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(CNN) — El presidente Barack Obama confirmó este lunes la designación de Chuck Hagel como secretario de Defensa y de John Brennan como director de la CIA.

Para Hagel, llegar al Pentágono significa enfrentar la oposición de los grupos pro-Israel y otro que objetan su postura sobre Irán y Hamas.

Brennan, el jefe de seguridad interior del presidente Barack Obama, y asesor en contraterrorismo, fue nominado como nuevo director de la Agencia Central de Inteligencia en reemplazo de David Petraeus. Estuvo en la CIA por 25 años, donde fue un experto en el Medio Oriente y en terrorismo.

Ir de regreso a Langley, Virginia, donde se encuentra la sede de la agencia, será un gran cambio, luego de pasar los últimos cuatro años en la Casa Blanca, donde ha sido escuchado por Obama.

Si hay un acto de terrorismo contra estadounidenses en cualquier parte del mundo, o tiroteos masivos en casa, Brennan es quien levantaba el teléfono o entraba a la oficina oval, de día o de noche, para informar al presidente sobre la nueva calamidad.

Él ha sido el asesor de seguridad interna y en contraterrorismo de confianza de Obama, que puede ser visto en fotografías informando al presidente incidentes como el ataque masivo en Newtown, Connecticut, y el intento de ataque con coche bomba en Times Square en 2010. Él siempre está con el presidente en la sala de situación de la Casa Blanca cuando se toman decisiones en tiempos de crisis.

Ahora Obama quiere que sea el nuevo director de la CIA, en sustitución de David Petraeus, y muchos ven el tiempo que duró en el ala oeste de la mansión presidencial como una ventaja.

“Él sabe lo que el presidente quiere de la comunidad de inteligencia”, dice Bill Harlow, un exalto funcionario de la CIA. “También sabe cómo lograrlo al haber trabajado en la agencia, no hay curva de aprendizaje para él”.

Peter Berger, analista en terrorismo de CNN, dice que Brennan perderá de forma inmediata el acceso al mandatario, pero agrega que “él ya disfruta de una relación cercana con el presidente Obama, que no veo en una situación donde no tenga acceso al oído del presidente de forma regular”.

Brennan, de 57 años, se unió a la CIA luego de responder a un anuncio en un diario, y duró 25 años desarrollando conocimiento sobre el Medio Oriente. Habla con fluidez el árabe.

Era jefe de la CIA en Arabia Saudita cuando terroristas detonaron bombas en las torres Kobar en 1996, y causaron la muerte a 19 militares estadounidenses. También viajó de forma intensa en la región desarrollando vínculos con funcionarios.

Durante un corto periodo entregó el informe diario de inteligencia al presidente Bill Clinton, y luego fue nombrado alto funcionario en la agencia. Fue jefe de estado mayor cuando George Tenet fue director de la CIA, antes de ser nombrado subdirector ejecutivo de la agencia.

En 2003, Tenet le pidió comenzar lo que eventualmente se convertiría en el centro antiterrorista del país, un centro destinado a tender puentes entre diferentes instancias gubernamentales luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Cuando la administración de George W. Bush lo retiró del cargo de jefe permanente del centro, dejó la agencia en 2005 y se dedicó a asuntos privados.

En 2008, se unió a la campaña de Barack Obama como asesor en inteligencia.

Luego de la elección, era mencionado para convertirse en director de la CIA, cosa que no ocurrió. Duros ataques de críticos que afirmaban que apoyó la política de interrogatorios de Bush lo llevaron a retirar su consideración para el trabajo.

En una carta a Obama, Brennan aseguró que se opuso a muchas políticas de Bush, como la guerra preventiva en Iraq, y a tácticas de interrogación coercitivas.

Pero luego, Brennan aceptó, a pedido de Obama, ser su asistente para seguridad interna y antiterrorismo, con lo que asumió un rol que lo convirtió en un funcionario muy poderoso dentro de la Casa Blanca: el hombre que sabía todo sobre la política antiterrorista.

