Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
“Primero censuraron las revistas de historietas, las novelas policiales, y por supuesto, las películas, siempre en nombre de algo distinto: las pasiones políticas, los prejuicios religiosos, los intereses profesionales’’.
Ray Bradbury en Crónicas marcianas (1950) explica que “siempre había una minoría que tenía miedo de algo, y una gran mayoría que tenía miedo de la oscuridad, miedo del futuro, miedo del presente, miedo de ellos mismos y de las sombras de ellos mismos”.
Me acaban de invitar a un programa de televisión de Venezuela al que voy a asistir —vía satélite que es de momento la manera más segura—, y no quiero desentonar ni poner en aprietos a la presentadora ni traicionarme a mí mismo y sostener una versión distinta de la debacle venezolana, de la que sostengo cuando se tercia en este programa.
Le pregunto a alguien en La Habana si sería pertinente que le envíe una de las emisiones de este espacio que podría resultar “demasiado política” para los que revisan lo que viene del extranjero.
Lo peor de la censura y de los censores es que se instalan en nuestras vidas como si fueran uno de esos virus tercos y escurridizos que de vez en cuando ponen patas arriba al planeta.
A mí los virus, qué te puedo decir, lo que me pone como erizo enloquecido es que quienes se dan golpes de pecho a nombre de la libertad de expresión, censuren, sin embargo, lo que a ellos no les parece conveniente.
En un colegio de Nueva Jersey, un profesor ha sido suspendido luego de que fueron borradas, literalmente hablando, de las fotos de dos de los chicos en el anuario escolar, una frase de Donald Trump en un caso, y el eslogan de campaña de Trump, en el otro caso.
Tras el estallido de la tempestad, gracias a la prensa que tanto critica el presidente, la superintendente de Colegios Públicos de Nueva Jersey, Cheryl Dyer, dijo que el personal del colegio “valora fuertemente los principios de la libertad de expresión’’. Menos mal porque si no…