(CNN) – A medida que se alejaban de la escena de los disparos en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas High School, la primera reacción fue de escepticismo.
Al teniente Laz Ojeda, del Departamento de Bomberos de Coral Springs, le habían dicho que su paciente Maddy Wilford tenía 15 años.
Ella había recibido al menos tres disparos en los tiroteos del 14 de febrero, y había perdido tanta sangre que los primeros en que la atendieron temieron en un inicio que estaba muerta.
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Pero Ojeda pensó que tenía más de 15 años y la despertó para asegurarse. Consciente por un segundo, ella susurró que tenía 17 años.
Eso marcó la diferencia.
En lugar de llevarla a un hospital con una instalación para niños a unos 48 kilómetros de distancia, como se le había ordenado que hiciera, Ojeda optó por llevar a Maddy a un hospital ubicado a solo 16 kilómetros de la escuela secundaria. La audaz reacción de fracciones de segundo probablemente le salvó la vida.
Ojeda contó su historia este lunes durante una emotiva conferencia de prensa en Broward Health North, el hospital al que su equipo llevó a Wildford.
Una decisión de vida o muerte
Ojeda estaba en el tercer grupo de rescate que llegó a la escuela secundaria después de que Nikolas Cruz abrió fuego contra estudiantes, maestros y personal del colegio. Dijo que era una escena de “caos organizado”.
Cuando Wilford fue llevada a ese grupo de rescate, estaba tan pálida que no creían que estuviera viva, hasta que otro oficial la sacudió.
“Creo que se quedó sin aliento, o se movió”, dijo Ojeda. “Y dio signos de vida”.
Ojeda y su equipo la prepararon para el transporte.
“Miré a Maddy y no parecía de 15”, dijo Ojeda. “Nos habían dicho que la lleváramos a (Broward Health Medical Center)”.
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Esa instalación médica, que también tiene un hospital para niños en su sede, estaba a unos 48 kilómetros de distancia, y Ojeda estaba preocupado de que Wilford muriera antes de llegar.
“La miré, le di un masaje en el esternón y le dije: ‘Oye, ¿cuántos años tienes?’”. Wilford no respondió a la pregunta de Ojeda. Él preguntó por segunda vez.
“Ella volvió en sí y me dijo que tenía 17 años”, dijo Ojeda, con la voz temblorosa de emoción mientras se limpiaba las lágrimas.
Luego tomó la decisión que, según los médicos que la trataron luego, le salvó la vida.
“¡Iremos a Broward North!”, dijo Ojeda mientras redirigía a su equipo. “Está a solo 10 millas (16 km) de distancia”, agregó.
Una recuperación milagrosa
Wilford estuvo bajo el cuidado del doctor Igor Nichiporenko, director médico de servicios de Traumatismo en el hospital.
Cuando llegó, estaba “pálida y sin respuesta. Estaba conmocionada”, dijo Nichiporenko, quien también declaró en la conferencia de prensa. Tenía poca información sobre el caso, pero podía ver que tenía “múltiples heridas de bala” en el pecho, el abdomen y la parte superior del esternón.
Nichiporenko tuvo que hacer un “control de daños”, lo que equivale a extraer balas y reparar heridas, primero en el abdomen de Wilford y luego en el pecho y en la extremidad superior derecha, donde los tendones “se rompieron por heridas de bala”.
A pesar de sus terribles heridas, Wilford ha tenido una recuperación casi milagrosa.
“Su estadía en el hospital duró menos de siete días”, dijo Nichiporenko. “Los jóvenes tienden a sanar muy rápido. Tiene mucha, mucha suerte”. agregó.
Cuando se le preguntó si la decisión de Ojeda para llevarla a Broward Health North en lugar del hospital más distante le salvó la vida a Wilford, Nichiporenko fue directo: “Sí, por supuesto”.
Wilford, quien se fue a su casa la semana pasada, también habló en la conferencia de prensa, expresando su agradecimiento a todos los que la ayudaron.
“Solo me gustaría decir que estoy muy agradecida de estar aquí, y que no sería posible sin esos oficiales y el equipo de emergencia y estos médicos increíbles”, dijo.
En cuanto a Ojeda, dijo que es difícil describir lo que esta experiencia ha significado para él.
“Sin palabras. Todo lo que puedo decir es que doy gracias a Dios”, dijo el martes en CNN.
Susan Scutti de CNN contribuyó a esta historia.