(CNN) – Corea del Norte ha atraído a un flujo pequeño pero constante de viajeros estadounidenses, desde que se flexibilizaron las restricciones para el turismo proveniente de Estados Unidos en el 2010.
Pero desde el 1 de septiembre del 2017, los ciudadanos de EE.UU. tendrán prohibido visitar el país más hermético del mundo, el llamado ‘reino ermitaño’, conocido así por sus políticas aislacionistas.
Según el Departamento de Estado de EE.UU., la prohibición fue instaurada por el “serio y creciente riesgo de arresto y detención de larga duración que corren los ciudadanos estadounidenses” y por el “peligro inminente” que implica el “arbitrario sistema de aplicación de la ley” de Corea del Norte.
La decisión se tomó tras la muerte del joven Otto Warmbier, estudiante de 22 años de la Universidad de Virginia, que fue detenido en Corea del Norte por tratar de robarse un cartel propagandístico.
De las 18 personas detenidas en Corea del Norte desde 1995, 16 son estadounidenses, incluyendo a tres ciudadanos que todavía están presos.
Ingreso de último minuto
A pesar de las advertencias gubernamentales, muchos estadounidenses se vieron obligados o sintieron el impulso de viajar a ese país, antes de que entre en vigencia la prohibición.
Uno de esos viajeros es Jeff Barnicki, quien se sumó a un viaje de último minuto con el operador Koryo Tours, de Beijing, la semana pasada.
“Como estadounidense tal vez nunca pueda volver, así que estar allá al menos una vez fue mejor que no haber estado nunca”, le dijo Barnicki a CNN. “Corea del Norte es un país misterioso. Entre más aprendía, más me daba cuenta lo poco que conocía sobre ese lugar, y más curiosidad me daba”.
Según él, la experiencia le ayudó a entender por qué los norcoreanos vilipendian a Estados Unidos, al menos, en una retórica política.
“Los norcoreanos crecen con recuerdos constantes de que Estados Unidos mató al 33% de su población y arrasó a todo el país (durante la Guerra de Corea, de 1950 a 1953)”, dice. “Creen que si no tuvieran misiles y bombas nucleares, Estados Unidos ya los habría invadido”.
Y aunque los sentimientos antiestadounidenses impregnan la propaganda política en el país, Barnicki nunca se sintió amenazado o en peligro.
Al contrario, se dio cuenta de que la gente con la que interactuó generalmente era cálida y agradable.
Dentro del ‘reino ermitaño’
La mayoría de los viajeros que llegan a Corea del Norte son chinos: unos 100.000 al año. Pero entre los que no son chinos, los estadounidenses eran uno de los grupos más grandes de turistas.
Según Koryo Tours, que ha facilitado la entrada de turistas a ese hermético país desde 1993, casi el 20% de los turistas no chinos que lo visitan son de EE.UU. “Calculo que eran unos 1.000 viajeros estadounidenses por año”, le dijo a CNN Simon Cockerell, gerente general de Koryo Tours.
Para algunos, visitar Corea del Norte implica un conflicto ético, por la historia de violación de los derechos humanos del país. El Departamento de Estado también cuestiona los ingresos del turismo de esa nación y la forma en que se gastan.
“Es completamente posible que el dinero gastado por turistas en Corea del Norte sirva para financiar programas de armas”, dice un memorando del gobierno. “Les pedimos a todos los viajeros que, antes de viajar a ese país, consideren lo que están apoyando”.
Pero para viajeros como Barnicki, la oportunidad de interactuar con una comunidad tan aislada era más importante que tener en cuenta esas recomendaciones.
“Honestamente, no gasté mucho dinero allá. De verdad, tal vez me gasté unos 300 dólares en recuerdos y cerveza, y me pareció que ese dinero iba para la economía local, que realmente lo necesita, no para las armas nucleares y los misiles”, dice.
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¿Viaje independiente? Imposible
Para cualquiera que no sea de Estados Unidos o de Corea del Sur –quienes ya tienen prohibido entrar a Corea del Norte–, es relativamente fácil obtener una visa de turista, pero los viajeros deben ir con un tour guiado.
Los recorridos de Koryo Tours, que van de 3 a 21 días, cuestan entre 1.336 dólares y 5.476 dólares por persona, más por una cuestión de diseños de itinerarios privados, pues hacer un viaje totalmente independiente no es una opción en Corea del Norte. Es imposible.
Esos paquetes incluyen los boletos aéreos entre Beijing y Pyongyang, la visa, la comida, el transporte y el alojamiento.
La mayoría de los recorridos comienzan en la capital, la ciudad más desarrollada de Corea del Norte, con aeropuerto internacional, metro, museos, monumentos, parques, bares y festivales.
Otro destino turístico trillado de ese país es la Zona Desmilitarizada, una área de 4 kilómetros de ancho que básicamente divide en dos a Corea del Norte de Corea del Sur. También pueden explorar la ciudad vieja de Kaesong, que alberga una docena de lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Algunos viajeros han quedado tan fascinados con la experiencia que visitan el país una y otra vez. Como el estadounidense Patrick Border, quien ha viajado a Corea del Norte siete veces.
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FOTOS | Un viaje al interior de Corea del Norte
Más allá de lo básico
Para aquellos que tienen mayor flexibilidad en el tiempo y el presupuesto, un viaje a Corea del Norte puede incluir desde una visita a centros de esquí hasta termales, cascadas y playas, pasando por excursiones en bicicleta, caminatas, circos y festivales de cine. Existe incluso una maratón anual y un festival de la cerveza, aunque el de este año fue cancelado.
Para viajeros más aventureros, está el Monte Paektu, de 2.743 metros de altura, cerca de las fronteras con China y con Rusia. Es un volcán activo, con un cráter enorme y en cuya base hay un lago. En una de sus siete visitas a Corea del Norte, Border llegó hasta allá.
“Corea del Norte tiene mucho más de lo que la mayoría de la gente se imagina”, dice Border. “Si levantan la prohibición de viajes, tal vez vuelva al festival de cine o vea a los corredores de la maratón. Si fuera más joven, yo mismo correría esa carrera”.
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Seguir las reglas
Sea cual sea la razón del viaje, cualquier visitante de Corea del Norte debe seguir unas reglas muy estrictas, que regulan desde errores sociales que no son castigados de manera severa –como tomar fotos de los locales sin su permiso– hasta infracciones potencialmente peligrosas, como manipular con propaganda o no respetar a los líderes del pasado y del presente.
Se sugiere hacer una reverencia cuando se visiten monumentos y estatuas. Para los norcoreanos es obligatorio, y es opcional para los extranjeros.
Ls viajeros pueden tomar fotos y videos, pero no de operaciones militares, obras en construcción o sitios que no tengan aprobación para ser filmados o fotografiados.
Los turistas siempre deben estar con un guía, en todo momento, a menos de que el guía les diga que está bien alejarse, por ejemplo, dentro del hotel en la noche o en tiendas por departamentos.
“Lo más importante es que los viajeros entiendan que Corea del Norte tiene reglas y leyes muy estrictas. Aunque estés o no estés de acuerdo con ellas, no debes romperlas”, dice Cockerell.
“Pero lo otro que debemos saber de Corea del Norte es esto: no es solo una persona, son 25 millones de personas. Puedes interactuar con tantas personas como puedas, en el tiempo limitado que tengas”.