Washington (CNN) – La religión no surgió cuando Jack Phillips, un panadero cristiano en Colorado, le dijo a una pareja gay que no haría su pastel de bodas en el verano de 2012. Afectados y avergonzados, Charlie Craig y David Mullins cuentan que salieron rápidamente de la tienda sin pedir una explicación.
Pero la madre de Craig, Debbie Munn, quería saber por qué Phillips había rechazado su negocio. Lo llamó a primera hora de la mañana siguiente.
“Él compartió su fe y yo compartí la mía”, dijo Munn, quien asiste a una iglesia no denominacional en Wyoming. “En un minuto supe que no había nada más que decir”.
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Después de cinco años de litigio, la disputa entre la pareja homosexual y el panadero cristiano llegó a la Corte Suprema de Estados Unidos. Pero mientras los abogados debatían los asuntos legales de lo ocurrido en Masterpiece Cakeshop, ante la Comisión de Derechos Civiles de Colorado, surgieron interrogantes sobre la conversación entre Phillips y Munn.
Principalmente, ¿qué tiene la religión que da pie a una conversación así?
En los últimos años, los psicólogos han intentado explicar por qué la gente buena puede estar tan amargamente dividida por la política y la religión. ¿Las creencias religiosas están tan arraigadas que no toleran la disidencia? O, como algunos psicólogos han argumentado, ¿incluye la fe una saludable dosis de interés propio disfrazado de moralidad?
La religión es más que una fuente de conflicto, por supuesto. La fe ofrece consuelo y un sentido de solidaridad para miles de millones en todo el mundo. Pero esta semana fue difícil huir del lado combativo de la religión, así estuvieras en Washington, Tuscaloosa o Tel Aviv.
En Alabama, donde queda Tuscaloosa, el candidato republicano al Senado Roy Moore trató de unir a los cristianos conservadores al considerar a sus opositores como “socialistas” que “ponen al hombre por encima de Dios”. Steve Bannon, exasesor del presidente Donald Trump, dijo que Mitt Romney “se escondió tras (su) religión” cuando laboró como misionero mormón en lugar de ingresar al sorteo para la Guerra de Vietnam. Romney había criticado a los republicanos por respaldar a Moore a pesar de las acusaciones de que Moore había acosado a adolescentes cuando tenía 30 años. Moore ha negado las acusaciones.
En la escena mundial, Trump anunció que Estados Unidos reconocería a Jerusalén como la capital de Israel, incitando a una fuerte mixtura de emociones entre judíos, cristianos y musulmanes. Algunas divisiones estallaron dentro de las propias comunidades religiosas, enfrentando a cristianos contra cristianos y judíos contra judíos.
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El caso de Masterpiece Cakeshop no es tan incendiario como el de Jerusalén, Sin embargo, pone en la mesa similares preguntas sobre la voluntad de los grupos religiosos de dialogar entre principios profundamente arraigados.
Si la escena fuera de la Corte Suprema el martes fue una indicación, la respuesta sería dudosa.
Por un lado estaban cerca de 100 manifestantes que escucharon a los oradores conservadores citar la Biblia y criticar al “establishment secular”.
Veinte metros más allá se encontraba otro grupo, también de unas 100 personas, que escucharon a los oradores liberales, algunos de los cuales también citaron la Biblia y protestaron contra el fanatismo y la discriminación.
Ambas partes acusaron a la otra de intolerante, de tratar de imponer sus puntos de vista morales sobre el resto del país.
“Jesús habló de Sodoma”
La reverenda Raedorah Stewart estaba con los manifestantes que apoyaba a la pareja gay. Usaba anteojos color lavanda para combinar con sus vestimentas moradas y se describía a sí misma como una mujer rara de unos 60 años. También es la directora de la facultad del Centro de Escritura en el Seminario Teológico Weasley y una ministra de la Iglesia Bautista Unida de Cristo, en Washington.
Stewart dijo que ha experimentado intolerancia debido a su raza y sexualidad. Ella no confía en hallar un término medio con los manifestantes conservadores.
“No hay compromiso en la determinación de quién es humano y merece justicia. No buscaría persuadirlos más, solo decir: ‘Estás hecho a la imagen de Dios, y estoy hecho a la imagen de Dios, y ambos tenemos derecho a la igualdad de derechos’”.
Stewart dijo que también ha visto a personas LGBT que son escépticas sobre los creyentes religiosos, especialmente los ministros. “A veces no me ven como una persona rara”, dijo, “a pesar de que no soy una exaltadora de la Biblia”.
¿Qué haría Stewart si tuviera un negocio y los supremacistas blancos quisieran que hiciera una señal para su manifestación, una analogía que algunos conservadores han hecho a la pastelería de Phillips?
“Yo haría la señal, tomaría su dinero y lo usaría para apoyar mi ministerio”, dijo.
El reverendo Glen Bayly, un ministro retirado de la Alianza Cristiana y Misionera, una denominación evangélica, estaba con los manifestantes conservadores, con un letrero que apoya a Jack Phillips. Bayly vive en Mifflinburg, Pennsylvania, donde tiene un programa de radio llamado “The Lion’s Den University Report” sobre las experiencias de los cristianos, a menudo negativas, en universidades laicas.
Al igual que Stewart, Bayly está escéptico sobre comprometerse con los manifestantes del otro lado.
“Por supuesto que se ofenden cuando dices que su estilo de vida es pecaminoso, pero es ahí donde debe comenzar la conversación”.
Bayly dijo que la línea divisoria entre liberales y conservadores es la Biblia, donde él cree claramente que se prohíbe la homosexualidad. “Jesús habló sobre Sodoma y el Día del Juicio”, dijo, citando un pasaje del Evangelio de Mateo.
