Cannes, Francia (CNN Español) – Las historias de los migrantes cruzando la frontera de México a Estados Unidos ocupan titulares casi que semana tras semana.
El cine también se ha encargado de contarlas.
Pero para muchos, los protagonistas de dichos relatos se han vuelto una simple estadística, deshumanizando sus sacrificios y travesías. Así lo piensa el director de cine Alejandro G. Iñárritu y por ello el que se haya propuesto construir una experiencia de realidad virtual donde nadie quede indiferente ante tan dura experiencia y que se titula ‘Carne y Arena’.
“La realidad ha dejado de ser relevante y es bien complejo pensar que tenemos que crear la realidad virtual para hablar de una horrible realidad por esa misma razón”, señaló el realizador mexicano ante un grupo de periodistas que en el marco del Festival de Cannes pudimos vivir la muy anticipada experiencia, ingeniada junto a su amigo y compatriota el director de fotografía Emmanuel Lubezki. Se trata de una instalación de arte donde el visitante camina descalzo por un amplio espacio y cuyo suelo está cubierto de arena.
Equipado con un maletín o mochila a la espalda, así como de gafas de realidad virtual y unos audífonos, el público se transportará a la mitad de un desierto donde encontrará a un grupo de migrantes, minutos antes de que ellos y el guía al que en este entorno se le conoce como ‘coyote’, sean interceptados por la guardia fronteriza.
La idea, según los creadores, es que el público explore “la condición humana de los inmigrantes y refugiados en un vasto espacio físico y visual”.
Inaugurar esta instalación en Cannes se dio de manera algo imprevista y fue gracias a la invitación de los organizadores del encuentro fílmico que la consideraron única y muy cinematográfica.
Con algunos cambios de diseño y presentación, ‘Carne y Arena’ se podrá ver de forma oficial —y a partir de junio— en la sede de la fundación Prada, en Milán, y es auspiciada por la propia diseñadora de modas Miuccia Prada.
En agosto, la instalación será trasladada a México, específicamente al centro cultural universitario Tlatelolco.
“La verdad es que esta idea la tuve hace cinco años en un lugar al que fuimos, pero la tecnología no estaba lista para hacerlo. Cuando empezamos el proyecto hace un año, no estaba muy lista y empujamos hasta llegar a donde estamos ahora que no es perfecta pero es suficiente para explorar esa posibilidad”, recordó el múltiple ganador del Oscar.
“Esto es muy diferente porque esto no es cine, esto es algo más experiencial, más que una narrativa es una experiencia sensorial… este fragmento dice mucho más que una película de dos horas”.
De hecho, someterme a ella me hizo recordar la película Babel, de G. Iñárritu, cuando el personaje de la actriz Adriana Barraza es abandonado en el desierto con dos niños bajo su cuidado y un profundo sentimiento de angustia ante la posibilidad de que todos perezcan en el recorrido.
“Aunque los dos son medios audiovisuales, la realidad virtual es todo lo que el cine no es. O sea, no es cine, no es una extensión del cine, no es una herramienta de promoción del cine, no es un enhancing, no es un aumento del cine. Es el nacimiento de un medio absolutamente distinto, quizá el octavo arte pero tiene sus propias reglas”, explicó el director de las premiadas Birdman y The Revenant.
¿Llegaremos a ver entonces una película entera donde podamos tener esta experiencia de entrar directamente a escena, acercarnos y casi que tocar a los personajes y donde nuestro campo de visión sea de 360 grados?
“No sé si aguante esto una película porque también demanda mucho de tu cerebro. No sé si aguante dos horas ahorita”, dice G. Iñárritu, agregando que este ambicioso proyecto puede ser el comienzo de algo más grande.
“No sé lo que va a pasar. Vamos a tener que descubrir todo un lenguaje pero esto sí es la apertura a algo”.