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Por Faith Karimi y Robyn Curnow, CNN

Johannesburgo, Sudáfrica (CNN) – Los sudafricanos oran en las misas dominicales mientras que el resto del mundo espera conocer cómo avanza la condición de Nelson Mandela, un día después de que el ícono de los derechos civiles fuera llevado al hospital de nuevo.

No ha habido actualización desde que el sábado se supo que Mandela está en “condición grave, pero estable” en un hospital de Pretoria con una infección pulmonar.

Al ser contactado vía correo electrónico el domingo, el vocero presidencial Mac Maharaj le dijo a CNN que no tiene nuevas noticias.

Mandela, de 94 años, está cada vez más frágil y con frecuencia es ingresado al hospital.

Cada vez que es hospitalizado hay preocupación en todo el mundo.

“Es momento de dejarlo ir”

El domingo, la primera página del periódico Sunday Times dice “Es momento de dejarlo ir”.

La publicación citó al amigo de Mandela Andrew Mlangeni, quien habría dicho que quizá llegó el momento en que los sudafricanos deben despedirse de su ídolo.

“Has estado viniendo al hospital muchas veces. Claramente no estás bien y hay posibilidad de que no mejores”, le dijo Mlangeni al periódico.

“Una vez la familia lo deje ir, el pueblo de Sudáfrica hará lo mismo. Diremos gracias, Dios, por habernos dado a este hombre, y lo dejaremos ir también”, dijo Mlangeni.

Parlamentario británico provoca ira

Mientras que legisladores en Sudáfrica y el extranjero tuitearon sus buenos deseos, Nick Griffin, cabeza del grupo de ultraderecha Partido Nacional Británico provocó la ira de los tuiteros cuando llamó a Mandela “un viejo terrorista asesino”.

“El santo #nelsonmandela está en sus últimas, parece. Asegúrense de evitar de ver BBC cuando el viejo terrorista asesino muera. Será nauseabundo” publicó en Twitter el sábado.

Mandela fue hospitalizado en la mañana del sábado después de que su estado de salud se deteriorara en los últimos días, dijo Maharaj.

Estaba respirando por sí mismo, dijo el funcionario.

La esposa de Mandela, Graca Machel, está en el hospital con él, le dijeron fuentes a CNN. La mujer canceló sus planes de asistir a la cumbre contra el hambre en Londres el sábado.

Años de padecimientos

Desde 1994 Mandela ha ido debilitándose y no ha aparecido en público desde que Sudáfrica fue sede de la Copa del Mundo en 2010. Él sufrió de tuberculosis durante su encarcelamiento y ha luchado contra las infecciones respiratorias en los últimos años. Su historial de problemas pulmonares se remonta a cuando estuvo recluido como preso político en la isla de Robben durante el apartheid.

El expresidente ha sido hospitalizado varias veces recientemente por recurrentes infecciones pulmonares y neumonías.

El año pasado, pasó las vacaciones de Navidad en el hospital después de someterse a tratamiento por una infección de los pulmones y los cálculos biliares, una de las estancias de su hospital más larga desde que salió de prisión en 1990. Durante su ingreso afloraron numerosos rumores sobre su estado de salud que forzaron a su familia a emitir un comunicado púbico asegurando que Nelson Mandela seguía vivo y que estaba mejorando poco a poco.

Ícono de la democracia

Considerado como el padre fundador de la democracia en Sudáfrica, Mandela se convirtió en una figura internacional que tuvo que soportar 27 años de prisión por haber luchado contra el apartheid, el sistema de segregación racial del país.

En 1993, él y el entonces presidente de Sudáfrica, FW de Klerk ganaron el Premio Nobel de la Paz por esta lucha pacífica.

Mandela fue elegido primer presidente negro de la nación, un año después, servir una sola legislatura, como había prometido.

A pesar de las escasas apariciones públicas en los últimos años, conserva su popularidad y es considerado un héroe de la democracia en la nación.
El año pasado, Sudáfrica lanzó una nueva serie de billetes de banco con una imagen de un Mandela sonriente, una prueba de que es considerado un icono en el país.

El impacto de Mandela se extiende mucho más allá de las fronteras de Sudáfrica. Después de dejar el cargo, medió en conflictos por todo el mundo desde África hasta el Medio Oriente.

Robyn Curnow reportó desde Johannesburgo y Faith Karimi reportó y escribió desde Atlanta.