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Proponen boicots contra el muro de Trump en Nueva York
02:07 - Fuente: CNN

(CNN) – Donald Trump, un hombre que por décadas fue sinónimo de Nueva York, volverá a Manhattan por primera vez como presidente este jueves.

Sus 107 días de ausencia, dicen sus amigos, es el periodo más largo que ha permanecido fuera de Nueva York desde que nació en Queens en 1946.

Pero el presidente no regresará por mucho tiempo. Tiene planeado reunirse con el primer ministro de Australia, Malcon Turnbull, quien se encontrará con Trump por el aniversario número 75 de la Batalla del Mar del Coral a bordo del USS Intrepid, el portaaviones convertido en museo que está estacionado en el lado oeste de Manhattan.

Los amigos cercanos de Trump y antiguos asesores de campaña le dijeron a CNN que el regreso a casa podría ser esclarecedor para el presidente, un estandarte de Nueva York cuyo nombre está escrito en todo Manhattan, usualmente en oro. Algunos reconocieron su soledad y anhelo por esa ciudad.

“Donald Trump ha vivido, comido y respirado en Nueva York durante 70 años”, dice Michael Caputo, un excolaborador de campaña que vive y trabaja en esa ciudad. “Y para él estar lejos de lo que realmente lo ha movido durante tantos años, es un sacrificio”.

Trump, sin embargo, no disfrutará esta semana de Nueva York como usualmente lo hacía. Luego de hablar en el Intrepid, se espera que el presidente renuncie a un viaje a la Torre Trump y en cambio vaya al Club Nacional de Golf Trump en Bedminster, Nueva Jersey, donde al parecer pasará el fin de semana.

Por supuesto, Bedminister también es el hogar de Trump. Fue el lugar donde su hija se casó y donde el entonces presidente electo entrevistó a los prospectos a integrar su nuevo gabinete luego de ganar la elección de noviembre. Trump también quiere ser enterrado en esa propiedad.

Un funcionario de la Casa Blanca se negó a discutir los planes del presidente, diciendo únicamente que Trump estaba ansioso de regresar a la ciudad.

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Una ciudad que lo formó

La falta de tiempo en Nueva York es significativo, dada la manera como Nueva York lo formó. Su historia personal se entrelaza con la historia de cambio constante de la metrópoli.

Como presidente ha entretenido a los reporteros con historias sobre hacer viajes entre los vagones del metro (algo que es ilegal), ha bromeado sobre cómo él era un pilar para los tabloides de Nueva York y les ha dicho a sus amigos que extraña una porción de Nueva York a la que se había acostumbrado. Sus colaboradores, percibiendo el anhelo, llevaron aspectos de Nueva York a la Casa Blanca.

Trump creció como el hijo de un prominente empresario en Queens y anheló mudarse a Manhattan muy pronto. Él y sus amigos, sin la aprobación de sus padres, tomarían el metro hasta Manhattan y se maravillaban con la atmósfera circense que parecía provenir de Times Square y otras áreas de Nueva York, dicen sus conocidos.

Tan pronto como pudo, Trump se mudó a Nueva York y construyó su imperio de bienes raíces y lo convirtió en un trampolín para aumentar su fama. Trump fue el sostén de los eventos en Nueva York, emisoras de radio y televisoras locales. Puso su nombre en cualquier cosa que fuera suya, como marcando su territorio en una ciudad que alguna vez anheló frecuentar.

Mientras sus escandalosas aventuras eventualmente engendraron su campaña presidencial y toda ella estuvo centrada en Nueva York, quienes hacen parte de esta ciudad no siempre han querido a Trump.

La Trump Tower ha sido acosada por protestas durante varios meses y los neoyorquinos han rechazado ampliamente su presidencia. Cada distrito de la ciudad de Nueva York —excepto Staten Island— votó contra Trump en 2016.

Un amigo de Trump, que pidió anonimato para hablar tranquilamente, dijo que no era insignificante que el primer viaje a Nueva York de Trump fuera 100 días después de tomar posesión como presidente.

“Él va a tener una gran claridad”, dice el amigo. “Va a tener la capacidad de ver hacia atrás y ver lo que hizo mal y lo que hizo bien. Creo que va a ser una experiencia refrescante”.

Y mientras que los primeros 100 días de Donald Trump en la Casa Blanca llegaban a su fin, el presidente reflexionó sobre su nuevo trabajo, sus expectativas y su antigua vida que, como lo aceptó francamente, extraña.

“Me encantaba mi vida anterior. Tenía tantas cosas en marcha”, dijo Trump en una entrevista con Reuters. “De hecho, esto es mucho más trabajo que en mi vida anterior. Pensé que sería más fácil”.

Luego agregó: “Echo de menos mi antigua vida. Me gusta trabajar, pero esto es, en realidad, mucho más trabajo”.

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Manifestaciones contra las políticas del Gobierno en Nueva York
01:23 - Fuente: CNN

Los altos costos de que Trump visite Nueva York

Pero aunque Trump quiera intentar capturar esa vieja vida de Nueva York con visitas frecuentes, él mismo reconoció en abril en una entrevista con Fox News que era “muy caro para el país” e inconveniente para los neoyorquinos pues el Departamento de Policía y el Servicio Secreto tienen que cerrar una gran cantidad de calles alrededor de la Torre Trump.

La Torre Trump ha sido fortificada para su protección, particularmente porque la primera dama Melania Trump y su hijo de 11 años, Barron, han vivido allí de tiempo completo. Se espera que una nueva ley sobre los gastos del gobierno que será firmada esta semana incluya cerca de 23 millones de dólares para cubrir gastos de reforzamiento de seguridad en la Torre Trump. Esto hace parte de los 120 millones de dólares en fondos adicionales para ayudar a cubrir los costos de proteger a la familia Trump.

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“Siempre me siento un poco culpable cuando voy allí”, le dijo Trump a Fox News a finales del mes pasado, hablando sobre su apartamento en la Trump Tower donde pasó mucho del tiempo de su transición. “Me siento culpable cuando regreso allí porque odio ver que los neoyorquinos tengan calles cerradas”.

El acuerdo bipartidista incluye 60 millones de dólares para ayudar a reembolsar el dinero que los gobiernos locales gastan en proteger otras áreas como Palm Beach, Florida, Nueva York y Nueva Jersey. Como presidente, Trump ha hecho constantes visitas a su casa en el club privado Mar-a-Lago, en Florida.

Nueva York ha tenido la mayor carga financiera, con el departamento de policía de la ciudad gastando 300.000 dólares por día protegiendo la Torre Trump entre el día de la elección y su toma de posesión el 20 de enero, y entre 127.000 y 145.000 dólares por día desde entonces.