El año pasado, en una entrevista con el diario The Washington Post, Brennan habló sobre su estrecha relación con el presidente.

“Inclusive desde el primer par de meses, sentí que había una similitud real de puntos de vista que me daban una sensación de confort”, dijo Brennan. “No creo que tuvieramos desacuerdos”.

Brennan diseñó la estrategia de la Casa Blanca para perseguir de forma agresiva a supuestos terroristas, con lo que aumentó de forma dramática el uso de aviones no tripulados para matarlos en territorios sin ley como Pakistán o Yemen. Pequeños grupos de fuerzas especiales fueron desplegados a lugares considerados críticos.

Grupos a favor de las libertades civiles y de derechos humanos se han referido a los ataques con aviones no tripulados como asesinatos extrajudiciales, y han criticado el programa.

Brennan se convirtió en el primer funcionario del gobierno en discutir públicamente la utilización de aviones no tripulados el año pasado en el Centro Wilson.

“Realizamos ataques porque son necesarios para mitigar las actuales amenazas, para detener complots, prevenir ataques futuros y salvar a vidas estadounidenses”, dijo Brennan.

Dijo que los ataques de aviones no tripulados están destruyendo a al-Qaeda, y que cuando baje la amenaza, espera que Estados Unidos dependa cada vez menos de ese tipo de asesinatos.

Brennan estuvo íntimamente involucrado en el operativo en el que murió Osama bin Laden en mayo de 2011.

Berger entrevistó a Brennan y a otros funcionarios de la administración para su libro Manhunt: The Ten Year Search for bin Laden, from 9/11 to Abbottabad.

Contó la anécdota sobre un debate en particular, respecto a si bin Laden se encontraba en el complejo.

“En cierto punto los analistas dijeron que quien vivía en el complejo tenía un perro, y por supuesto, los musulmanes no tienen perros. Pero Brennan, que estuvo tras bin Laden por 15 años, recortó que el líder terrorista tenía un perro cuando vivía en Sudán”.

Brennan apoyó la decisión de ir adelante con el operativo aunque no había total certeza de que bin Laden se encontraba ahí.

En declaraciones tras el asalto, Brennan se metió en problemas por afirmar que bin Laden estaba armado, cosa que no fue cierto, y por sugerir que el líder terrorista utilizó escudos humanos, cosa que tampoco ocurrió.

“Hubo una mujer que, de hecho, estaba en la línea de fuego y que supuestamente fue utilizada como escudo por bin Laden”, llegó a decir Brennan.

Más recientemente, la Casa Blanca fue criticada por algunos republicanos por las filtraciones de información sensible sobre operaciones antiterroristas que hacían ver bien a la administración durante la campaña presidencial. Brennan calificó las filtraciones como devastadoras y negó que funcionarios estuvieran envueltos.

La controversia sobre las filtraciones, el programa de aviones no tripulados y su posición en la CIA durante los interrogatorios realizados en el gobierno de Bush podrían causarle problemas en las audiencias de confirmación.

El hecho de que venga del ala oeste de la Casa Blanca y de que frecuentemente hable frente a las cámaras sobre la opinión del presidente podría serle contraproducente, según Frances Fragos Townsend, colaboradora de seguridad nacional de CNN.

“John salió una y otra vez e hizo mucha prensa al principio que enojó a los republicanos en el Congreso”, dijo Townsend. “Creo que los republicanos lo tratarán no como un profesional de carrera. Puede esperar que el Congreso lo trate como un político, lo cual es algo justo ahora, para bien o para mal”.

Ninguno de los exfuncionarios y expertos con los que habló CNN cree que la nominación de Brennan será desbarrancada por algunas de las críticas contra él.

Harlow cree que Brennan es muy sensato y trabajador con la experiencia para dirigir la agencia.

John Berman contribuyó con este reporte.