(CNN) – La cadena de celebridades que han muerto recientemente es un buen recordatorio de que las enfermedades cardiovasculares son la causa de muerte número uno alrededor del mundo.
La actriz Carrie Fisher falleció, la mañana de este martes a sus 60 años, tras sufrir un ataque cardíaco masivo días antes mientras iba en un vuelo hacia Los Ángeles, confirmó un representante de la familia.
El cantante George Michael murió a los 53 años el día de Navidad, cuando, como lo confirmó su agente, su corazón “le falló”, mientras estaba tranquilamente en su cama.
Alan Thicke, el actor de “Growing Pains” y padre del artista de pop Robin Thicke, falleció el 13 de diciembre, a los 69 años, mientras jugaba hockey con su hijo menor. Thicke tenía una ruptura en la aorta, según el certificado de defunción que se conoció la semana pasada.
Las tres muertes ocurrieron a una edad muy temprana y fueron inesperadas.
“Por eso es tan importante que todos aprendamos cómo realizar la reanimación cardiopulmonar”, aseguró la doctora Nieca Goldberg, portavoz de la Asociación de Cardiología de Estados Unidos, quien no tenía conocimiento directo de la condición de Fisher ni de su deceso.
“Este es el primer paso para ayudar a salvarle la vida a alguien que colapse”, añadió la doctora, quien también es la directora médica del Centro para la Salud de la Mujer Joan H. Tisch, en la Universidad de Nueva York.
¿Qué es la insuficiencia cardíaca?
La Asociación de Cardiología de Estados Unidos describe la insuficiencia cardíaca como una condición que se presenta cuando este importante órgano no puede bombear sangre a las arterias, ni al sistema circulatorio o a los demás órganos y tejidos del cuerpo.
La insuficiencia cardíaca congestiva, una condición agravada de esta situación, consiste en que el flujo sanguíneo bombeado por el corazón a través de las arterias se vuelve lento, mientras que la sangre que retorna al corazón por las venas ha comenzado a acumularse. De tal manera que cuando se combinan causan una congestión, un como un atasco de tráfico pero de sangre, en los tejidos.
El resultado es un edema, o inflamación, que se suele presentar en las piernas y los tobillos, aunque puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo.
La insuficiencia cardíaca también afecta la capacidad de los riñones para eliminar el agua y el sodio, causando aún más hinchazón. Cuando el edema es pulmonar, los fluidos se acumulan en los pulmones e interfiere con la respiración.
Las condiciones que pueden llevar a la insuficiencia cardíaca incluyen presión arterial alta, diabetes y enfermedad arterial coronaria: ocurre cuando una placa se acumula en las paredes de las arterias, causando que éstas se estrechen y aumenten la dificultad en el flujo de sangre.
La insuficiencia cardíaca, entonces, es una condición médica que necesita tratarse a tiempo para prevenir un ataque cardíaco que ponga en riesgo la vida.
¿Qué es un ataque cardíaco?
“El ataque cardíaco es un problema de circulación”, explicó la doctora Goldberg. Cuando la circulación está bloqueada, o se corta de alguna manera, la sangre no logra llegar al músculo del corazón y esto puede dañarlo, añadió. Aunque normalmente esta situación se conoce como ataque cardíaco, los médicos se refieren a ella como un “infarto de miocardio”.
Los bloqueos que causan los ataques cardíacos usualmente se deben a una acumulación de placa en las arterias, que a su vez se forma cuando el colesterol se combina con grasa, calcio u otras sustancias presentes en la sangre. Al unirse, estos elementos se endurecen.
Así forman una placa que después puede romperse y causar un coágulo en la sangre. Cuando los coágulos son muy grandes pueden bloquear totalmente el flujo sanguíneo en una arteria.
“Las personas que están en riesgo de sufrir un ataque cardíaco son aquellas que tienen antecedentes familiares de esta enfermedad, así como altos niveles de colesterol, de presión arterial, que sufren de diabetes, que no hacen ejercicio y que fuman. Los mismos factores de riesgo que siempre discutimos”, indicó Goldberg.
Otra causa de ataque cardíaco, aunque menos frecuente, es el espasmo que pueden causar el tabaco o posiblemente drogas ilícitas, como la cocaína, que inhabilitan el músculo cardíaco, según información de la Asociación de Cardiología de Estados Unidos. Una ruptura en la arteria, a pesar de ser una situación poco común, también puede resultar en un ataque cardíaco.
