Por Alina Machado y Saeed Ahmed
(CNN) — Desde hace décadas, los cubanos exiliados en la Pequeña Habana, en Miami, se han reunido en el Versailles Cafe para hablar del hogar que dejaron atrás y del régimen de Castro que los orilló a ello.
El miércoles 17 de diciembre, muchos de los clientes habituales estaban decididamente de mal humor.
Acababan de enterarse de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, había garantizado la liberación de Alan Gross, un contratista estadounidense detenido, pero a cambio de algo que para ellos era algo demasiado gravoso y desagradable: la liberación de tres agentes cubanos de los servicios de inteligencia a los que encarcelaron por espionaje en 2001, así como un cambio radical en la postura diplomática estadounidense respecto a su vecino comunista.
“Creo que la gente va a estar molesta”, dijo John Losada, quien ha estado exiliado desde la década de 1960. “Hay una larga historia de gente que está muy enojada, gente que ha salido lastimada”.
Pero la reacción fue contradictoria entre las distintas generaciones.
Quienes huyeron de Cuba cuando Fidel Castro gobernaba tomaron el cambio de políticas como un golpe decepcionante tras más de 50 años de frustraciones; por el otro lado, algunos de los que nacieron y crecieron en Estados Unidos dijeron que este era un capítulo más de la historia.
“La generación mayor sigue teniendo la idea de que regresarán a una Cuba en donde no esté Castro. Que van a recuperar Cuba”, dijo Fareed Zakaria, de CNN. “La generación más joven no abriga esas fantasías. Las cuestiones tenían mucho que ver con la Guerra Fría. Todo eso ya no existe. Finalmente, en cierto sentido, estamos dándonos cuenta de cómo es la realidad”.
“Hay una estrategia alterna que implica que un contacto mayor, un comercio mayor suavizará, abrirá al régimen”.
Sin embargo, Miguel Saavedra, otro exiliado, dijo que no es lo que quieren muchos cubanoestadounidenses.
Dijo que el “70% de los exiliados cubanos no está a favor de que se hagan negocios con Cuba”.
Ana Navarro, analista de CNN, dijo que le parecía “irrespetuoso y unilateral” que la Casa Blanca no hubiera consultado primero al Congreso. Navarro pasó gran parte de su carrera condenando las violaciones a los derechos en Cuba.
“Han sido una piedra en el zapato, cualquier cosa menos un aliado”, dijo. “No daré un centavo de mi dinero a un régimen que viola los derechos humanos”.
Obama detallará los cambios en un anuncio que se transmitirá a las once de la mañana, hora de la Ciudad de México.
Alina Machado reportó desde Miami; Saeed Ahmed reportó y escribió desde Atlanta.