(CNN) – Tranquilo, no estás imaginando cosas: los precios están subiendo en Estados Unidos.
Los estadounidenses quieren comprar más productos y las empresas se apresuran a satisfacer esa nueva demanda.
El desempleo está debajo del 4% por primera vez en 17 años, los salarios aumentan lentamente, y los consumidores gastan dinero en ropa, muebles y automóviles. Al mismo tiempo, los elevados costos de mano de obra, transporte y productos básicos están apretando sus márgenes de ganancia.
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Tanto consumidores como productores en EE.UU. sienten la influencia de una economía saludable. Tras años de una baja inflación, los precios aumentaron un 1,9% en marzo con respecto al año anterior, según el indicador de inflación favorito de la Reserva Federal.
Los precios al consumidor subieron un 2,1% en abril frente a 2017, mientras que los proveedores pagaron un 2,6% más.
Los préstamos para automóviles son cada vez más caros porque la Reserva Federal está aumentando gradualmente las tasas de interés. Y la hipoteca con tasa fija a 30 años se ha movido a un máximo en siete años, llegando por encima del 4,6%, según Freddie Mac.
En las últimas semanas, decenas de empresas señalaron que ya subieron sus precios o que planean hacerlo en los próximos meses para combatir la inflación.
Deere anunció este viernes que aumentaría los precios de sus equipos debido a un incremento en los costos de materiales y cargamentos.
McDonald’s y Chipotle elevaron los precios de sus hamburguesas y burritos. Amazon está subiendo el valor de las membresías de su servicio Prime en un 20%. Y Netflix aumentó los precios de suscripción mensual en un 10% a fines del año pasado.
Tyson Foods planea hacer que las salchichas de Ball Park sean más costosas, mientras que Stanley Black & Decker hará lo mismo con sus herramientas industriales.
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“Estamos en los negocios para ganar dinero y, para lograrlo, tenemos que aumentar los precios con el fin compensar parte de esa inflación”, explicó el presidente ejecutivo de Stanley Black & Decker el mes pasado.
Los precios del petróleo superaron por primera vez en más de tres años los 70 dólares por barril. Algo que los estadounidenses ya están viviendo: un galón de gasolina cuesta 2,91 dólares, 24% más que hace un año.
La subida en los precios del petróleo también afectarán los márgenes de ganancias en las compañías, lo que podría llevarlas a transferir dichos costos a los consumidores. La pintura, productos químicos, productos de consumo y las empresas de alimentos envasados dependen del petróleo para producir y empacar sus productos. En la misma línea, las empresas aéreas, de transporte por carretera y ferroviarias necesitan combustible para el transporte.
La gasolina es el segundo mayor gasto de American Airlines, lo que conlleva que los vuelos aéreos sean más costosos para la compañía. Y eso se extenderá a los clientes: “Esperaría que haya tarifas más altas”, indicó su presidente ejecutivo el mes pasado.
Los costos del transporte de carga también están subiendo. No hay en estos momentos suficientes camioneros para trasladar todos los productos que los fabricantes producen en el país. Eso ha elevado los costos de envío.
“Cualquier compañía cuyo producto termine en un camión va a sentir el aumento fuertemente”, resaltó Peter Boockvar, director de inversiones de Bleakley Advisory Group. “Si alguien va a verse afectado por el incremento en los costos del transporte de carga será Amazon. Aumentar el precio de Amazon Prime es una forma de compensar eso”, explicó.
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Los precios del acero y el aluminio también están subiendo, una preocupación para los consumidores. Campbell Soup dijo este viernes que esperaba aumentos de dos dígitos en los dos insumos.
Anteriormente, Campbell podía cobrarles más a los consumidores, pero la intensa competencia entre Amazon, Walmart, Kroger y otras grandes tiendas de comestibles y minoristas podría suavizar el impacto en las billeteras de los estadounidenses.
Los fabricantes de productos para el cuidado del hogar como Procter & Gamble y Kimberly-Clark han luchado por mantener su poder de precios frente a la presión de los minoristas. Los precios de P&G cayeron un 2% el último trimestre de 2017, mientras que los de Kimberly Clark cayeron un 1% en ese mismo periodo.