Por Tim Lister

(CNN) — Bajo el sol abrasador de principios de junio, un grupo de rebeldes pro-Rusia cavaba en medio de los pinos cerca de la ciudad de Krazny Liman, en el este de Ucrania.

Su canoso comandante era un hombre barbado de cincuenta y tantos años que no nos dijo de dónde provenía, pero reconoció que no era de la zona. Presumía orgullosamente su posesión más preciada: una unidad antiaérea de fabricación rusa, montada en un camión. Nos dijo que se habían incautado del arma en una base ucraniana.

A unos kilómetros de allí, en la ciudad de Kramakorsk, los combatientes rebeldes mostraban dos tanques de combate que dijeron que habían conseguido en una fábrica local. El este de Ucrania ha sido desde hace tiempo un centro de producción de armas. Estacionaron uno de los tanques junto a la plaza principal de la ciudad.

Estos fueron solo dos ejemplos de la forma en la que los rebeldes del este de Ucrania agregan constantemente armas más sofisticadas a su arsenal, incluidos tanques, varios lanzacohetes… y sistemas antiaéreos.

A principios de junio empezaron a disparar contra aviones y helicópteros ucranianos con cierto éxito.

Al día siguiente de que conociéramos al comandante, derribaron un avión de transporte Antonov AN-26 cerca de Sloviansk.

También derribaron varios helicópteros Mi-8 y Mi-24 cerca de Luhansk en este periodo, además de un avión de carga Ilyushin IL-76, nave del tamaño de un jet de pasajeros.

Murieron 49 elementos de las fuerzas armadas cuando el IL-76 se estrelló cerca del aeropuerto.

En su mayoría, estas aeronaves volaban a altitudes relativamente bajas y los derribaron con lanzamisiles portátiles SA-7 y armas antiaéreas. Los rebeldes pro-Rusia tomaron el control de varias armerías y bases de las fuerzas armadas ucranianas y las despojaron de sus armas.

El SA-7 es un arma soviética estándar. Es relativamente fácil operarla y es eficaz contra objetivos que vuelan a altitudes de unos 2.500 metros.

Lee: Los interrogantes sobre el derribo del vuelo MH17

Sin embargo, esa arma y las baterías antiaéreas ZU 23-2, que también consiguieron las unidades rebeldes, son muy diferentes de las SA-11 o del sistema BUK que probablemente se usó para derribar el vuelo MH17 el jueves pasado.

Cómo robar un BUK

¿Podrían los rebeldes pro-Rusia haber adquirido un BUK funcional en una base ucraniana y podrían haberlo operado? Las pruebas son circunstanciales; gran parte del equipo militar ucraniano está en malas condiciones o es obsoleto.

Sin embargo, el 29 de junio los rebeldes tomaron por asalto el almacén de misiles A-1402 del ejército ucraniano cerca de Donetsk.

El sitio web ruso Vosti publicó un artículo ese mismo día, tituladoDefenderán los cielos de Donetsk con el sistema BUK de misiles tierra-aire.

Peter Felstead, experto en equipo militar de la antigua Unión Soviética del grupo Jane IHS, dice que “el BUK se encuentra tanto en el inventario ruso como en el ucraniano, pero no se sabe si los rebeldes consiguieron uno de los equipos que supuestamente se usaron para derribar el avión cuando tomaron una base ucraniana o si Rusia se los suministró”.

Dijo a CNN que el BUK “normalmente se operaría con un radar independiente que registra el panorama aéreo en general. Es casi seguro que esto no ocurrió con el MH17”, lo que dificultaría aún más identificar el objetivo y rastrear su curso.

Entre los rebeldes prorrusos hay combatientes que sirvieron en el Ejército ruso. Es posible que algunos conocieran el BUK, pero Felstead coincide con las evaluaciones estadounidenses y ucranianas en cuanto a que sería necesario el conocimiento de los rusos para operarlo.

“El sistema necesita un equipo de unas cuatro personas que sepan lo que hacen. Para operar el BUK correctamente se habría requerido la asistencia rusa, a menos que los operadores rebeldes fueran desertores de los servicios de defensa aérea… lo que es poco probable”.

Ahora, la “teoría predominante” en los servicios de inteligencia estadounidense es que las fuerzas armadas rusas proporcionaron a los rebeldes un sistema BUK de misiles tierra-aire, dijo un alto funcionario de la defensa estadounidense a CNN.

Rusia ha negado que algún equipo al servicio de las fuerzas armadas rusas haya cruzado la frontera hacia Ucrania. Aleksander Borodai —autoproclamado primer ministro de la República Popular de Donetsk— dijo el sábado que sus fuerzas no tenían armas capaces de alcanzar a una aeronave a esa altitud.

