Nota del editor: Nicole Stamp es directora, actriz y presentadora de televisión y vive en Toronto. Puedes seguirla en @nicolestamp. La opiniones expresadas en este artículo pertenecen exclusivamente a la autora.
(CNN) – Hace una semana, internet se inundó de repente con la etiqueta #MeToo (#YoTambién), mientras mujeres de todas las edades y orígenes compartían sus dolorosas historias de acoso y abuso sexual. Y entre esos cientos de miles de publicaciones en Twitter y Facebook, vi a varios amigos –hombres buenos y decentes– preguntándose: ¿Cómo puedo ayudar?
Al día siguiente, escribí un ensayo en Facebook para responderles a esos hombres decentes. Al momento de publicación de esta columna, ya se había compartido casi 70.000 veces.
Este es un resumen en 14 puntos de mi ensayo, en el que describo de manera concreta las formas en que un hombre –y, en realidad, gente de cualquier género– puede ayudar a mejorar el ambiente que rodea a las mujeres.
1. Practica la frase ‘Eso no es cool (genial)’. Dísela a otros hombres que les están diciendo cosas irrespetuosas a las mujeres o sobre las mujeres.
2. Lee y sigue a autoras feministas. A mí me gustan Ijeoma Oluo, Lindy West y Roxane Gay. Hay muchísimas; sigue a unas pocas. Incluso si encuentras que un tema es “agotador” o “muy rabioso”, trata de dejar a un lado tu incomodidad y sigue leyendo. Un signo revelador del privilegio es ser capaz de ignorar un sistema que beneficia a unos mientras perjudica a otros.
3. Impulsa las voces femeninas. Si estás compartiendo un artículo sobre un tema social –y especialmente sobre un asunto de sexismo–, encuentra uno que haya sido escrito por una mujer. Lo mismo para los otros grupos. Impulsa artículos sobre raza escritos por autores indígenas o negros, por ejemplo, y artículos sobre la discapacidad física hechos por autores que tengan discapacidad física. Recuerda el clásico lema revolucionario: “Nada sobre nosotros sin nosotros”.
4. Amplifica las voces de las mujeres en el trabajo. Si ves que las contribuciones de una mujer en tu lugar de trabajo están siendo descartadas, interrumpidas o se las roban los hombres, habla alto y fuerte: “Eso fue lo que dijo Mónica antes” o “Zahra tiene algo que decir”.
5. Se consciente de cómo presentas a las mujeres, sobre todo, en funciones laborales. En conferencias médicas, las mujeres presentan a los hombres como “doctor” en el 95% de los casos, pero los hombres presentan a las mujeres como “doctora” solo en el 49% de los casos, lo que minimiza injustamente las mismas credenciales que tienen las mujeres. No menciones la apariencia cuando presentes a una colega mujer, recurre mejor a sus logros o su cargo. Reemplaza la frase “Les presento a la hermosa Maya Campbell” por la frase “Les presento a la profesora maya Campbell, la directora de nuestro departamento”.
6. No la llames cariño. Con colegas y extrañas, evita los apodos diminutivos como cariño, bebé, querida, niña o jovencita. Es condescendiente usar nombres de mascotas en el trabajo. Usar los nombres preferidos muestra respeto.
7. Durante el sexo, busca un consentimiento entusiasta. Si tu pareja duda, evita el contacto visual, se queda quieta o tensa, o hace cualquier otra cosa que ralentice el ritmo del encuentro sexual, entonces DEBES DEJAR DE HACER LO QUE ESTÁS HACIENDO.
Examina tu idea de consentimiento. El viejo modelo, básicamente, dice: “Ve por ello, hasta que alguien grite que te detengas”. Pero tener una historia traumática (como las que se compartieron con la etiqueta #MeToo) puede hacer que alguien se congele como respuesta a una situación estresante y no sea capaz de decir nada, ni siquiera un “no” aunque quiera que el otro se detenga.
Así que recuerda, un no significa no… y un silencio congelado también significa no. Cambia tu paradigma. Actúa cuando recibas un sí que sea claro. El sí puede ser verbal o puede ser un acción entusiasta.
