a la controversia.
Dado que el hábitat natural de Trump es Twitter o cuando se enfrenta de manera improvisada con los reporteros, la verdadera medida de su sinceridad sobre lo que pasó en Charlottesville se conocerá solamente cuando estalle el próximo escándalo racial y el presidente lance en ese momento de calor la primera respuesta que se le ocurra.
Ese reflejo instintivo fue el que lo metió en problemas este sábado, cuando condenó la violencia “de muchos lados”, en lo que pareció igualar moralmente a los neonazis con las personas que protestaron ante su manifestación.
A Trump le tomó dos días poner sus ideas en orden.
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En una señal de que los comentarios del presidente no sirvieron para calmar los ánimos, los directores ejecutivos de Intel y Under Armour anunciaron este lunes en la noche que seguirán los pasos del director ejecutivo de Merck Kenneth Frazier y también renunciarán al Consejo Manufacturero de Estados Unidos que asesora a Trump.
El presidente ganó algunos aplausos, especialmente de su propio partido, por el tono robusto e intransigente de su declaración de este lunes, en la que declaró que “el racismo es maligno”.
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Muchos políticos y expertos de Washington le concedieron a Trump el hecho de que fue importante lo que dijo. Pero sigue habiendo desconcierto porque se demoró bastante en tomar una posición clara.
Trump probablemente tenga que hacer mucho más para convencer a los escépticos de que hablaba desde el corazón, en parte porque sus publicaciones en las redes sociales han sido una representación más fiel de sus pensamientos internos que las declaraciones oficiales.
“Hice comentarios adicionales sobre Charlottesville y me di cuenta, de nuevo, que los medios que publican noticias falsas nunca estarán satisfechos… de verdad que son malas personas”, tuiteó Trump este lunes en la tarde.
Luego, retuiteó un mensaje del teórico de la conspiración de extrema derecha Jack Posobiec, quien se preguntó “por qué no había un escándalo en los medios nacionales” por la serie de tiroteos mortales en Chicago durante el fin de semana.
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‘Detener el flujo de la sangre’
Tres días después, la respuesta inicial de Trump a la tragedia sigue siendo sorprendente. Después de todo, Estados Unidos se fundó sobre el principio de que todos los hombres nacen iguales y al presidente estadounidense, el líder moral de la nación, le tomó dos días repudiar a los supremacistas blancos por su nombre.
Los críticos también dicen que se equivocó por el tono algo reticente que utilizó este lunes.
“Creo que detuvo el flujo de la sangre, pero quedó gravemente herido por eso”, dijo el asesor de presidentes republicanos y demócratas David Gergen en el programa de CNN OutFront, de Erin Burnett.
Si Gergen tiene razón, el presidente necesitará más que su discurso de este lunes, leído en un teleprompter, para restaurar la autoridad moral de su presidencia.
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La Casa Blanca debe reconocer que la aparición de Trump representa un cambio de tácticas. Durante otras crisis recientes, incluyendo la de Corea del Norte, el presidente contó con la ayuda de asesores y subordinados para explicar y reorientar sus comentarios.
Pero ese enfoque dejó de ser sostenible con este tema, luego de que Trump apareció tras un breve viaje a la Casa Blanca desde sus vacaciones en un club de golf de Bedminster, Nueva Jersey.