(CNN) – Un auto embistió a unas personas que protestan por una manifestación de nacionalistas blancos. Aparentemente, el sospechoso tiene opiniones “extremistas”. Luego de todo esto surge una pregunta familiar: ¿es ese un acto terrorista? ¿Es un crimen de odio? ¿Por qué algunos actos violentos son etiquetados como crímenes de odio o como terrorismo y otros no? ¿Realmente importa esto?
¿Qué es terrorismo?
Mucha gente califica lo que pasó este fin de semana en Charlottesville (Virginia) como un ataque de terrorismo interno. James Alex Fields Jr., de 20 años y de Maumee (Ohio) está acusado de manejar su Dodge Challenger contra una multitud durante una manifestación de nacionalistas blancos este sábado, matando a una mujer de 32 años y dejando heridas a otras 19 personas.
Por favor, date cuenta de las similitudes de este ataque y de otros ataques perpetrados por seguidores de ISIS en otros países, en los que también un automóvil embiste a una multitud.
LEE: ¿Por qué la debilidad de Trump frente al odio?
¿Quiere eso decir que lo que pasó en Charlottesville fue terrorismo?
El mundo realmente nunca se ha puesto de acuerdo en una definición estándar de terrorismo, pero el Código de Normas Federales de EE.UU. lo define como “el uso ilegal de la fuerza y la violencia en contra de personas o propiedades para intimidar o coaccionar a un gobierno, a la población civil o a cualquier segmento de ellos, para promover objetivos sociales o políticos”.
De nuevo, todo tiene que ver con la motivación. ¿Había una agenda política o ideológica detrás del ataque?
FOTOS | Enfrentamientos en marcha de nacionalistas blancos en EE.UU.
¿Qué es un crimen de odio?
El FBI dice que un crimen es un crimen de odio cuando tiene un elemento adicional de prejuicio. Por ejemplo, si la víctima fue asesinada por su raza, religión u orientación sexual.
“Los crímenes de odio son diferentes de otros crímenes. Golpean el corazón de la identidad de uno”, dijo el exdirector del FBI James Comey en un discurso en la Cumbre de Liderazgo de la Liga Nacional contra la Difamación, en el 2014. “Golpean nuestro sentido de identidad, nuestro sentido de pertenencia. El resultado final es una pérdida: pérdida de confianza, pérdida de dignidad y, en el peor de los casos, pérdida de la vida”.
Según David Stacy, director de asuntos gubernamentales de la Campaña de Derechos Humanos, los crímenes de odio están motivados por un prejuicio hacia la víctima. “En un crimen de odio la víctima es escogida por sus características”, dice Stacy. “Son crímenes motivados por el odio (a alguien) y suelen ser mucho más violentos que los crímenes tradicionales”.
LEE: Sospechoso de arrollar multitud en Charlottesville aprecia a Hitler, dice su profesor
¿Qué se necesita para probar un crimen de odio?
En el 2015, tres musulmanes fueron asesinados a balazos por un vecino blanco en un apartamento cerca del campus de Chapel Hill de la Universidad de Carolina del Norte. Las familias de las víctimas estaban convencidas de que la raza y la religión habían sido los principales motivadores de la tragedia.
Pero el analista legal de CNN Danny Cevallos dice que las fuerzas policiales necesitan más que llamarlo un crimen de odio. Necesitan probar que el odio racial o religioso efectivamente motivó el crimen.
“La motivación puede ser evidencia de tu intento (de cometer un crimen). La razón por la que lo hiciste nos dice mucho acerca de la intención que tenías. Los crímenes de odio requieren ser motivados por la animadversión o el odio hacia otra persona”.
En el caso de Carolina del Norte, la investigación de la policía indicó que la matanza se desencadenó por una pelea en el estacionamiento, y no por la religión de los estudiantes.
LEE: Tiroteo en Chapel Hill, ¿cuándo un crimen es un crimen de odio?
¿Por qué algunos ataques no son calificados como terrorismo?
En muchos casos, los ataques, a primera vista, parece que pueden ser etiquetados como ataques terroristas. Pero no lo son.
Piensa en el ataque de Dylann Roof, un supremacista blanco que mató a nueve personas en una iglesia afroamericana y metodista en Charleston (Carolina del Sur), en junio del 2015. Roof dijo que lo hizo porque quería empezar una guerra racial. Fue condenado por crímenes de odio y sentenciado a muerte, pero nunca fue acusado de terrorismo.
En un artículo de opinión publicado en CNN, el analista de seguridad nacional Peter Bergen se preguntó por el nombre que Estados Unidos le hubiera dado al ataque si Roof hubiera sido musulmán.
“Pero hay que hacer el mapa mental: si este ataque contra la iglesia en Charleston hubiese sido perpetrado por un hombre musulmán que gritaba “Allahu Akbar”, entonces la que ya es una gran historia en las noticias se hubiera convertido en una historia más grande todavía, puesto que hubiera parecido encajar muy bien en la narrativa política y de los medios de comunicación respecto a que los militantes musulmanes son el mayor problema de terrorismo en Estados Unidos”, escribió Bergen.
Sus comentarios apuntan a lo que algunos observadores han dicho por años: que ciertos actos de violencia solo son calificados como terroristas si el atacante es de piel oscura y musulmán.
“Es peligroso que solo usemos la palabra “terrorismo” para referirnos a un perfil racial específico del perpetrador”, dice Andrew Mumford, del Centro de Conflicto, Seguridad y Terrorismo. “El ejemplo de Charleston es muy importante. A veces, la etiqueta de terrorismo no se usa cuando la nacionalidad del perpetrador no encaja en los estereotipos convencionales”.
LEE: Cómo una marcha de nacionalistas blancos terminó en terror en EE.UU.
¿Por qué importa cómo lo llames?
Hay diferencias legales entre decir que un acto de violencia es un crimen de odio o terrorismo.
Calificar algo como “crimen de odio” puede hacer que el peso de la ley caiga con mucha más fuerza sobre el acusado. Agrega un nuevo cargo, muy serio, que puede hacer que la sentencia sea mucho más fuerte.
Calificar algo como terrorismo también tiene consecuencias legales y no se aplica a la ligera. Las autoridades federales trabajan con una definición muy específica de cuando un acto es terrorismo interno.
Debe tener tres características: haberse llevado a cabo en Estados Unidos, ser peligroso para la vida humana y tener la intención de intimidar a civiles o afectar una política del gobierno, a través de la “destrucción masiva, el asesinato o el secuestro”.
Tal vez el mejor ejemplo sea el de la masacre en la base militar de Fort Hood en el 2009. Para las víctimas de la base de Texas fue un acto terrorista que el mayor Nidal Hassan abriera fuego contra algunos militares.
Pero las autoridades federales jamás usaron la etiqueta de terrorismo. Coincidía con algunos de los criterios, pero fue una jugada legal. Al evitar clasificarlo como acto terrorista era más fácil para ellos lograr la pena de muerte.
Al final de cuentas, ¿realmente importa si un acto es calificado como crimen de odio o acto terrorista? De todas maneras, no importa cómo lo llames, el dolor y el sufrimiento de los sobrevivientes de ese tipo de violencia y de los familiares de las víctimas es insoportable.
Eric Levenson, Hailey Middlebrook, Shachar Peled y Alanna Petroff de CNN contribuyeron con este informe. También contiene información previamente publicada en un artículo del 2015.