Nota del editor: Roberto Izurieta es director de Proyectos Latinoamericanos en la Universidad George Washington. Ha trabajado en campañas políticas en varios países de América Latina y España y ha sido asesor de los presidentes Alejandro Toledo de Perú, Vicente Fox de México y Alvaro Colom de Guatemala. Izurieta también es analista de temas políticos en CNN en Español.
(CNN Español) – Soy amigo y he colaborado con Keiko Fujimori, pero eso no me limita para decir, con la mayor honestidad intelectual que puedo, lo que pienso. Cuando ganó Pedro Pablo Kuczynski (PPK) escribí un artículo para esta misma página de CNN que se llama “El retorno de San Isidro”. En ese momento describía mi lectura del triunfo de PPK y los retos que enfrentaba como presidente. Su renuncia esta semana, confirma el punto de vista expresado en ese artículo hace casi dos años.
El problema más importante que vi en ese momento, y que pienso sigue siendo el problema principal en el Perú los últimos dos años (más allá del asunto en discusión que es la corrupción), es el de la representación. PPK gana, como él mismo dijo, “por una nariz” (alrededor de 50.000 votos). Keiko Fujimori, por el contrario, ganó cómodamente en primera vuelta y obtuvo una amplia mayoría legislativa. ¿Qué debieron hacer PPK, su Gobierno o —como los llamé en ese artículo— sus vecinos del tradicional barrio de San Isidro? ¿Ignorar ese resultado? ¿Ignorar al Congreso? ¿Organizar sus reuniones en el exclusivo Club Nacional?
En todo ese proceso electoral existieron enormes irregularidades que, en mi opinión, distorsionaron el resultado final o, dicho de otra forma, el resultado final no se ajustó a la función principal del proceso: representar a los electores.
Recordemos: antes de iniciarse la elección, la única que tenía liderazgo suficiente (o base electoral, o intención de voto) era Keiko Fujimori. La derecha y los sectores opuestos al fujimorismo buscan desesperadamente una alternativa. PPK fue su primera opción, pero, cómo no subía en las encuestas, se inclinan por Julio Guzmán y lo apoyan a última hora. Pero pasan dos cosas. Una, comienza a surgir una opción populista y muy cuestionada en los sectores formales de la sociedad peruana: César Acuña. Y, paralelamente, se fortalece la opción de izquierda (hasta entonces chavista) que ofrece Verónika Mendoza.
El sistema electoral de justicia descalifica a Guzmán y a Acuña. Prefiero no entrar a juzgar lo que una corte decide, pero en esos meses se dio también el debate legal sobre si Keiko Fujimori (que encabezaba las encuestas) debía también ser descalificada por haber “tocado o no tocado” un sobre con la ganancia de una rifa popular realizada durante un acto relacionado con su campaña. Eso añade argumentos sobre la validez de un debate relevante para toda la región: la politización de la justicia o la judicialización de la política.
Entonces, ya entrada de la primera vuelta, se estaba dando un problema de la representación limitada que termina permitiendo que PPK pase a la segunda vuelta, también “por una nariz”. Verónika Mendoza queda fuera de competencia. En otras palabras, PPK representaba la segunda o tercera opción política en el Perú, muy por debajo de Keiko Fujimori.
Durante toda la segunda vuelta, Keiko Fujimori mantenía una ventaja relativamente cómoda frente a PPK, pero dos semanas antes de la elección se hace público un video que tuvo mucho impacto, como irónicamente lo tuvo el video donde presuntamente se buscaba comprar votos y que le hizo perder a PPK el apoyo que tenía en el Congreso para superar la votación de vacancia presidencial. El video fue probablemente un factor determinante para la derrota de Keiko Fujimori en la elección (como lo hizo la declaración del FBI sobre Hillary Clinton, también dos semanas antes de los comicios).
Era una entrevista de un agente de la DEA de Florida que decía que había una investigación reservada sobre el presidente del partido de Keiko Fujimori. En mi opinión, era una profunda contradicción decir públicamente que había una investigación reservada pues apenas lo dices ya no es reservada. De todas maneras, y a pesar de una declaración horas más tarde en la que el Departamento de Estado de EE.UU. aclaraba que Keiko Fujimori no estaba bajo investigación, la ventaja que ella mantenía sobre PPK se diluye.
¿Qué debió haber hecho PPK ya ganada la elección? Creo que en este punto esa discusión es inútil. Aunque sí quiero anotar que debió haber tomado muy en cuenta este problema de representación real y luego, sin duda, tomar muy en serio la sombra de la corrupción, salida de los pagos que Odebrecht dijo haber hecho a una firma que le pertenecía y a otra con la que se le ha relacionado.
¿Qué le deseo al Perú hoy? Lo mejor. El Perú es un gran país, con una gran economía que progresa, con gente extraordinaria que busca ser parte de ese progreso. Pero deseo que el Perú camine en dirección a resolver ese problema de representatividad. San Isidro no es el Perú. El Perú tiene mucha gente sumida en la pobreza y la marginación que no solo merece un futuro mejor, sino también tener un Gobierno que les represente.