La asociación señaló que si bien un ataque cardíaco puede ser fatal, no lleva automáticamente a la muerte. Por eso, el grupo advierte que asistencia médica inmediata y de emergencia suele prevenir esta condición.
“Además, si crees que alguien está teniendo un ataque cardíaco llama inmediatamente al número de emergencia. No esperes”, insistió Goldberg para explicar que una ambulancia tiene los equipos necesarios para tratar un paro cardíaco, en caso de que este ocurra camino a la clínica y sala de urgencias. Algo que, ciertamente, no posee el carro de un familiar o de un amigo.
¿Qué es un paro cardíaco súbito?
Aunque un ataque cardíaco ocurre cuando la circulación sanguínea es bloqueada, el paro cardíaco es el resultado de trastornos electrolíticos que hacen que de repente el corazón deje de palpitar.
“La muerte cardíaca súbita es un problema electrolítico, en el que el ritmo de tu corazón se acelera y se vuelve irregular. Entonces, tu corazón no puede bombear sangre de manera efectiva y por eso de repente colapsas”, añadió Goldberg.
Y, como es de suponer, cuando se pierde inesperadamente la función cardíaca sucede lo mismo con la respiración y la conciencia.
Es posible sobrevivir a un paro cardíaco súbito, siempre y cuando haya tratamiento. De nuevo, la reanimación cardiopulmonar, un desfibrilador o compresiones torácicas pueden salvar la vida de una persona mientras llega el personal médico de emergencia.
Un paro cardíaco súbito puede ser causado por un ataque cardíaco.
“A veces, las personas que sufren un ataque cardíaco pueden complicarse y tener una muerte cardíaca súbita si no llegan al hospital a tiempo”, explicó Goldberg. Sin embargo, la mayoría de ataques cardíacos no llevan al paro súbito, de acuerdo a la Asociación de Cardiología de Estados Unidos.
Goldberg añadió que otro factor de riesgo para un paro cardíaco súbito es la predisposición genética a los trastornos en el ritmo cardíaco. En familias en las que varias personas han muerto de repente, los miembros son examinados y monitoreados muy de cerca, indicó Goldberg.
Síntomas y cifras
Las señales de alerta más comunes para un ataque cardíaco son malestar (a veces dolor) en el pecho; mareos, aturdimiento, nauseas o vómito; dolor en la mandíbula, cuello o espalda; malestar en el brazo u hombro y falta de aire. Algunos de estos síntomas pueden ocurrir más frecuentemente en mujeres, mientras otros suelen afectar a los hombres.
En comparación, el paro cardíaco súbito ataca sin previo aviso. Simplemente, una persona colapsa y no tiene pulso, ni conciencia, ni respiración.
En general, los ataques cardíacos son más comunes que los paros cardíacos en Estados Unidos. Por ejemplo, en 2014 la Asociación de Cardiología de Estados Unidos calculó que cerca de 565.500 personas sufrieron paros, mientras que cerca de 750.000 estadounidenses presentan un ataque cada año, según las cifras de la organización.
A nivel mundial, las enfermedades cardíacas son la principal causa de fallecimiento, acumulando más de 17,3 millones de personas muertas cada año. Una cifra que, calcula la Asociación de Cardiología de Estados Unidos, puede crecer a más de 23,6 millones de personas para 2030.
Las enfermedades cardiovasculares incluyen todos los problemas del corazón como insuficiencia cardíaca, ataque cardíaco, paro cardíaco súbito, defectos cardíacos de nacimiento, arritmia y cardiomiopatía (cuando hay un aumento en el tamaño del músculo del corazón, usualmente causado por la genética), presión arterial alta y colesterol alto.
Aunque cualquier problema cardíaco puede llevar en últimas a la muerte, los que más riesgo representan para la vida son el ataque cardíaco y el paro cardíaco súbito.
“Creo que es realmente importante para nosotros concentrarnos en prevenir a las personas de sufrir un ataque cardíaco, a través de cambios en el estilo de vida”, aseguró Goldberg. También aclaró que no basta solo con una dieta balanceada y actividad física, también se requiere una rutina de chequeos médicos y, en caso de ser necesario, tratamientos para cualquier problema de presión arterial o de colesterol.
“Curiosamente, nuestra tasa de ataques cardíacos en hombres y mujeres ha disminuido en los últimos 10 años”, reveló. “Creo que tomará tiempo, con el reciente aumento en todos estos factores de riesgo, para poder ver si habrá un incremento repentino, pero no puedo predecir eso”, agregó. Y, aunque esperanzada, suspiró concluyendo que esa es una de sus preocupaciones.