Nota del editor: El presentador de CNN Van Jones es director ejecutivo de Reform Alliance, una organización de justicia penal. Las opiniones expresadas en este comentario son suyas. Ver más opinión en CNNE.COM/OPINION.
(CNN) – Michelle Obama demostró una vez más que probablemente sea la mejor comunicadora del mundo. Es una de las personas más populares de Estados Unidos, con un atractivo que trasciende la política. Si lo único que hubiera hecho durante la primera noche de la Convención Nacional Demócrata hubiera sido decir “Conozco a Joe y quiero que sea presidente”, la campaña de Biden sería feliz.
Pero la ex primera dama asumió una misión más grande. Tenía dos tareas: primero, tenía que involucrar a los votantes descontentos y aferrarse a las mujeres suburbanas que impulsaron la victoria de medio término de los demócratas en 2018. En segundo lugar, necesitaba inspirar a los jóvenes, especialmente a los jóvenes negros y morenos que no votan por el Partido Demócrata.
Lo que dio fue una clase magistral. No solo estaba tratando de humillar al presidente, estaba tratando de levantar al país.
Obama comenzó con el reconocimiento de que la gente está luchando y tal vez no está de humor para una convención política. Hablaba con los padres, como madre. Ella habló sobre los niños, “mirando alrededor preguntándose si les hemos estado mintiendo todo este tiempo sobre quiénes somos y lo que realmente valoramos”.
En manos de Obama, la empatía no es algo exclusivo de Joe Biden. Es lo que nos hace humanos y decentes. Es simplemente algo que Biden comparte con nosotros y de lo que Trump carece.
Cuando dijo que Biden “conoce la angustia de sentarse en una mesa con una silla vacía”, cualquiera que haya perdido a un ser querido (que somos todos nosotros) estaba al borde de las lágrimas.
En 2016, había muchas personas decentes dispuestas a darle una oportunidad a Trump con la esperanza de que ascendiera al nivel del cargo. Pero durante los últimos cuatro años, han estado consternados por sus tuits y exasperados por su comportamiento general en el cargo. Las mujeres de los suburbios, muchas de ellas madres, pero no todas, recuperaron la Cámara para los demócratas en 2018 como votantes y voluntarias. Casi nadie en política puede atraer a esta audiencia y al mismo tiempo motivar a la base demócrata de la forma en que Michelle Obama puede hacerlo. Ella lo demostró este lunes por la noche.
Ella fue notable, pero característicamente honesta acerca de cómo algunas personas simplemente eligieron no votar en 2016 y describió lo que nos costó a todos. A los jóvenes, especialmente los votantes negros y morenos que quieren un cambio radical de inmediato, dijo que Biden sería el primero en admitir que no es perfecto. Hizo de la votación parte de una estrategia para afrontar los grandes problemas que se avecinan.
Es difícil entender el alcance de la devastación y cuánto están sufriendo los estadounidenses. Están perdiendo seres queridos, están viendo el cierre de sus negocios y se preocupan por el futuro de sus hijos.
Ante esto, Obama nos recordó nuestra propia fuerza. “Sé la bondad y la gracia que hay ahí fuera”, dijo, “en los hogares y vecindarios de todo el país”.
Aproximadamente a la mitad de su mensaje, Obama dijo que “odia la política”. Fue honesto y absolutamente creíble. Ella pronunció un discurso fundamentalmente humano y apolítico en una convención política, y fue de lo mejor.