(CNN) – La defensa legal del presidente Donald Trump contra la implacable investigación especial de Robert Mueller está empezando a verse tan caótica como sus primeros días en la Casa Blanca.
Una secuencia de tuits reflexivos y comentarios sobre la investigación rusa de la Casa Blanca y el equipo legal de Trump ha producido un espectacular efecto indeseado, que sugiere que el gobierno fue desequilibrado por las noticias sobre el acuerdo de Michael Flynn —quien se declaró culpable de mentirle al FBI— y suscitó dudas sobre si las dificultades reflejan un deterioro de la posición legal del presidente.
Las consecuencias de la bomba del viernes consumieron varios días, en los que el presidente Donald Trump debería estar celebrando que el Senado aprobara la reforma tributaria (su victoria política más grande hasta el momento), y podrían haber profundizado su peligro legal y político.
Comparaciones del caos, confusión y desinformación que se propagaron en las primeras semanas y meses de la presidencia de Trump —antes de que el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, empezara a imponer una disciplina comparativa al personal de la Casa Blanca, sino al volátil presidente— son apropiadas por otras razones.
Los eventos clave de esos días, incluyendo las decisiones de Trump de contratar y despedir a Flynn como su asesor de Seguridad Nacional y su funesta decisión de despedir al director del FBI James Comey, están siguiendo al presidente hasta hoy y son el centro de su exposición a la investigación de Mueller.
La disfunción también debería preocupar a los seguidores de Trump, pues se enfrenta a uno de los fiscales más venerados de su generación: Mueller y un equipo de fiscales especializados que vienen de empresas de primera línea.
El equipo de Mueller es de lejos más experto y experimentando que la banda de abogados bajo la investigación de Kenneth Starr, que condujo el juicio político al presidente Bill Clinton en la década de 1990, por ejemplo.
La competencia del equipo de Trump se enfocó después de un fin de semana de tuits desafortunados y una explosiva entrevista del abogado personal de Trump, John Dowd, con Axios, este lunes.
Uno de los tuits notorios de la cuenta del presidente Trump decía que él no tenía otra elección que despedir a Flynn porque le había mentido al vicepresidente Mike Pence y al FBI.
Los críticos de Trump se abalanzaron, argumentando que si él sabía que Flynn había mentido, el presidente pudo haber obstruido la justicia.
Este lunes CNN reportó que el consejero de la Casa Blanca Donald McGahn le dijo a Trump que él creía que Flynn no había dicho la verdad en su entrevista con el FBI o a Pence. McGahn no le dijo al presidente que Flynn había violado la ley en su entrevista con el FBI o que estaba bajo una investigación criminal, dijo una fuente.
Eventualmente el abogado de Trump, Dowd, se responsabilizó del tuit que desató la tormenta de fuego, pero persistieron las sospechas de que Trump jugó un papel mucho más grande en el episodio que se ha revelado hasta el momento.
Entonces Dowd le dijo a Axios en la entrevista de este lunes que el presidente, por su autoridad constitucional, no podría obstruir la justicia.
Un argumento legal oscuro se volvió un desastre político, mientras que los noticieros recordaron el desafortunado comentario del presidente Richard Nixon: “Cuando el presidente lo hace, significa que no es ilegal”.
También se señaló que tanto Nixon como el presidente Bill Clinton fueron acusados de obstrucción en los artículos de acusación formulados contra ellos.
Los contemporáneos de Dowd avalaron su perspicacia legal. Pero muchos argumentaron que cometió un error, o lo que el analista legal de CNN Jeffrey Toobin, acuñando un término no legal, llamó “un gran desastre”.
Los comentarios de Dowd generaron una pregunta dañina que condujo a un día de malos titulares: ¿Fue su argumento motivado por una conclusión de que Trump de hecho sí obstruyó la justicia?
Michael Hayden, exdirector de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), le dijo este martes al programa New Day de CNN que la decisión del equipo de Trump de restaurar los argumentos técnicos podrían reflejar el peligro legal en el que está Trump.
“Cuando tienes los hechos, discutes los hechos. Cuando no tienes los hechos, discutes la ley”, dijo Hayden, quien ahora es analista de seguridad nacional de CNN.
“Lo que hemos visto desde que Mike Flynn se declaró culpable el pasado viernes es que ahora el gobierno está tratando de discutir la ley en vez de discutir los hechos. Para mí, es muy revelador lo que está pasando tras bambalinas”.
La mayoría de eruditos legales coinciden con que la ley no es concluyente sobre si un presidente en ejercicio puede ser acusado de un cargo criminal. Pero la idea de que un presidente no pueda enfrentar cargos de obstrucción a la justicia en un proceso de juicio político dirigido por el Congreso desafía los precedentes.
Los defensores de Dowd también señalan que en Trump, él tiene el cliente ideal, dada la propensión del presidente para avivar las tormentas políticas de una manera que incluso pueda socavar el trabajo del equipo legal más diligente.
Este lunes, otro de los abogados de la Casa Blanca, Ty Cobb, buscó limpiar otro aparente desastre al interior del equipo legal de confianza de Trump, minimizando la idea de que cuestionar si el presidente podría obstruir la justicia estaría en el centro de la estrategia del equipo.
“Es interesante como un tema técnico legal, pero los abogados del presidente intentan presentar una defensa basada en los hechos, no una mera defensa legal”, le dijo Cobb a The Washington Post. “Eso debería resolver las cosas, pero lo veremos después”.
De muchas maneras, el presidente está respondiendo al desafío legal con una estrategia política desenfrenada, como lo evidenció en sus ataques a la credibilidad del FBI y Mueller y sus afirmaciones sin fundamento en las que decía que Clinton le había dicho más mentiras al FBI que Flynn.
Tal enfoque puede representar una eventual cobertura contra un eventual juicio político y un intento de reforzar el apoyo entre los congresistas republicanos. Pero hace el trabajo de Dowd mucho más difícil y podría explicar sus equivocaciones.
Otra explicación de las tácticas de Trump es que están diseñadas para darle alimentar a sus animadores de los medios que quieren desacreditar la investigación de Mueller.
Sin embargo, una mejor estrategia legal sería mantenerse callado.
Con eso en mente, Richard Ben-Veniste, el fiscal del Watergate, le dijo a Wolf Blitzer de CNN que había un gran pescado montado en la pared de su casa de recreo.
“Si se hubiera quedado callado, no estaría ahí”, dijo Ben-Veniste.