(CNN Español) – El papa Francisco canonizó este domingo a sus predecesores Juan Pablo II (1978 a 2005) y Juan XXIII (1958-1963) en una ceremonia en la Plaza de San Pedro.

Radio Vaticana dijo que hubo 800.000 personas en el área de la Plaza de San Pedro. Otras 500.000 siguieron la canonización a través de las 19 pantallas gigantes puestas en otras partes de Roma.

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El papa Francisco encabezó la ceremonia ante cientos de miles de personas, jefes de gobierno y de Estado, entre ellos los presidentes de Ecuador, Honduras y El Salvador y los reyes de España. Hubo 93 delegaciones internacionales, de ellas 17 latinoamericanas.

Francisco se refirió a San Juan Pablo II como “el papa de la familia” y a San Juan XXIII como “el papa de la docilidad al Espíritu Santo”.

Benedicto XVI, papa emérito de 87 años, asistió a la canonización de Juan Pablo II, primer pontífice polaco de la historia, con el que colaboró por casi 25 años.

La ceremonia en la plaza de San Pedro fue concelebrada por 150 cardenales, 1.000 obispos y 6.000 sacerdotes de todo el mundo. Asistieron también representantes de todas las religiones, entre ellos una importante delegación judía, para rendir homenaje a dos papas que lucharon contra los prejuicios hacia los hebreos.

Para la cobertura se usaron 33 cámaras de televisión, de las cuales 13 transmitieron en 3D, 15 en alta definición y 5 en formato 4K, lo último en tecnología en transmisión de imágenes.

El papa Francisco rezó el Regina Coeli, una oración que sustituye al Ángelus durante el tiempo pascual:

El padre Sergio Tapia Velasco de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz analizó la ceremonia de canonización:

El camino a la santidad

El papa Francisco firmó el 15 de julio de 2013 el decreto que reconocía un milagro obtenido por intercesión del beato Juan Pablo II y aprobó los votos favorables de la Congregación de las Causas de los Santos para proceder a la canonización del beato Juan XXIII —sin necesidad de un segundo milagro—, por lo que ambos beatos serán canonizados el mismo día, según precisó el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi.

El día elegido por el papa argentino es el primer domingo después de las celebraciones de la Semana Santa, cuando la Iglesia católica celebra la fiesta de la Divina Misericordia, instituida por el propio Juan Pablo II tras hacer santa a la monja polaca Faustina Kowalska en 2000, conocida como la santa Teresa de Jesús polaca.

El camino hacia la santidad tiene varias fases: En los casos más tradicionales, primero es necesario ser nombrado Venerable Siervo de Dios, el título que se da tras la muerte a quien se le reconoce haber vivido “las virtudes de manera heroica”.

Después es necesario tras una especie de “juicio” que sea reconocido un milagro para ser proclamado beato y después otro para la canonización, aunque el papa puede saltarse alguno de estos pasos como en el caso de Juan XIII (1881-1963).

La canonización de Juan Pablo II (1920-2005) llega en tiempo récord, pero ha seguido todos los pasos marcados por la Iglesia, aunque Benedicto XVI retiró una norma que solía requerir un período de espera de cinco años antes de que pudieran iniciarse los trámites de canonización.

Antes de que se cumpliera ese periodo de espera normal de cinco años, el anterior papa puso en marcha el proceso para canonizar a su predecesor.

Se dice que meses después de la muerte de Juan Pablo II, este curó milagrosamente a la hermana Marie Simon-Pierre, una monja francesa enferma de Parkinson. La iglesia señaló que el segundo milagro ocurrió cuando una mujer de Costa Rica con un aneurisma cerebral se recuperó después de rezar al papa polaco.

Juan XXIII, venerado por su participación en el Concilio Vaticano II, solo es recordado por haber realizado un milagro tras su muerte en 1963.

Esta fue la segunda ceremonia de canonización del Pontificado de Francisco después de la presidida el pasado 12 de mayo de 2013 en la que declaró santos a los Mártires de Otranto, la Madre Laura Montoya y la Madre María Guadalupe García Zavala.