Por Daphne Sashin, CNN
(CNN) – Nina Osegueda tenía 19 años, medía 1,52 metros y pesaba alrededor de 81 kilos cuando recuerda el momento en el que su novio dijo las palabras que ningún novio debe decir:
“Sabes, te verías mejor si bajaras de peso”.
“No me digas”, pensó.
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Al igual que muchas chicas adolescentes, ella pensaba en eso todo el tiempo, todos los días. En el caso de Osegueda, ella dijo que sabía que tenía sobrepeso y simplemente se hizo la idea de que siempre sería así.
“Él era alto, rubio y delgado; el tipo de chico que no tenía idea de lo que era ser una adolescente latina de baja estatura y regordete”, escribió Osegueda en CNN iReport. “Yo compraba en la sección de ‘damas’ de Macy’s y me sentía como una anciana a los 19 años, tratando de encajar en unos ‘vaqueros para mamás’, pensando que llorar en el probador era totalmente normal y que esa era la forma en la que se suponía yo debía vivir”.
Era el verano del 2003. No era que Osegueda, quien vestía una talla 16 en la mayoría de las prendas, comiera demasiado; simplemente comía todas las cosas incorrectas: comida chatarra de las tiendas de conveniencia, comidas en McDonald’s, grandes cenas familiares cargadas de pasta, arroz y pan, y rosquillas los sábados antes de los partidos de fútbol y las competiciones de natación.
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Esto también era lo que todas sus amigas comían, y la mitad de ellas eran delgadas.
“Estoy hecha para ser más grande”, se decía a sí misma. “Así es mi constitución”.
No pensó que funcionaría, pero cuando su novio alto y delgado sugirió que bajara de peso, ella se sintió obligada a intentarlo.
“¿Pero cómo?”, se preguntó.
Él le dijo que su madre había bajado mucho de peso siguiendo la dieta Atkins alta en proteínas y baja en carbohidratos.
Parecía bastante fácil. Ella redujo los carbohidratos y eligió comidas que constaban en su mayoría de carne y vegetales; eliminó las gaseosas y jugos y bebió solo agua y té sin azúcar.
“Aunque fue difícil de explicarle a mi familia que no podía comer tortillas o plátanos por un tiempo, ellos me apoyaron cuando conocieron mis objetivos”, escribió.
Todas las noches en su habitación, ella se ejercitaba con videos de entrenamiento de la danza del vientre que había adquirido en un centro comercial.
Un año después, había perdido 27 kilos. Lucía una cintura de 68 centímetros, una figura de reloj de arena y una nueva aura de confianza en sí misma.
“Podría nunca tener la delgada figura de muñeca Barbie que imaginé, pero tampoco me iba a permitir caer en los malos hábitos que me harían verme de menos. Finalmente pude comprar en las secciones ‘normales’ de las tiendas; sin embargo, nunca se hizo menos sorprendente encontrarme buscando ropa talla mediana”, escribió Osegueda. “Ahí estaba yo, en la universidad, sintiéndome tan feliz y saludable como nunca antes en mi vida, con la comprensión de que tenía el poder para hacer cualquier cosa que me propusiera”.
¿Y el chico?
“Probablemente nadie se sorprenderá al saber que terminé con él”.
Ella llegó a su peso mínimo de 56 kilos para el momento en que terminó la universidad en 2005; actualmente pesa 59 kilos y usa una talla 6 u 8 de vestido.
Osegueda, de 30 años de edad, ahora vive en Gaithersburg, Maryland. Se casó, se convirtió en diseñadora gráfica y hace giras como vocalista de heavy metal de la banda A Sound Of Thunder. Su nombre legal es Balvina Austin, pero mantuvo Nina Osegueda, el nombre con el que creció, como su nombre artístico.
La dieta baja en carbohidratos es su forma de vida. Un día normal consiste en dos huevos revueltos con espinacas para el desayuno, una ensalada con atún, aceite y vinagre para el almuerzo, quesos, pepinillos o pepinos como bocadillos y algún tipo de proteínas y verduras para la cena.
“Sé que para mantener mi peso tengo que establecer los alimentos ricos en carbohidratos como las galletas y los pasteles en la categoría de ‘gustos’… A veces hay varios eventos como cumpleaños y días festivos juntos, y me encuentro comiendo golosinas más a menudo de lo que debería”, dijo. “Puede ser difícil cuando todos mis amigos lo están haciendo, así que tengo que asegurarme de esforzarme más de lo normal para compensar los carbohidratos adicionales”.
Osegueda hace ejercicio de tres a cuatro veces a la semana para asegurarse de estar en forma para el escenario.
“No solo ha mejorado mi peso, sino también mi resistencia”, dijo. “Mi sueño ahora es poder correr alrededor del escenario con la energía de Bruce Dickinson (el vocalista principal de Iron Maiden) hasta que ya no pueda gritar por mi edad. Hasta entonces, el heavy metal es mi vida, y los demonios asociados con mi peso son los enemigos que nunca más dejaré conquisten mi cerebro”.