Gesticulando ante el Tribunal Supremo, continuó: “No importa lo que suceda hoy, esos jueces no son el juez supremo. Dios es el juez supremo”.
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¿Qué pasa con el argumento de Stewart de que todos los humanos están hechos a la imagen y semejanza de Dios y por lo tanto deben ser tratados por igual?
“Están hablando mucho de igualdad”, dijo. “Es un concepto espiritual. No significa que todos seamos iguales en todos los sentidos. Algunos de nosotros somos más altos, algunos son más bajos, otros son asesinos. Hacemos juicios de valor todos los días”, dijo.
Si bien ni Stewart ni Bayly vieron mucho espacio para el compromiso político, sí creyeron en las conversiones personales.
Stewart dijo que su madre, ávida lectora de la Biblia, generalmente aceptaba su sexualidad y su llamamiento como ministra, pero le preocupaba la salvación de su hija. “Ella me dijo que le preocupaba que yo predicaría a otros al cielo, pero me iría al infierno”.
Sin embargo, con el tiempo, Stewart dijo que la teología de su madre cambió, y se mudó de una iglesia bautista conservadora a la de Stewart, que se autodenomina una congregación “radicalmente inclusiva”.
“¿Tengo esperanzas de más cambios? Sí. Lo que transforma es el amor”, destacó.
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La historia de conversión de Bayly se se dio en dirección opuesta. Estaba repartiendo tratados titulados, “Fui ‘gay’: el testimonio de Stephen Bennett”.
En el tratado, Bennett, de quien Bayly dijo que era amigo suyo, describe un camino emocional, y a veces doloroso, desde la homosexualidad hasta el matrimonio heterosexual. Al orar y leer la Biblia con amigos cristianos, escribe Bennett, lentamente se dirigió al “camino de la heterosexualidad ordenado por Dios”.
“Mi historia es un sueño hecho realidad”, dice Bennett en el folleto. “Ya no lucho con pensamientos, sentimientos o acciones homosexuales. Soy un hombre heterosexual de principio a fin, de la misma manera en que Dios me creó para ser”.
“Golosinas y poder”
Hace varios años, los investigadores realizaron un estudio para ver si el interés propio podía cambiar las opiniones morales de las personas. En tres experimentos, los participantes jugaron un juego en el que se les pagaba dinero según los principios de igualdad (todos obtienen la misma cantidad) o equidad (los pagos están determinados por la fuerza con la que uno trabaja).
Los participantes que recibieron menos trabajo dijeron que era más moral dividir el dinero por igual entre todos. A los que se les asignó más trabajo dijeron lo contrario, que la equidad era el principio adecuado a seguir. El estudio también concluyó que las personas cambiaron su punto de vista rápidamente dependiendo de si podían beneficiarse.
“Poco después del inicio del juego, del descubrimiento de su propio papel y, por lo tanto, dónde residen sus intereses, los juicios morales informados por las personas cambiaron en línea con su propio interés”, escribieron los investigadores.
La psicología moral es una disciplina compleja, y los estudiosos reconocen que la ideología juega un papel importante. Pero algunos sostienen que estudios como estos indican que las creencias son solo un factor en las decisiones morales de las personas, que son más fluidas de lo que creemos.
“Lo que creemos que son principios básicos no son en realidad fundamentales”, dijo Robert Kurzban, profesor de psicología de la Universidad de Pensilvania y uno de los investigadores detrás del juego de equidad e igualdad. “A medida que cambian las situaciones, las personas tienen diferentes percepciones y miden los costos y beneficios de mantener compromisos morales”, agrega Kurzban.
Consideren la disposición de los evangélicos blancos para apoyar a los políticos que actúan inmoralmente en sus vidas personales, dijo Kurzban. En 2011, solo el 30% dijo que lo haría, pero en 2016, cuando Donald Trump se convirtió en el candidato presidencial republicano, ese número trepó al 72%.
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“Tienes que preguntar, ¿fueron sus respuestas en 2011 sospechosas, o cambiaron sus intereses porque querían a este tipo que les daría golosinas y poder?” dijo Kurzban, coautor del libro “La agenda oculta de la mente política: cómo el interés propio da forma a nuestras opiniones y por qué no lo admitiremos”.
Los evangélicos podrían argumentar, y muchos lo han hecho, que el deseo de “golosinas y poder” fue impulsado por sus creencias de que el aborto es inmoral y que la libertad religiosa debe ser protegida, posiciones defendidas por Trump.
Pero también es posible ver las preocupaciones por la libertad religiosa como impulsadas por el interés propio: el derecho a practicar la fe sin interferencia del estado, dijo Kurzban. De hecho, es posible ver ambos lados del caso de Masterpiece Cakeshop como interesados.
Las personas LGBT tienen razones obvias para protestar por la discriminación sancionada por el Estado, que, además de causar angustia emocional, limita su capacidad para comprar bienes, obtener atención médica y participar como miembros plenos de la sociedad. Los cristianos conservadores, además de sus principios, también tienen intereses propios que proteger, incluida la capacidad de actuar según esos principios sin verse obligados a dejar el negocio.
Así que tal vez no sean las creencias fundamentales apoyadas por manifestantes como Stewart y Bayly lo que haga que el caso de Masterpiece Cakeshop sea tan difícil de decidir. Tal vez sea la tarea salomónica, determinar a quién le interesa ganar. Parece un juego inflamado por el partidismo que hace que los pequeños compromisos parezcan grandes derrotas.
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Podemos ver eso en la candidatura de Roy Moore, la batalla por Tierra Santa y cualquier número de puntos calientes religiosos alrededor del mundo.
“La religión parece presentar problemas indsolubles”, dijo Kurzban. “Pero no es por la religión. Hay que mirar atrás y pensar en las cosas reales y tangibles que están en juego”.