(CNN) — Mientras que Google, las universidades y las empresas automovilísticas trabajan en perfeccionar vehículos que se autoconducen, los automovilistas imperfectos y somnolientos aún recorren nuestras carreteras.
Pero una nueva tecnología podría ayudar a detectar el momento en que esos conductores comienzan a sentirse cansados y prevenir peligrosos accidentes.
Un proyecto de investigación en la Universidad de Leicester, de Gran Bretaña, combinó el rastreo de la actividad ocular con el monitoreo cerebral para calcular cuándo comienza a disminuir el estado de alerta del conductor.
Los investigadores utilizaron las dos tecnologías de seguimiento antes, pero el doctor Matias Ison, quien dirigió este proyecto, dijo que encontraron una nueva forma de combinarlos para obtener información más precisa sobre el estado mental de una persona.
“Existe una variedad de comportamientos relacionados con distracciones y somnolencia (…) Algunas de ellas como: parpadear con mayor frecuencia, los cambios en el patrón de los movimientos oculares, o no prestar atención al camino pueden identificarse con un detector de movimientos. Sin embargo la actividad cerebral que cambia durante (los periodos) de somnolencia y un estado bajo de alerta solo pueden ser identificados con un electroencefalograma”, dijo el doctor Ison.
Para detectar los movimientos de los ojos, los investigadores apuntan una serie de luces LED a los ojos del sujeto. Un sensor de cámara infrarroja detecta el reflejo de las luces fuera de los ojos.
La actividad cerebral es rastreada mediante un electroencefalograma (EEG). Una gorra cubierta en electrodos detecta qué partes del cerebro están activas. Una computadora vincula los datos con tipos específicos de pensamientos, y junto con los movimientos de los ojos, la información recogida puede decirle a un sistema computacional si una persona está somnolienta.
Actualmente aún está en las etapas de prueba, y los ingenieros podrían simplificar la tecnología para su uso fuera del laboratorio dentro de tres a cinco años.
“Apenas empezamos a entender lo que hace nuestro cerebro en situaciones de la vida real, donde movemos constantemente nuestros ojos a una tasa de tres a cuatro veces por segundo”, dijo Ison.
Conducir distraído también es un obstáculo para los investigadores que trabajan en automóviles que se autoconducen. La primera ola de vehículos automatizados no se encargará de conducir por completo. Las primeras funciones se enfocarán en tareas específicas como conducir por el tráfico o estacionarse en lugares estrechos. Sin embargo, el problema con la conducción semiautomática es que cuando es momento de regresar el control a los humanos, el conductor necesitará estar alerta y listo para conducir.
Captar su atención podría ser mucho más fácil si el automóvil tiene más información sobre su estado actual, posiblemente al evitar entregar el control del automóvil a un conductor antes de que esté listo.
Los experimentos fueron parte de un proyecto de investigación de 14 meses en el Centro para Sistemas de Neurociencia de la universidad. Tiene aplicaciones potenciales interesantes más allá de los automóviles.
“Esto podría ayudar a personas con discapacidades motoras, con enormes beneficios en la comunicación y el control motor”, dijo Ison.
Los investigadores dijeron que podría utilizarse para videojuegos de manos libres en los que los jugadores controlan la acción con los movimientos de los ojos y sus pensamientos. Otros usos podrían incluir controlar sillas de ruedas y diagnosticar dislexia.