(CNN) – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, abordó este martes el tiroteo masivo en Boulder, Colorado, y expresó su impulso más abierto al control de armas desde que asumió el cargo. El mandatario sostuvo que la muerte de 10 personas en un supermercado debería sacudir a Washington y al país para actuar.
Es un mensaje que presidentes anteriores también han usado ante resultados decepcionantes. Sin embargo, Biden tiene un historial extenso y diverso sobre el tema. En ese sentido, dejó entrever que está listo para presionar por una legislación sobre armas, incluso mientras equilibra otras prioridades en el Congreso.
En comentarios sombríos desde la Casa Blanca, Biden dijo que haría todo lo que esté en su poder para mantener a salvo a los estadounidenses. También impulsó un par de reformas de armas aprobadas por la Cámara de Representantes. Estos proyectos incluyen una medida universal de verificación de antecedentes y una prohibición de armas de asalto.
Biden admitió que todavía faltaban detalles importantes por conocerse sobre la masacre de este lunes en Colorado. Por ejemplo, el motivo y las armas del atacante. Sin embargo, el presidente insistió en que se sabía lo suficiente como para hacer un llamado ferviente por un nuevo control de armas.
“No necesito esperar un minuto más, mucho menos otra hora, para tomar medidas de sentido común que salvarán vidas en el futuro”, dijo Biden. También enumeró la prohibición de las armas de asalto y de los cargadores de alta capacidad, así como el fortalecimiento del sistema de verificación de antecedentes para cerrar vacíos legales, como áreas en las que le gustaría que el Congreso actuara.
“Esto no es, ni debe ser, un tema partidista. Este es un tema estadounidense”, sostuvo. “Salvará vidas. Vidas estadounidenses. Tenemos que actuar”, insistió.
Biden propone reformas al control de armas en un momento complejo
Ahora bien, las complicaciones de presionar por mayor control de armas en un momento en que se avecinan otras prioridades legislativas quedaron en evidencia inmediatamente. Tras sus declaraciones, Biden salió de la Casa Blanca para una visita a Ohio. Allí está promoviendo la medida de estímulo de US$ 1,9 billones aprobada a principios de este mes. Además, los asesores preparan un paquete de infraestructura que sería presentado pronto.
Durante su recorrido en la Universidad Estatal de Ohio, a Biden se le preguntó si creía tener el capital político para avanzar con el control de armas. El presidente, entonces, cruzó los dedos.
“Eso espero. No lo sé”, comentó. “No he contado todavía”.
Biden indicó este martes que la bandera de la Casa Blanca aún ondeaba a media asta para honrar a las víctimas del tiroteo en Atlanta la semana pasada cuando ocurrió el incidente de Colorado. Por lo que ordenó que las bajaran de nuevo.
De hecho, el presidente no había mencionado el control de armas tras el tiroteo en Atlanta. Incluso, a pesar de que dio declaraciones tras su visita a la ciudad. En ese momento, decidió enfocarse en una reciente serie de crímenes violentos cometidos contra estadounidenses de origen asiático.
Aún así, enfrentó una presión cada vez mayor para manifestar su opinión sobre el asunto, luego de que ocurriera el otro tiroteo masivo en Colorado.
Horas antes este martes, la vicepresidenta Kamala Harris calificó el tiroteo de “absolutamente trágico”. Sin embargo, ignoró una pregunta sobre el futuro del control de armas durante la ceremonia de juramentación de William Burns como director de la CIA.
La posición de Biden a lo largo de los años
A medida que la postura de EE.UU. sobre las armas ha evolucionado, Biden ha estado al frente y en el centro durante casi todas las etapas del camino por más de tres décadas. Su trabajo va desde el triunfo de una prohibición de 10 años sobre las armas de asalto en 1994 hasta la decepción de una presión fallida para lograr verificaciones de antecedentes universales tras la masacre de Sandy Hook.
Pero ahora Biden tiene una posición diferente, en la que nunca ha estado al enfrentar el debate de armas en EE.UU. Ahora tiene el desafío de cómo, o si, ejercer el poder de la Casa Blanca para intentar hacer realidad algún tipo de reforma sobre el control de armas.
Los tiroteos en Georgia y Colorado ocurren en el primer capítulo de su presidencia. Lo que provocó una discusión dentro del Ala Oeste sobre cuánto capital político debería gastar Biden en el asunto. Precisamente, un tema que tan frecuentemente ha resultado en frustración. Pero el debate llega en un momento en que el poderoso cabildeo de las armas está dividido y debilitado. Lo que para algunos aliados crea una posible oportunidad para Biden.
“Nada frustró más al presidente Obama que su fracaso para lograr la reforma de las armas. Pero Biden puede tener la oportunidad de hacer algo que Obama simplemente no pudo”, dijo a CNN un importante asesor de Obama, quien habló bajo condición de anonimato para tratar con franqueza las limitaciones del expresidente sobre el asunto. “Biden no es visto como una amenaza para algunas personas de la misma manera en que lamentablemente lo fue Obama”.
Está abierta la pregunta de hasta qué punto Biden quiere un debate sobre armas consuma el oxígeno político en su primer año. Sobre todo, mientras el paquete de alivio de covid-19 apenas comienza a afianzarse. Y cuando también hay un proyecto de ley de infraestructura masiva que sigue ahora en la agenda. Sin embargo, con dos tiroteos masivos solo en la última semana, los asesores saben que puede ser una elección ya tomada para Biden.