8. No uses insultos de género o misóginos. Palabras como perra, coño o puta solo se dirigen a las mujeres. Otras palabras como marica, por ejemplo, degradan los rasgos femeninos y los hacen ver como algo menor, más débil e indeseable en los hombres. Evita todas esas palabras. Si necesitas insultar a alguien, concéntrate en sus acciones, no en su cuerpo o su género.
9. Libera a los niños de los roles rígidos de género. Puedes hacer que los niños y los hombres jóvenes vean como valiosas las actividades y los rasgos que generalmente son calificados como “femeninos”. Desafía las ideas despectivas sobre lo que se consideran “cosas de niñas”. Deléitate con historias con personajes femeninos fuertes. Dale a un niño pequeño una muñeca y elogia su dulzura. Juega a las carreras de carros con una niña pequeña. Dales a los niños las herramientas y la confianza suficiente para retar y desafiar los estereotipos de género.
10. No te concentres en el aspecto de las niñas pequeñas. La primera interacción de muchas personas con una niña es elogiar su ternura, su belleza o su vestimenta. Pero eso le dice a ella –y a todos los niños que están cerca– que la belleza es su rasgo más interesante. En cambio, hazles preguntas a las niñas que sean interesantes para ellas y neutras en cuestión de género, como: ¿Qué tipo de juguete es ese? ¿Qué materias son tus preferidas en el colegio? ¿Cuál es tu animal favorito? ¿Qué estás leyendo? Hay tanto de qué hablar con una niña.
11. Dales espacio extra en la oscuridad. Si una mujer camina sola en la noche o en un área aislada, por favor, reconoce que probablemente esté nerviosa. Así que si caminas detrás de ella, reduce tu velocidad para ampliar la distancia entre ustedes. O, si quieres sobrepasarla, cruza la calle antes de acelerar. Es un pequeño gesto de cortesía que hará que cualquier mujer se sienta más segura.
12. Enséñales a los mayores cómo hacerlo mejor. Un comentario sexista o racista ‘anticuado’ puede parecer inofensivo para un pariente mayor en una reunión familiar. Pero cuando esas personas ingresan al sistema de atención en salud, en su mayoría son atendidas por mujeres que no merecen ese trato deshumanizante. Por favor, desafía al sexismo, el racismo y la homofobia en todas las edades.
13. No seas despectivo ni discutas durante las charlas sobre las formas de opresión que no has experimentado personalmente. Abre los ojos ante las costumbres groseras de nuestra cultura que ponen la carga sobre las personas oprimidas para dragar su dolor para nuestra inspección, solo para que nosotros minimicemos su experiencia diciendo que es “hipersensibilidad” o que es “solo una mala interpretación” de algo que pasó.
Hacer preguntas respetuosas es aceptable, pero nadie está obligado a respondernos. Así que pregunta con humildad. También debes ser consciente de que “hacer preguntas” a veces se convierte en “respuestas exigentes”, que rápidamente son despreciadas, atacadas con quejas insignificantes o inundadas con preguntas de mala fe. Esa es una táctica de matoneo usada para degradar, afirmar el dominio sobre otro y desviar las discusiones.
14. Acepta la incomodidad. Cambiar los sistemas que no funcionan requiere trabajo, y no siempre te sentirás bien cuando lo hagas. Las conversaciones sobre sexismo, racismo, transfobia, privilegios, apropiación cultural y otras cuestiones sociales están todas relacionadas y son temas complejos que despiertan nuestras emociones. Pero la incomodidad es una señal importante de que podemos tener algo nuevo que aprender.
Así que cuando comiences a sentirte incómodo al hablar de estos temas, la mejor respuesta es aceptar ese sentimiento y seguir discutiendo. No trates de cambiar el tema o de hacer que tus sentimientos sean el centro de la conversación. Con sinceridad, trata de entender las experiencias de los demás. Pide perdón por los errores. Permítete estar dispuesto al cambio. Y, sobre todo, sigue escuchando. Es difícil. Vale la pena.
Gracias por ser decente.