Sin embargo, alguien que se encuentra en la región fronteriza entre Rusia y Ucrania ha usado un sistema avanzado de misiles antiaéreos.

El miércoles 16 por la noche, un día antes del supuesto ataque contra el MH17, derribaron un jet de combate ucraniano Sukhoi Su-25 cerca de la frontera con Rusia.

El Ministerio de Defensa de Ucrania declaró para CNN que el avión volaba a entre 6,200 y 6,500 metros de altura (unos 21,000 pies) y que lo habían derribado cerca de un pueblo llamado Amvrosiivka, que se encuentra a apenas 30 kilómetros de donde derribaron al MH17 y a 15 kilómetros de la frontera con Rusia.

Las fuerzas armadas ucranianas afirmaron que el misil se había disparado desde territorio ruso. Fue la primera vez que derribaban un jetde combate que volaba a alta velocidad, hecho que ocurrió dos días después de que derribaran a un AN-26 (que volaba a una altitud similar en la misma zona) un poco más al norte, en la región de Luhansk.

Contrabando por los caminos negros

El Ministerio de Defensa de Rusia señaló el viernes que no es posible que las armas se hayan contrabandeado por la frontera “clandestinamente”. Pero sí es posible.

A principios de junio, los rebeldes controlaban varios de los cruces a lo largo de una franja fronteriza de más de 200 kilómetros de largo. La zona fronteriza es una región agrícola que no se patrullaba regularmente y que en muchas partes ni siquiera estaba marcada.

Docenas de caminos sin vigilancia (a los que se conoce como caminos negros porque se usan para el contrabando) cruzan la frontera. Además, el servicio de guardias fronterizos ucranianos se había desorganizado luego de que atacaran su centro de comando en Luhansk, a principios de junio.

En el camino que va hacia la frontera, al este de la ciudad de Antratsyt, no había rastros de las fuerzas armadas ni de la policía ucranianas. Para entonces, los rebeldes prorrusos ya habían empezado a traer armamento pesado desde el otro lado de la frontera.

Un equipo de CNN visitó el puesto fronterizo en Marynivka en junio, poco después de un tiroteo de cinco horas en el que los guardias fronterizos se enfrentaron con los miembros del autoproclamado batallón Vostok de rebeldes, quienes habían tratado de cruzar con dos transportes de personal rusos blindados, mismos que abandonaron durante la batalla.

Lo que no se sabe es esto: cuántas armas se han traído desde Rusia, cómo las obtuvieron y si entre ellas estaba el SA-11 BUK.

En junio, el Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó que tres tanques T-64, varios lanzacohetes y otros vehículos militares habían cruzado la frontera con Rusia. Ucrania hizo acusaciones similares y afirmó que las armas se habían enviado a Snezhnoe, un bastión rebelde cercano al lugar en el que cayó el MH17.

La citada dependencia señaló que los tanques habían estado almacenados en el suroeste de Rusia, lo que indicaría que las autoridades rusas —hasta cierto nivel— estarían coludidas con los rebeldes. Señaló en ese entonces que el equipo que estaba en el almacén incluía “varios lanzacohetes, sistemas de defensa aérea y de artillería”.

Cabe notar que se agregó que “a este sitio también han llegado sistemas de defensa aérea más avanzados”.

El gobierno ruso rechazó las acusaciones y afirmó que eran falsas.

La OTAN también publicó imágenes de satélite en las que según la organización se ven tanques en la región de Rostov del Don en Rusia antes de que los llevaran hacia el este de Ucrania, a principios de junio. Los tanques no tenían distintivos.

Con todo, algunos expertos como Mark Galeotti, del Centro para Asuntos Internacionales de la Universidad de Nueva York, dicen que las pruebas son mayormente circunstanciales. Las imágenes de la OTAN no mostraron a los tanques cruzando hacia Ucrania.

Sin importar su procedencia, los sitios web en ruso pronto publicaron llamados a que la gente que tuviera habilidades militares llamara a un número telefónico relacionado con la separatista República Popular de Donetsk si podían ayudar a operar o a dar mantenimiento a los tanques.

Una persona respondió: “serví en la academia de ingenieros militares… y fui comandante de la inteligencia”.

Sin embargo, la mayor vulnerabilidad de los separatistas siempre ha sido el espacio aéreo.

Los ucranianos ya habían demostrado, al ahuyentar a los rebeldes del aeropuerto de Donetsk a finales de mayo, que podían usar su poderío aéreo con efectos devastadores. Además, habían empezado a volar a mayores altitudes para evadir a los lanzamisiles portátiles.

Para conservar lo que quedaba de su territorio, los rebeldes necesitaban ser capaces de desafiar el dominio ucraniano de los cielos.

Si recibieron ayuda del otro lado de la frontera para ello y cómo, es la pregunta a la que los gobiernos de todo el mundo piden una respuesta.